Esperar

Golpeo la puerta una vez más. Media cabeza se asoma desde la ventana del segundo piso, basta eso para reconocer mi ceja derecha y mi cabello rizado. Entonces escucho un grito:

–¡Voy!

La primera palabra que le oigo decir a él en mi vida: “voy”, me quedo ahí, esperando a que “venga”, aunque en realidad yo he estado esperándolo dieciséis años, ocho meses y veinticuatro días. Creo firmemente que no existe peor cosa que esperar. No llega. Nunca llega. Me doy cuenta que no quiero que llegue. Nunca quise que llegara. ¡Qué bueno que no llegó! Si él hubiese llegado alguna vez, yo no sería quien soy ahora. Él no llegó, llegué yo. Y entonces se abre la puerta.

–Buenos días, me llamo Sofía. Soy tu hija.

 

 

Andrea Sofía Solís Jiménez
Preparatoria 5

La vida es muy corta como para quedarse en un solo lugar │ Gloria Edith Flores Guerrero. Preparatoria Regional de El Grullo

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