Cogito, ergo sum

Samantha Nashiely Diaz Reyes | Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2023

Resumen

Si habláramos de existencia, tendríamos que cuestionar lo que existe en nuestro universo o en nuestras mentes, aquellos pensamientos que se llegan a reconocer entre sí, que llegamos a ser capaces de poder ser conscientes de la existencia de otros, algo que hace real nuestra propia existencia, pues, tal como dice René Descartes: “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”). ¿Pero realmente necesitamos pensar para existir? Pues, aunque no pensemos, seguimos existiendo. Las personas que están tan ocupadas que no se pueden dar el tiempo de pensar en su existencia, ¿dejan de existir? Claro que no, incluso las hace igual de importantes que todos nosotros, pues para existir solo debemos ser personas pensantes y partícipes de una realidad sujeta a cambios, algo que el ser humano no podría comprender con solo leerlo, pues tendemos a aceptar todo lo que nos venden como real y falso sin darle realmente un análisis profundo. No nos gusta cuestionar nuestra existencia y origen.

Palabras clave:

Existencia, pensamiento, realidad, imaginación, verdad.

Podemos decir que lo que existe lo imaginamos, pensamos y vemos, y lo que no existe lo cuestionamos. Entonces, nos podríamos preguntar: ¿existe algo más que lo que existe? No, simplemente todo ya existe. ¿Cómo lo sabes si no lo puedes imaginar? Creamos respuestas incompletas para una pregunta tan compleja. ¿Cómo soy consciente de que existo? Según René Descartes “cogito, ergo sum”. Sé que existo porque cuestiono mi propia existencia; ser consciente de mi existencia me hace existir. El imaginarme seres mitológicos o irreales los hace existir dentro de nuestra propia mente. Pero, ¿qué tal con lo que no podemos imaginar? ¿Deja de existir?

Quisiera dar una respuesta de lo que es real y lo que es falso, pero la respuesta es tan extensa que hasta la hace falsa. No hay respuesta para aquella pregunta tan subjetiva: “lo real es lo que se ve y se siente, más allá todo es falso”. Pero qué tal si no. Eso es lo que hace que al día de hoy nuestra religión sea lo más importante para nosotros. Siempre que tratamos de cuestionar la existencia de algún Dios, nos preguntamos: ¿y si…? Podemos cuestionarnos todo lo que nos ponen como real y falso, pero nunca en lo que creemos fielmente. Dice El Economista que, en el mundo, 6 de cada 10 personas son religiosas, según una encuesta mundial de las casas especializadas WIN y Gallup International, que exploró las creencias de más de 66,000 personas en 68 países en todo el mundo. Entonces… ¿qué pasa con esas 4 personas que deciden no entregar su alma a un Dios todopoderoso? ¿Las vuelve conscientes de lo que no pueden ver o sentir? Pues claro que no lo podremos ver, pero sí pensar, y algo que se piensa ya lo hace existente en la mente de cada persona. Dios no puede existir, pero tampoco inexistir, pues por existir en los pensamientos de las personas ya lo hace real y partícipe de este mundo. Que algo exista en la mente de una persona, ya lo hace existente, incluso si tú no lo puedes imaginar.

Lo que existe y lo que no existe forma parte de la vida cotidiana. Llega a ser tan necesario lo que no existe que decimos “debería existir”, suponiendo que sería de gran ayuda para todos nosotros, algo que solo a nosotros se nos podría ocurrir. Entonces todo lo que existe en la actualidad fue el pensamiento de alguien más, intentando crear algo que él o ella necesitaba. Y si fuera toda la realidad, ¿quién la habría creado? El ser humano ha sido capaz de crear toda la realidad que le rodea. Sin seres humanos, nadie sería capaz de ver qué sería de lo existente, pues somos nosotros los que hemos creado toda la realidad que conocemos hoy en día. El propósito de que exista nuestra realidad es satisfacer nuestro propio deseo y necesidad, de buena o mala manera. Aquellos conceptos que buscamos, nosotros los hemos creado, les hemos dado forma a nuestra comodidad y satisfacción.

Dennett lleva años sugiriendo que la conciencia no es real o al menos no es fundamental, es un efecto mayormente ilusorio del cerebro (que sí es real). Como dice el filósofo Thomas Nagel en su reseña, Dennett lleva 50 años en un proyecto de desencantamiento del mundo humano, usando la ciencia para liberarnos de lo que él considera son ilusiones. Este desencantamiento es la expulsión de todo espíritu fuera de la máquina biológica, de todo fenómeno (principalmente la conciencia) que no encaje con la visión científica materialista. Dennett, como Dawkins, considera que nos está liberando de la ignorancia y del pensamiento mágico; otra lectura diría que su desencantamiento nos deja en un mundo sin ningún encanto, sin ningún significado, simplemente como robots o, usando sus propios términos, como ilusiones del usuario, vagas, efímeras y mayormente inexistentes fabricaciones de la maquinaria cerebral.

Para plantearnos el por qué existimos, deberíamos preguntarnos: si no fuéramos conscientes de nuestra existencia, ¿existiríamos? Un bebé no es consciente de que existe, mas sabe lo que quiere y necesita. Entonces para plantearnos una mejor respuesta, debemos pensar que existimos porque las posibilidades han llegado hasta ese punto, un punto que no tiene un fin. Nos cuestionamos la existencia, pero nunca hasta dónde vamos a existir, hasta qué punto los seres humanos dejaremos el universo y a dónde nos iremos. Nuestros pensamientos abordarán en otra mente y o universo, y a eso no le tenemos miedo, pues no nos cuestionamos el punto en el que dejemos de existir y seamos conscientes de que no existimos. Y entonces para imaginarnos algo que no existe, primero debe de existir para luego dejar de existir.

Para Hanna Arend, la unidad de ser y pensar supone la coincidencia preestablecida de la esencia y la existencia, a saber, que todo lo que puede ser pensado existe y que todo lo que existe debe ser racional en virtud de su nivel cognoscitivo. Somos las personas más hipócritas, nos encanta jugar con los significados.

Para muchos, nuestra existencia es real porque la cuestionamos, pero si alguien que padece de esquizofrenia jura y afirma que existe algo más que lo que vemos o sentimos, solo le decimos “loco”. Si esa persona se cuestiona la existencia de lo que él o ella percibe como real, ¿lo hace existir? Claro que no. Si no existe en nuestro espacio tiempo, entonces, no existimos porque nos cuestionamos nuestra existencia, existimos porque otros están para afirmala. ¿Pero cómo sabemos que esas personas son conscientes de que existimos? Pueden ser solo nuestro propio pensamiento tratando de hacer que existamos, entonces estamos pensando y no existiendo, estamos ligados a un pensamiento con existencia propia que al mismo tiempo es consciente de la existencia de otros pensamientos, como si todos los pensamientos estuvieran interconectados a un mismo lugar donde se reúnen todos y somos conscientes de que existen las personas de nuestro alrededor con un pensamiento propio, pues somos solo un cuerpo pegado a una mente que necesita de un pensamiento para existir o se vuelve un cuerpo que los demás pensamientos no reconocen como otro pensamiento. Siempre decimos: “qué loca esa señora que le habla a las plantas, como si pudieran escucharla”, pues somos conscientes de los cuerpos que no tienen un pensamiento. Entonces, todos los pensamientos se reconocen entre sí y forman parte de un solo grupo que llega a ser tan parecido como diferente a lo que pensamos u opinamos; cada mente es un mundo, pero nunca sabremos si todas las mentes tienen un mundo.

Las cosas existen porque en nuestros pensamientos existen. Que sea real es algo muy diferente. Que algo por sí solo pueda ser pensado lo hace existente, mas no real. Tendría que existir en nuestro espacio tiempo y cumplir con las características que deben cumplir dentro de la ciencia para que fuera tomado en cuenta como algo real, y no solo como un término que se le da en nuestro pensamiento, pues nunca sabremos cómo se verá a los ojos de alguien más, ya que solo estamos conectados a una sola realidad, sin nunca poder observar el punto de vista de otros pensamientos.

Vivimos solo una realidad presente; no podremos ser conscientes de cuántas ya hemos vivido o si hemos vivido más de una. Nuestro pensamiento jugará con nuestra propia mente para borrar toda la información que pudiéramos saber, para no cuestionar si realmente estamos existiendo o pensando. He aquí donde yo les quiero hacer una pregunta: ¿sus pensamientos los controlan o ustedes controlan a sus pensamientos? Si analizamos la pregunta diríamos: “nuestros pensamientos nos controlan”, pero si tu propio pensamiento fue el que te hizo decir eso y llegar hasta esa conclusión, ¿entonces no existe algo más que solo un pensamiento acompañado de una realidad que nuestro propio pensamiento le dio un significado, donde nosotros mismos estamos dándole un propósito? Sea o no real lo que vemos, está siendo existente por nuestra propia mente que lleva consigo un pensamiento tan complejo y tan fácil de entender para todos.

Con tantos significados nunca podremos llegar a una conclusión. La pregunta de la existencia es tan difícil y compleja de responder, que preferimos resumir en lo que René Descartes ya nos había contado, pues cada que nos ponemos a cuestionarnos, nos surgen demasiados caminos por los cuales inclinarnos. Nunca llegamos a una conclusión, simplemente a un fin, el fin a una pregunta sin responder, una pregunta que seguirá siendo por muchos siglos: “Cogito, ergo sum”.