Amor
Nadie sabe qué es el amor.
Sólo Dios.
Prometió decírnoslo
y ocultó el secreto.
Te morirás con eso.
José Miguel González Valdivia
Preparatoria Regional de San Miguel el Alto
Apaleados,
tristes y desnudos
con las costras de sangre
supurando pus
un rebaño de pecadores
apilados.
No pueden ver nada,
el cielo les impide
con nubes de ceniza
encontrar la luz.
Así,
ahí
donde los hierros
de la mentira
se afilan.
Donde las vírgenes tejen
las redes de la ira.
Serán convocados.
Cecilia Jacqueline Navarro Méndez
Preparatoria 6
Que sea en silencio tu dolor.
Cae en silencio
como hoja de cerezo.
Ya vas despacio
ahora calla.
Falta poco para el final.
El viento te está permitiendo caer.
No te falta nada.
La brisa se desprende de ti
y poco a poco cae contigo.
Pequeña hoja,
delicada,
como ninguna otra.
Cae,
no luches más,
sólo cae.
María Guadalupe Haro Iturriaga
Preparatoria Regional de Colotlán
Cuando la débil brisa del mar
golpeaba mi ventana,
los vellos de mi nuca
se erizaban.
Mi cuerpo,
contraído en el suelo,
era el centro del escenario
en la noche fría.
La lejanía de mi hogar
no me impedía imaginarle:
la arena fina
bajo las plantas de mis pies,
el olor salado a paz,
el sonoro de las olas
rompiendo
ha llegado a mis rodillas.
Sin dejar atrás la frustración
el arrastre de la marea
hasta la profundidad obscura
La presión de mis pulmones
en silencio ahogado
De mis súplicas,
antes de convertirme en espuma de mar.
María Guadalupe Haro Iturriaga
Preparatoria Regional de Colotlán
Las prolongadas pulsaciones van en aumento,
con mayor potencia una tras otra, sin cesar.
Poco a poco la delicadeza del papel adquiere pigmentación,
mientras el fanatismo comienza a salir.
Sentimientos, emociones, pensamientos
se revuelven, intersectan, fusionan
intentan salir a la luz.
Me extrae, poco a poco me consume,
llevándome al clímax del momento,
ni el leve temblor de mis manos,
ni el nudo en mi garganta,
ni la respiración intersectada,
son percibidas.
La textura del papel sobre la yema de mis dedos,
palpable es esa emoción, la intriga y misterio.
El deshago al plasmar y al exponerme sin temor.
Sin límite, sin ningún comienzo
fluye, brota y se contrae.
Ese indescriptible placer que yace dentro de mí
no quiero que cese, que duerma, que muera.
No debería, empero lo hace.
Así fue como rompí conmigo misma.
Luz Evangelina Magaña Carranza
Preparatoria Regional de Puerto Vallarta
Heme aquí divinamente traído
jugando a ser poeta.
He olvidado
como todo ser que olvida
los secretos de la expresión
Y espero, como quien espera el banquete,
a la manzana hecha verso
que dijo me golpearía el cráneo
a las tres de la tarde.
Hoy fue el día.
Destapé mi nuca
y la ungí con los santos óleos;
quise ponerle una canasta
para recibir como es debido
a cualquier huésped vegetal.
Hubo de suponer que mi intención
no era acogerla una noche
menos un día:
supo que quería comer de ella,
fruto prohibido
o sacarle jugo
a su piel de poesía.
Luego supe pasado el mes
que había entregado sus dotes al viento.
Mismo viento, ¡oh, alabado!
¡Mismo viento a quien entregué mis sueños!
Alejandro de la Torre Solis
Preparatoria Regional de Huejuquilla el Alto Módulo Mezquitic
He apagado la luz dos veces,
y otras tres la he prendido.
La piel se me esconde en las venas de la poesía,
perpetuas y agonizantes.
He apagado la luz una vez más,
sosteniendo un aire surrealista.
La ambrosía de tus besos cobija nuestras almas temblorosas.
Me hablas en susurros, retorna nuestra historia.
Cuéntale al delirio la profecía de un augurio herido,
cuando los fríos vientos congelan nuestros íntimos pies descalzos.
He prendido la luz una vez más,
y al mirar la ventana, me he encontrado con la atosigable versión de mundo.
Te fugas en silencio, en palabras desnudad
donde la soledad baña las insignificantes calmas de tu ser
y el cielo pálido incendia nuestra piel desnuda.
Ya para cuando me he dado cuenta,
la batería del reloj se ha extinguido.
A lo lejos, ausencias fabricadas por las gráciles manos
exuberantes, elogiadas
muestran sus entrañas roídas.
El hilarante pasado caza la retención del ruido
al encerrar los ecos de las sempiternas voces.
El vituperio presente emerge a ciegas medias,
de majales semidestruidos,
y en la yunta, solitaria y vieja
paso a paso el sol navega en un navío
al menear agua al compás de un silbido,
clave en cuarta línea, hecha un suspiro
bajo la tormenta que crispa su melódica ausencia.
Inminente, lo enseño a crear
ausencias en la palma de su mano,
insípidamente en susurros desahuciados.
Karina Naidelyn González Govea
Preparatoria Regional de Puerto Vallarta
Me gusta llorar en silencio,
en la oscuridad de mi habitación.
Cuando todos duermen y sueñan
mientras que sólo me convierto
en un jodido polvo.
Uno que con el transcurso del tic-tac
se vuelve niebla
se vuelve nada
Y es mejor llorar sola.
No das explicaciones y no te hacen preguntas estúpidas.
Es en la noche cuando me parece mejor llorar,
así, al amanecer, no pasa nada.
Digo, te destruyes toda la noche y en la mañana es como si nunca hubiera pasado
Nadie se enteró.
Sólo tú y eso basta.
Lilián Sarahí Andrade Gómez
Preparatoria 9
Su incautación
logra destruir convicciones.
Su pensar disturba
la imaginación.
Su prepotencia, venenosa hiedra,
se desperdiga por todo paraje
convergente en su camino.
Explora por las arterias
añorando clavar el anzuelo,
ahogar la esperanza
que boya al aislar el desencanto
Se nombra a sí mismo
y la palabra, floja, cae.
Noemí García Magaña
Preparatoria 13
Escribir poesía no es dejarse ir en la hoja, o recuperar instantes; es perseguirse cada día, perderse sin poderse encontrar. Uno escribe porque cree que no tiene otra cosa mejor que hacer. Las palabras son caprichos, ideas escondidizas que no quieren ser encontradas; el lenguaje es un verdugo que las persigue sin tregua. Por eso escribir poesía resulta placentero, porque se puede atrapar a las ideas y torcerles el cuello, o deshacer ciudades enteras, construir de la nada, del caos que es la ciudad, de los miedos que nos toman cuando recorremos lo desconocido, de los anhelos de viajar a otros hemisferios en busca de no sabemos qué.
Escribir poesía es reconstruir la realidad para dejar de ser, para volver a ser, o para ser realmente. Uno debe encontrar el vocablo exacto, dice el poeta, que le pronuncie eternamente. Es despertar del sueño de la eternidad y darse cuenta del momento; es vivir a instantes y saberse efímero, volátil, saberse una pequeñísima partícula de polvo pegada a la ropa cuando caminamos tratando de escapar del trabajo, de la rutina, del tedio de estar vivos eternamente.
Despertarse del silencio y abrirse a la poesía, esa es la tarea de quien escribe, abrir la ventana y sentarse horas, días, estelares, y contemplar la vida, tratar de recuperar algo de lo que Pessoa sepultó en la ventana de su casa, que puede ser la ventana de la casa de cualquiera. Abrirse a la poesía es recuperar el tiempo perdido, ir contra la corriente, desprenderse de las ideas de todos para ir por las que nadie quiere, las ideas que se encuentran ocultas quién sabe dónde.
Escribir es oponerse al pensamiento identitario y declarar que no se es, que uno no quiere ser nunca porque la vida está hecha de inestabilidades, de inaccesibilidades, de sujetos a medias. Y uno quiere ser del mundo cuando es poesía. Decir que somos es aventurarse a que se burlen de uno cuando se escribe.
Sé que si de golpe a golpe los dedos no se enfrentan al mundo sobre el teclado o deslizándose sobre la hoja, entonces no sé qué es ser, existir o vivir.
Todo poeta nació para ser mundo y universo; por eso, cuando se queda mudo y la hoja en blanco aparece como un continuo, se siente ser humano, vuelve a sentir la imposibilidad de ser, porque ser poesía es habitar la posibilidad.
*José de Jesús Aguilera Silva
*José de Jesús Aguilera Silva (1984, Guadalajara, Jalisco) es licenciado en letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Es también promotor de lectura y escritura creativa desde 2008 y ha participado en diferentes proyectos literarios con organismos Nacionales e Internacionales, tales como Alas y Raíces proyecto de Conaculta; “Escuelas abiertas para la equidad”, proyecto multidisciplinario de la Secretaría de Educación Pública y la Oei Latinoamérica, así como el programa Luvina joven de la revista Luvina de la Universidad de Guadalajara, y el Programa de Fomento a la Lectura de la Escuela Preparatoria Regional de Tonalá Norte de la UdeG. Además es colaborador de la Revista Apócrifa Art Magazine.
¿Quién afirma con certeza
que las palabras no pueden jugar
a la trais o a los encantados?
O que cuando viramos entre páginas
les embiste una esquizofrenia maldita
que las tumba, las duerme, las sube al mar.
Que las palabras también se enamoran
y se rebelan, y cuando corren se caen
en los brazos de quien no deben.
Que las palabras, por las noches,
salen de casa y duermen juntas
bajo los puentes
después de festejar con champaña.
Nadie ha visto cómo es que las palabras
ebrias, caídas y medio muertas
juegan al glíglico ni a las jitanjáforas,
ni cómo se columpian en la mano de Cortázar
para liberarse de su descanso eterno.
Nadie, más que ellas, podría jamás
descifrar el campo fértil que las alberga.
No debe hacer uno más que cantarlas
y jugar con ellas al glíglico
tal y como a la trais.
Jesús Alejandro de la Torre López
Escuela Preparatoria Regional de Huejuquilla, Módulo Mezquitic
Publicado en la edición Núm. 12
Te convertí en algo más que poesía
escribí mil versos que hablaban de ti.
Pinté tu risa en el aire,
pinté tus manos
sobre el lienzo de mi cuerpo.
Dejé grabado tu nombre en el agua,
las siete letras
que componen tu nombre.
En este justo instante alguien
te de-le-tre-a
Karla Verónica Vargas Ramírez
Preparatoria 12
Publicado en la edición Núm. 12
Él llego como el otoño;
recogió cada hoja que cayó.
Quizá se aprovechó de la fragilidad
que sólo él sabía
me consumía.
El invierno
me cubrió con sus capas finas de hielo.
No quedó nada
Me destruyó por completo
pero la primavera me hizo más fuerte,
me llenó de vida
y cuando llegó el verano
él, simplemente, no me reconoció.
Karla Verónica Vargas Ramírez
Preparatoria 12
Publicado en la edición Núm. 12
¿Te digo un secreto?
El otro día vi a un ángel disfrazado de niño,
el niño disfrazado de joven
y el joven disfrazado de felicidad.
Si lo miras desde lejos
y con cuidado puedes ver sus alas enredadas en sus chinos
Él cree que no lo noto cuando entre risas reza al infierno y entre cantos canta y encanta a las sirenas disfrazadas de niñas escondidas en maquillaje…
El ángel a veces llora
pero cree que como ríe a la par no le veo las inundaciones de casas flotantes en sus ojos.
El ángel no se enamora
porque tiene miedo de que le arranquen las plumas
como pobre ave domesticada.
El ángel no quiere estar en una jaula,
este ángel se alimenta de sueños, no de alpiste
El ángel no folla, placer le sobra
no necesita más.
Pobre ángel… sus alas tienen polvo y su polvo más polvo
Y a su corazón le falta una rumba.
Este ángel no es como todos los ángeles
Éste no nació con arpa, nació con guitarra
Este flota con cada paso para disimular que sus pies se cansaron del suelo…
El ángel no perdona
no es un enviado de dios.
Es el sueño de un trastornado que volvió a la vida.
Dicen que estar aquí es su castigo,
por tomarse en jugo lo que sería la manzana de Adán.
Leamsi Abigail Cortes Barth
Preparatoria 7
Publicado en la edición Núm. 12