El usuario como autoridad moral en las redes sociales

Unión│Ernesto Guillermo Ramírez González, Preparatoria Regional de Ciudad Guzmán

Unión│Ernesto Guillermo Ramírez González, Preparatoria Regional de Ciudad Guzmán

Oswaldo Daniel Velázquez Barajas
Escuela Preparatoria Regional de Tuxpan
Participante del III Coloquio Filosófico del SEMS 2014 “Karl Marx”

Abstract
Las redes sociales han revolucionado el mundo de la comunicación entre los individuos; son una relación virtual donde interactúan varios entes y comparten intereses. En los últimos años, han logrado posicionarse como nuevas plataformas de libre expresión; sin embargo, se han visto envueltas en problemas diversos, como la falta de identificación de una autoridad moral, puesto que en estas comunidades, al no ser censurada la libertad de expresión, se han presentado contrastes entre diversas ideologías.
Por ejemplo, lo que a un individuo le puede parecer bueno a otro puede resultarle malo. No obstante, el sentido de lo bueno y lo malo lo determina el individuo de acuerdo con su moral. El buen uso de las redes sociales depende del individuo y la responsabilidad moral que tiene frente a estas tendencias, puesto que no se le obligó a usar internet sino que éste es utilizado libremente por el propio individuo.

En la actualidad se habla mucho de las redes sociales, de ese nuevo mundo que usan los jóvenes del siglo XXI para hacer amigos, de la falta de moral que éstos tienen cuando se expresan a través de estas plataformas. Sin embargo, cabría preguntarse: ¿Qué son las redes sociales?, ¿qué es responsabilidad moral?, ¿cuáles son los alcances de esta responsabilidad?, ¿existe una autoridad moral en las redes sociales?
El presente ensayo tiene como principal objetivo esclarecer las interrogantes antes mencionadas y plantear una posible respuesta bajo la premisa que la única autoridad moral que regula las redes sociales es el propio individuo, que hace uso de estas comunidades virtuales y por lo tanto, él mismo establece los límites de su responsabilidad moral.
Durante estos años transcurridos del siglo XXI, se ha suscitado un cambio radical para la sociedad: el uso de internet ha modificado las relaciones entre los individuos. Ya no es una comunicación presencial la que impera sino que, en un porcentaje muy alto, se trasladó al campo virtual a través de un monitor y un perfil de usuario en Facebook, por mencionar una de estas redes.
Las relaciones sociales mudaron a comunidades virtuales, donde un ente puede buscar amigos, reencontrase con familiares o simplemente buscar con quién conversar. A las redes sociales se les denomina como “plataformas de internet que agrupan a personas que se relacionan entre sí y comparten información e intereses comunes”. (Morduchowicz, p.3, 2010)
Esta nueva forma de crear vínculos tiene múltiples ventajas, pues aunque dos individuos estén a gran distancia esto no representa un obstáculo de comunicación porque a través de las redes sociales, se pueden comunicar y establecer un vínculo más cercano.
Cabe mencionar que las redes sociales han ampliado sus horizontes, porque ahora no sólo sirven como un medio de comunicación entre usuarios iguales sino que también pueden compartir sus gustos, fotografías, crear grupos con un denominador común, compartir su estado de ánimo, crear propaganda por medio de fan pages, donde pueden dar a conocer o vender productos y servicios, etcétera. Las actividades que estas comunidades virtuales ofrecen son muy diversas, esto logra que los individuos se interesen cada vez más por ellas.
Otra de las múltiples ventajas que tienen las redes sociales, es que permite al individuo expresarse en toda la extensión de la palabra, sin que sus comentarios sean censurados. Oportunidad que ha provocado una serie de conflictos, pues al ser un espacio de libre expresión el usuario hace de este medio un canal a través del cual publica autónomamente sus ideas. Al poseer esa libertad de expresión, algunos individuos tachan sus comentarios como inmorales.
Así mismo, las redes sociales tienen sus términos y condiciones que detectan cuando alguna publicación no es conveniente para los usuarios. Y aquí nos topamos con el tema a debatir: ¿En qué momento se percata la red social de que algo es bueno o malo para sus usuarios? ¿Quién regular el problema cuando se trata de algo malo?
Al respecto han surgido una serie de debates, pues los contenidos que por estas plataformas circulan a unos individuos pueden parecerles buenos, pero para otros resultan malos. Y es aquí donde se descubre que hay un gran encuentro entre diversas opiniones y culturas, pues las redes sociales son medios de comunicación utilizados en todo el mundo. Cuando un usuario desea pertenecer a una red social, se percata que no sólo existe la visión de vida que él contempla, sino que hay diversidad de pensamientos, de formas de ver la vida y de ideologías.
Las redes sociales se han encontrado con un término muy grande: la moral. De ésta depende el “buen uso” que le dé el individuo a la comunidad virtual y que a la vez sea bien visto por la misma. Según Fernando Savater la moral “es el conjunto de normas que tú, yo y algunos de quienes nos rodean, solemos aceptar como válidas”. (Savater, pp. 20-21, 1991)
Retomando la idea de Savater, cuando un individuo entra a una red social, por lógica va crear una cuenta de acuerdo con su ideología, sus gustos y por ende, va a buscar a usuarios que compartan intereses similares a los que él posee. Entonces, la mayoría de las veces se encontrará con cosas “buenas” y muy pocas se enfrentará con cosas malas, y si llegase a pasar, será muy mínimo el problema.
En el caso que un usuario detecte que cierta publicación es inmoral, es decir, que está fuera de su ideología, puede hacer uso de las herramientas que las plataformas le ofrecen y denunciar dicha publicación. Cuando la plataforma en cuestión detecta que no sólo es un usuario quien denuncia la publicación, sino que muchos han procedido a denunciarla, tomará las medidas necesarias para solucionar la falta.
Ahora bien, la moral es diversa, cada sociedad estructura sus principios y se rige por normas que para ella cree convenientes, así también cada individuo tendrá su concepción de lo bueno o malo según sus ideas, éstas las podemos clasificar, como lo comenta Lichtenberg en sus aforismos, bajo cuatro principios de la moral:
1) El filosófico: haz el bien por el bien mismo, por respeto a la ley.
2) El religioso: hazlo porque es la voluntad de Dios, por amor a Dios.
3) El humano: hazlo porque tu bienestar lo requiere, por amor propio.
4) El político: hazlo porque lo requiere la prosperidad de la sociedad de la que formas parte, por amor a la sociedad y por consideración a ti. (Savater, p.46, 1991)
Por lo tanto, no podemos decir que lo que producen las redes sociales sea bueno o malo, eso dependerá de cada individuo. Él mismo hará buen uso de las comunidades virtuales cuando lo haga con responsabilidad moral. Recordemos lo que nos dice Wallace:
“Internet no es una tecnología que nos haya sido impuesta y ante la cual sólo podamos reaccionar de dos maneras: aceptarla tal cual es o evitarla por completo. De hecho, tenemos más poder para influir en este entorno que el que nunca hemos llegado a tener para influir en la televisión o en el teléfono, porque somos al mismo tiempo sus creadores, sus productores y sus usuarios”. (Wallace, 2001)
Por ende, cuando un usuario en la comunidad virtual se encuentra con un comentario o contenido multimedia que para él resulta inapropiado, no es responsabilidad de la plataforma sino del usuario mismo, porque no se ha percatado que él es la autoridad moral dentro de este mundo y por tanto, él es quien pone los límites. Es decir, si a él no le parecen oportunas cierto tipo de publicaciones y cree que no van con sus ideas, tiene todo el derecho y la libertad de denunciar o eliminar de su perfil a quien está publicando dicho contenido. El mismo usuario pone sus límites.
Cuando la situación se presenta al revés, por ejemplo, que el usuario esté violando las normas que rigen a la red social, produciendo comentarios o contenido multimedia que no están de acuerdo con los principios de esa comunidad, se atendrá a las consecuencias que le produzcan sus actos y su comportamiento se convertirá en falta de responsabilidad moral. Por lo tanto, una responsabilidad moral es la capacidad que tiene el individuo de responder por sus actos y esta capacidad podrá ser identifica por una conciencia moral, que la podemos definir como “la capacidad de dictaminar si un hecho fue bueno o malo, dependiendo de la ideología que ejerza el sujeto”.
Cada persona tiene su propia ideología, su propia visión de las cosas, posee cultura y creencias religiosas diferentes, cada individuo tiene un entorno particular que lo hace único y libre de ser.
Es así como llegamos a la deducción de que somos individuos diferentes y que por ello, no podemos pensar igual que los demás. Cada uno realiza actos morales diferentes, porque van de acuerdo con su idiosincrasia, no se pueden juzgar como buenos o malos los actos de los demás, lo que sí se puede es concientizar en que actuaron por un motivo específico y por cierta carencia que necesitaban cubrir.
Cada individuo es libre de ser y pensar, y actúa según sus principios morales. En el momento de hacer uso de las redes sociales actúa de acuerdo con esos principios ya sean buenos o malos. De él depende que se respete su identidad en las comunidades virtuales, pues sólo él es quien decide o no crear un perfil de usuario en las redes, él sabe hasta qué punto cubre su nivel de privacidad, pues las redes sociales tienen un código de privacidad en el que dan oportunidad al usuario de configurar su cuenta y decidir los límites de su público; estos códigos de privacidad van desde el público en general hasta restringir el acceso y sólo compartir información con ciertas personas. El usuario sabe con quién comparte sus intereses y sólo él establece sus límites, por lo tanto, su responsabilidad moral dependerá de qué tan libre quiera ser.
Las redes sociales son un espacio para compartir y expresar lo que un individuo piensa, siente, desea, y la única autoridad moral que regula estas plataformas es el propio usuario; de él depende hacer un buen uso de estas comunidades virtuales sin caer en el abuso y siempre tomando en cuenta la moral de los individuos con quienes interactúa, pues ésta es la que rige su vida, si resulta buena o mala depende de la concepción de las cosas.

Bibliografía
-Alarcón O., D., D.G. & A.F. , Revista Científica Ciencias Humanas, Las redes sociales entre las TICS y la decadencia moral, Orbis, Vol. 9, núm. 25, mayo-agosto 2013.
-ETICES, Boletín trimestral de Bioética, Ética en las redes sociales. Vol. 2, núm. 4, octubre-diciembre, 2010.
-Savater, Fernando, Ética para Amador, Barcelona, España, Ariel, 1991.
-Morduchowicz, Roxana, et al., Los adolescentes y las redes sociales, Argentina, Ministerio de educación, 2010.
-Wallace, P., La psicología de internet, Barcelona, España, Ediciones Paidós Ibérica, 2001.