¿Qué es la justicia?

Elizabeth García Gómez
Escuela Regional de Educación Media Superior de Ocotlán
Módulo Tototlán
Participante del v Coloquio Filosófico del SEMS 2016
“Hannah Arendt”
Publicado en la edición Núm. 12

 

 

Abstract

La justicia es un tema que la mayoría cree conocer y lo limita a cuestiones jurídicas y de derecho porque pocos se atreven a verla como lo que es: una cuestión de igualdad, fraternidad, equidad, generosidad y hasta de libertad. Si la justicia no existiera todo lo anterior tampoco porque la justicia es la filosofía de esos valores; es el comienzo de ellos y no sólo implica dar a cada quien lo que le corresponde o merece. A continuación se revisará a profundidad, y desde un punto de vista filosófico, todo lo que la justicia desprende y puede llegar a abarcar, desde un sencillo dilema ético hasta la forma determinante de un gobierno. Recurriendo a la excelsa obra de la República, de Platón, filósofo griego. Observaremos cómo ésta es aplicada donde menos lo vemos y entenderemos cómo un valor tan olvidado puede medir el progreso humano.

 

Hablar de justicia es hablar de un tema difícil porque es más fácil definir lo que no es a lo que es. “Esa amplia variedad de ideas asociadas a la noción de justicia están relacionadas con las injusticias percibidas en cada época que van desde la propiedad, el género, la raza y el poder y que casi siempre la convierten en el lenguaje de la reclamación y a veces de la venganza.” (Ponce, 2005).

Aplicando el argumento anterior a nuestra cotidianidad, la mayoría de nosotros ha sido víctima de la injusticia en más de una ocasión en la vida y eso es lo que moldeará en cada persona el concepto que tendrá de justicia; por lo que es importante reconocer que cada quien idealiza ese concepto de acuerdo con sus necesidades, intereses o experiencias, y es entonces cuando el ser humano es   injusto, desde el momento de querer definirla, porque no lo hace con imparcialidad.

Diversos filósofos se han dado a la tarea de responder la común pregunta   ¿qué es la justicia? Sin embargo, Platón es quien, a mi criterio, se acerca más a esa respuesta en su famoso y excelso libro La República. En él, Platón se dedica a estudiar lo justo y lo injusto a la voz de Sócrates, con su tradicional método de la mayéutica. (Olivari, 2008).

“Platón decía que el individuo justo es aquel que usa su razón según la verdad, que tiene fortaleza y valentía y que actúa con moderación; sin embargo si es ignorante no puede salir de la oscuridad en que está sumergido por falta de conocimiento.” (Malena, 2008).

En ese sentido, Platón explica que al ser la justicia un aspecto muy ligado con la razón es un tema que también abraza a la sabiduría y que ambas son determinantes para aplicar la justicia correctamente, porque no se puede emitir un juicio sin hacer uso del raciocinio y los valores personales. Además, no hay que olvidar que en ocasiones las personas no se quedarán conformes y sólo con fortaleza y valentía se afrontará esa hipotética derrota.

En el debate de La República Trasímaco define la justicia como lo que es provechoso al más fuerte4 y dice también que:

El hombre justo siempre lleva la peor parte cuando se encuentra con el hombre injusto   […]  Es preciso fijarse en un hombre de esas condiciones para comprender cuanto más ventajosa es la injusticia que la justicia […] una justicia como utilidad universal no existe, puesto que estaría en contra la naturaleza de los hombres los cuales obran solo en vista de la propia utilidad personal (Olivari, 2008).

Todo eso la mayoría de las ocasiones se cumple porque los seres humanos somos animales con instinto de supervivencia que buscamos imponernos ante los más débiles; sin embargo, también somos los únicos seres pensantes y, aunque el instinto nos lleve a ser injustos, el raciocinio es lo que nos hace justos, por eso la justicia hasta hoy sólo se conoce en la especie humana, ya que al final no es tangible, sino abstracta. Por ejemplo, si una persona quiere ser honesta en un ambiente de corrupción y ésta se corrompe, no tiene justificación porque al final es decisión de cada quien.

En La República, Trasímaco dialoga y argumenta a Sócrates que los hombres injustos son buenos y sabios, ya que son muy fuertes para apoderarse de las ciudades y los imperios, (Olivari, 2008), argumento que Sócrates derriba con una concisa pero severa afirmación: “…El que es hábil y sabio no quiere tener ventaja sobre su semejante, sino sobre su contrario, por consiguiente el alma justa y el hombre justo vivirán bien y el hombre injusto vivirá mal” (Olivari, 2008).

De ese diálogo podemos discernir que muchas veces confundimos la astucia con la inteligencia, por ello creemos que las personas que se apoderan de mala manera de las cosas son inteligentes, cuando en realidad sólo son astutas. Una persona que de verdad es inteligente no se aprovecha de las debilidades; al contrario, aprende de las fortalezas de su oponente y es como en realidad logra la victoria. Porque quien sólo es astuto e injusto construye sobre arenas movedizas y se crea enemigos; quien es inteligente y justo construye firmemente rodeado de aliados y amigos.

Sócrates, a través Platón, explica dónde nace y cuál es la naturaleza y el origen de la justicia:

 Se dice que es un bien en sí cometer la injusticia y un mal padecerla. Pero resulta mayor mal en padecerla que bien en cometerla. Los hombres cometieron y sufrieron la injusticia alternativamente; y habiéndose dañado por mucho tiempo los unos a los otros, no pudiendo los más débiles evitar los ataques de los más fuertes, ni atacarlos  a su vez, creyeron que era un interés común, impedir que se hiciese y que se recibiera daño alguno. De aquí nacieron las leyes y se llamó justo y legítimo lo que fue ordenando por la ley. (Olivari, 2008).

De acuerdo con cita de arriba, la justicia nació para proteger a quien lo necesite, incluyendo tanto al justo como al injusto, evitando los abusos y las sangrientas venganzas.

La mayoría de las personas asocia lo justo con lo bueno y lo injusto con lo malo; sin embargo, muchas veces lo justo no es lo bueno ni lo injusto lo malo, habrá ocasiones donde los roles se cambien y aun así estaremos frente a casos de justicia. El ejemplo más conocido de lo anterior es la leyenda de Robin Hood, el ladrón que le quitaba a los ricos para darle a los pobres. Lo que hacía era moralmente malo porque robaba; sin embargo, y contradictoriamente, era justo porque le daba a quienes menos tenían, quitándole a los que vivían en la abundancia. En resumen, hacía una mejor distribución de la riqueza y era considerado un héroe.

El asesinato de Francisco I. Madero en México es un ejemplo de una ineficaz forma de justicia porque él, al defender la democracia, no se atrevió a ser “malo”. No se atrevió a sancionar, a vengarse de aquellas personas que en algún momento formaron parte del gabinete de Díaz y que eran personas a favor de la injusticia que no deberían estar dirigiendo la nación y que a final de cuentas se salieron con la suya asesinándolo.

Para evitar situaciones como los ejemplos anteriores Platón también habla, en su famosa utopía política La República, de un modelo basado en cuatro virtudes que deben guiar al ser humano: prudencia, fortaleza, templanza y justicia. Compuesto por tres clases sociales: el pueblo, los militares y los filósofos, cada uno está regido por una virtud diferente: el pueblo por la templanza, los militares por la fortaleza y los filósofos por la prudencia; éstos estarían unidos por la justica. Los dos últimos debían cumplir un voto de pobreza y celibato, consolidando con esto el mito del Rey Filósofo. (Barrera, 2004).

Se trata de una utopía porque nunca se logrado que un filósofo gobierne una nación, para ello el candidato necesita hombres y mujeres que sean sus amigos y le sean leales; Platón lo dijo claro: son muy difíciles de encontrar. Por algo se repite la historia del joven Platón que, decepcionado de la política, renuncia a ser gobernante, permitiendo que un mediocre ocupe su lugar. (Olivari, 2008)

Lo curioso de todo esto es que las naciones no aplicaron lo que dijo Platón pero la Iglesia sí, aunque no de una forma tal cual. Sin embargo, si se analiza un poco su forma de organización se puede observar que el pueblo (del que habla Platón) estaría representado por los feligreses; los militares: los clérigos, sacerdotes, religiosas y demás personas que dediquen su vida a la Iglesia; el “Rey Filósofo” estaría representado por el Papa y se centra en defender lo que concierne al creador que representa todo lo bueno, lo justo y lo perfecto. El Papa tiene que ser una persona muy instruída, con grandes nociones de raciocinio para poder interpretar las Sagradas Escrituras, lo que lo vuelve un filósofo. Los dos últimos cumplen el estado de celibato durante toda su vida; en cuanto al voto de pobreza recientemente el Pontífice lo está llevando más a la práctica. Ese sistema es lo que ha llevado a la Iglesia a vivir como organización cerca de 2 000 años; cada quien hace lo que le corresponde a favor del bien común.

Aunque si bien es cierto que la Iglesia está pasando por su periodo más cuestionable, pues la pederastía y su gran riqueza están dando mucho de qué hablar.

Lo más alarmante de ello es que no sólo la Iglesia está pasando por esa crisis; el mundo tiene una crisis de liderazgo general porque la justicia trasciende más allá de lo jurídico y lo normativo, de lo justo y lo injusto, de lo bueno y lo malo. Ser justo es toda una forma de vida, porque una persona que no es justa consigo misma no podrá ser justa con los demás. Y cuando de justicia se trata no puede haber amigos, familiares ni intereses de por medio, porque entonces se pierde la imparcialidad y no se puede hacer una correcta aplicación de la misma.

Muchos perciben el modelo político de Platón como una utopía por una sencilla razón: no conocen la justicia. Cuando el mundo no conoce esa forma de vida pasa lo que se está viviendo en México: que vive bajo el yugo de un gobierno corrupto y un pueblo indiferente.

Pareciera que Platón busca al hombre perfecto para ser el Rey Filósofo pero no es así; Platón habla de un hombre o de una mujer que sean íntegros porque sólo una persona íntegra puede ser lo suficientemente capaz de poder ejercer la justicia sin confundirla ni quebrantarla. El verdadero reto de la humanidad no es en realidad conquistar otros planetas, su verdadero reto es aprender a ser justos entre nosotros mismos.

No olvidemos que la justicia se puede parecer a la equidad, la igualdad, la fraternidad, la generosidad y hasta la libertad, pero la realidad es que la justicia no es nada de ello; por sí sola, la justicia es el conjunto de todos esos valores entrelazados por el amor a la verdad y el entendimiento de las cosas. (Santos, 2010). La humanidad, por naturaleza, enaltece la injusticia y entierra la justicia pero el día que se comprenda el verdadero valor de cada una entonces podremos decir que progresamos.

 

 

Bibliografía

  • Ponce, M. (2005) Los conceptos de justicia y derecho en Kant, Kelsen, Hart, Rawls, Habermas, Dworkin y Alexy. México: Biblioteca Jurídica Virtual de Investigaciones Jurídicas de la Unam.
  • Olivari, W. (2008) “Sobre la justicia en el libro ‘La República’ de Platón”, Prologuemos derechos y valores (pp. 99-108). Colombia: Universidad Militar Nueva Granada.
  • Malena. (2008) La justicia. Consultado el 18 de septiembre de 2016, de La Guía de Filosofía. Sitio web: http://filosofia.laguia2000.com/diccionario-de-filosofia/la-justicia
  • Barrera M. (2004) “Platón y la utopía política”, Enciclopedia Temática Tercer Milenio Visual (I, p. 235). México: Editorial Norma.
  • Santos, J. (2010) Valores y liderazgo: la armonía de la Justicia. Consultado el 18 de septiembre de 2016, de: http://liredazgo.blogspot.mx/2010/10/valores-y-liderazgo-la-armonia-de-la.html