Stephanie Rivera Curiel
Preparatoria Regional de Ahualulco de Mercado
Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2019
Resumen
El tema de la eutanasia ha sido unos de los más controversiales en todo el mundo, ya que da origen a una gama de posturas cuyas perspectivas cambian dependiendo el punto de cada individuo, desde las religiosas; se dice que Dios es el dueño de la vida y él dispone cuándo se entra y sale de ella o cuando la persona decide que cada individuo gravemente enfermo (en cuyo caso no existe un tratamiento curativo y que es mortal, sea o no a corto plazo) puede decidir cuándo y cómo morir. Sin embargo, se deben de aclarar algunos aspectos, ya que se pueden definir dos puntos: estar en contra o a favor. La eutanasia se divide en diferentes tipos: voluntaria, no voluntaria, involuntaria, pasiva o activa y también se incluye si es correcto o no su aplicación.
Palabras clave: Eutanasia, muerte, vida, voluntario, involuntario, derecho, paciente y consentimiento
¿Qué es la eutanasia? La palabra “eutanasia” se deriva del griego eu, que significa “bueno” y thanatos, que significa “muerte”. Esto quiere decir buena muerte sin sufrimiento.
La eutanasia es el acto que pone fin a la vida de un enfermo terminal a su solicitud o de quienes lo tienen a su cuidado. Puede clasificarse en varios tipos. Por ejemplo, la voluntaria, que es aquella en la que el paciente acepta que se suspendan los tratamientos que le prolongan la vida o solicita que le suministren medicamentos para que se produzca la muerte. O la no voluntaria, cuando la persona no puede elegir por sí misma entre la vida y la muerte; por ejemplo, cuando sufre un accidente que lo vuelve permanentemente incompetente, y no alcanzó a manifestar si la deseaba o no. Es decir, la involuntaria es aquella en que el paciente no otorga su consentimiento.
Por otra parte, existe la eutanasia activa, que es aquella en la que existe una acción positiva a producir la muerte, por ejemplo, pastillas del sueño o administrar una inyección. La eutanasia pasiva es producida por la omisión de los tratamientos, medicamentos o alimentos que prolongan el proceso de morir. Estas son las más usuales para pacientes enfermos incurables y atormentados por el dolor. Se trata de un tema polémico que requiere un análisis profundo. Aunque para muchos sea fácil decir, «cada uno tiene derecho sobre su vida, y, por tanto, puede decidir si terminarla o no».
El respeto a la voluntad del paciente es importante haciendo valer así su derecho a la libertad. Aquí se entra ya en un debate más filosófico, porque se podría cuestionar qué tan libre es el deseo de esa persona de poner fin a su existencia. Lo que actualmente se practica es la “distanasia” o separación de la muerte y prolongación del acto de morir. Cuando al enfermo, mediante sondas, cánulas e instrumentos se le mantiene en un vivir biológico, prácticamente artificial, se está violentando la naturaleza y lo que el hospital hace es lucrar con el sufrimiento del enfermo y de los familiares, si estos pueden sostener el gasto.
En México esto aún no es legal pero recientemente se dio a conocer que el gobierno que encabeza el actual presidente de nuestro país buscará promover el derecho a una muerte digna en todo el país.
El gobierno de López Obrador no tiene la mínima intención de legalizar la eutanasia, sino de ampliar en todo el país la ya existente Ley de Voluntad Anticipada (LVA). No en vano, luego de numerosos debates esta opción de tener “una muerte digna” solamente es legal en pocos países: Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia (El periódico, 2017).
El ser humano tiene derecho de decidir sobre su propia muerte, ya que es dueño de su vida. Si una persona ya no quiere estar en el mundo sufriendo puede tomar sus propias decisiones. Es importante que existan debates para buscar la legalización, pues en muchos casos personas de bajos recursos, así como la tercera edad, padecen enfermedades incurables y terminables, que los mantienen en un gran sufrimiento, alargando su dolor y sufriendo múltiples consecuencias al no ser la eutanasia una práctica legal.
Por otra parte, no debería ser legítimo obligar a vivir a alguien que no quiere hacerlo. Cada uno tiene derecho a elegir por sí mismo qué hacer con su vida y en caso de que la persona no pueda decidir, la decisión les correspondería a las personas más cercanas a ellas. ¿Para qué hacerla sufrir hasta el día de su muerte? Se debe tener consideración por ellos. Son personas que en realidad la requieren y no lo están haciendo para complacer a los demás, lo piden por su bienestar mental y físico. Así como toda persona tiene derecho a la vida, debería de ser válido tener derecho a la muerte. La vida no es una obligación, nadie ni nada te obligó a nacer.
En su libro de Ética, Pedro Chávez Calderón da unos puntos importantes sobre la eutanasia, como que “el enfermo tiene derecho de pedir que se termine con su vida” (Chávez, 2014), que “el mal padecido debe ser incurable” (ibidem) y que “la enfermedad debe producir un sufrimiento progresivamente intenso, por lo mismo, insoportable” (ibidem).
Ponerle fin a la vida no es un tema ligero, es algo que al hacerlo no hay vuelta atrás. No es una decisión momentánea, es algo que se debe de pensar muy bien. Implica un análisis profundo y concientizar sobre las consecuencias que podrían existir. Por esto, la muerte siempre ha sido un miedo inminente que amenaza la vida y todo lo que se tiene certeza de poseer; la eutanasia contribuye a aminorarlo.
Abordar el tema de la eutanasia no ha sido fácil, puesto que muchas de las referencias analizadas han permitido recordar de forma viva experiencias, tanto propias o de familiares próximos, en los momentos en que se ha tenido que enfrentar enfermedades graves y dolorosas de seres muy queridos.
Para muchos es rechazable el privar a cualquier persona de asumir lo más serenamente su proceso de muerte. Por ello, ante un enfermo terminal, con dolor físico o sufrimiento moral, lo más justo es acompañarlo respetando su decisión. Ellos lo que más necesitan es el apoyo de las personas que los rodean para poder afrontar esas difíciles decisiones. El mundo ya no es como antes, ahora todo va evolucionando y no deberían de juzgar a las personas por sus decisiones; al contrario, debería de haber apoyo y entre todos respetar nuestros derechos, no privarles a las personas enfermas sus peticiones.
Ya para finalizar, es conveniente agregar la frase del australiano Bob Dent, quien fue la primera persona en hacer uso de la legislación que permitía la eutanasia: «si usted no está de acuerdo con la eutanasia voluntaria, entonces no la use, pero por favor no me niegue el derecho».
Chávez, P. (2014) La ética. (Primera edición). México: Patria.
Bibliografía:
Chávez, P. (2004) Eutanasia ética. México: Grupo Geoimpresores.
Lantigua, I. (2019). “Eutanasia: muerte digna, suicidio asistido, ¿cuál es la diferencia?”. Consultado en: https://www.elmundo.es/sociedad/2015/10/01/560d2c93ca4741da2a8b4579.html
Reyes, M. (2006). “Eutanasia, la muerte dulce.”. Consultado en: https://www.uv.mx/universo/207/infgral/infgral05.htm
Singer, P. (1995). La eutanasia. Compendio de ética. Madrid: Alianza Editorial.