La culpa ante un hecho de sobrevivencia

Regina Victoria Olivares Giffar

Preparatoria de Jalisco

Resumen:
En el siguiente ensayo se responde a tres preguntas que hablan acerca del cómo es que el sobrevivir a un suceso traumático la gente pueda sentir culpa, así de también entender por qué ellos reaccionan de esta manera a ese tipo de situaciones y del por qué se dice que si sobrevivieron es porque tenían un motivo o una meta como tal, todas estas ideas planteadas en el escrito dado, junto con la filosofía principal de dos personas que dieron un gran aporte a esos temas de la vida. Hablando de cómo es que esta sensación de culpa llega a los seres humanos y del cómo esta de cierta forma podía ser evitada si se viera desde otra perspectiva a la situación sobrevivida, se dan varias definiciones de esta y se logra exponer de forma clara y concreta las ideas sobre la supervivencia, el sentido de la vida y la culpa.
Palabras clave: Culpa, supervivencia, vivir, individuo, traumáticas.

Según Freud, la culpa es como un dolor psíquico que se impone el propio individuo por haber traicionado al otro y por poner en riesgo su amor. Mientras que, por otro lado, la supervivencia según Darwin es lo que hace un individuo de una determinada especie para adaptarse al medio, dando así que el mejor adaptado es que el que sobrevive. Se conoce que el ser humano ha tenido que enfrentar estos dos conceptos a lo largo de su vida, por medio de situaciones traumáticas. En este ensayo se quieren contestar tres preguntas que tienen que ver con este tema.

¿Cómo las personas responden a situaciones traumáticas de supervivencia?, ¿por qué la gente se siente culpable al sobrevivir a ese tipo de situaciones? Y ¿por qué se nos dice que si sobreviven es porque tienen una “meta” como tal? Siendo como tal la segunda pregunta el tema más central de este ensayo.

Se dice que la gente al tener este tipo de eventos traumáticos en su vida puede llegar a tener un síndrome conocido como “la culpa del superviviente”. Este síndrome es una alteración emocional que se desarrolla en personas que han vivido este tipo de hechos traumáticos y de los cuales han puesto en peligro sus vidas y/o la vida de alguien más cercano a ellos que termina con un suceso de muerte hacía esa otra persona y no hacía uno mismo. Este caso lo podemos ver tanto en

situaciones pasadas como la segunda guerra mundial o el 9/11, así como en la actualidad con la pandemia del Covid-19 o la guerra entre Rusia y Ucrania. De esta manera se puede responder a la primera pregunta de este ensayo, en donde se pregunta cómo es que las personas responden a ese tipo de situaciones traumáticas de supervivencia, y aunque esta reacción no podría ser como tal algo general (o sea que se de en todas las personas), llega a ser una de las reacciones más vistas en este tipo de personas. Pero ahora que se sabe de esto, se puede plantear la segunda pregunta, que es ¿por qué la gente siente culpa por haber sobrevivido? Se tiene entendido que la gente puede llegar a tener un síndrome, esto como un causa- efecto de la situación, pero ahora debemos plantearnos el porqué de este sentimiento. Hay muchas razones tanto psicológicas como filosóficas pueden dejar en claro el por qué. Según el filósofo Karl Jaspers existen cuatro tipos de culpa: la criminal, la política, la moral y la metafísica, cada una se implicaría con la responsabilidad individual o colectiva, así como para evitar que se trivialicen las discusiones y que esta se generalice peligrosamente, o también inculpando a los inocentes o exculpando a los culpables. El ser humano ha crecido en un entorno donde el error, la distracción, la falta de atención e inclusive al no cubrir las expectativas propias, provocan ese sentimiento de culpa, aunque en el fondo deberíamos de conseguir cambios motivados no por el miedo a las consecuencias, si no que deberían de ser por asumir responsabilidad y crecimiento personal.

Desde el punto de vista religioso, el perdón llega a ser clave fundamental para la liberación de la culpa, sería la oportunidad de quedar limpio de culpa por medio de la fe, con este modo se puede entender que la liberación de la culpa constituye un punto neurálgico en el intento de la comprensión de la realidad de todo pensamiento filosófico y religioso. Aparte de ese punto, la gente siente culpa porque siente que la situación fue injusta, “¿por qué yo sí y ellos no?”, es una duda que posiblemente la mayoría de supervivientes se hace, pero también se puede decir que otras personas pueden llegar también a pensar esto, aunque ellos no hayan tenido que estar dentro de esa situación de supervivencia. A lo que llega a comentar Karl Jaspers, el pueblo también puede asumir algún tipo de culpa política y moral por no haber hecho algo para haber evitado esos crímenes creados por los otros, además

de sentir que es su responsabilidad y solo hacer como si nada hubiese pasado (lo cual es un factor malo en respecto al sentimiento de culpa, que podría ser la evasión).

Por lo que se puede entender con toda esta información, las personas como tal, pueden sentir culpa porque moralmente y/o éticamente sentimos que lo que hacemos se siente incorrecto, un punto de vista que se puede pensar, es que los supervivientes sientan esta culpa porque no pudieron ayudar a los otros, porque no pudieron hacer que ellos sobrevivieran, pero por otro lado de la situación, ellos no pudieron tener el control de ninguna de esas situaciones traumáticas, uno nunca sabe que puede pasar, pero tampoco podían poner la vida de ellos en juego, es aquí en donde la supervivencia y el sentido de la vida podrían entrar. Se tiene entendido, que para vivir se necesita de cierta forma un motivo, un sentido, ya que eso provoca que la gente pueda ver más allá de su propia vida. El filósofo Viktor Frankl comentaba que la gente de los holocaustos si sobrevivían era porque tenían una meta. Con esto se puede hablar respecto a la última pregunta, ¿por qué se dice que si sobreviven es porque tienen una “meta” como tal? Esta pregunta viene más a base de un pensamiento que el mismo Viktor tenía, al haber sobrevivido a varios campos de concentración por tres años, pudo crear un método terapéutico conocido como la logoterapia, la cual está basada en el sentido o propósito existencial. Frankl decía que muchos de los prisioneros del campo de concentración creían que la oportunidad de vivir ya se le había terminado, sin embargo, la realidad es que se les estaba presentando una oportunidad y un desafío, que si bien, podría convertirse en una experiencia de victorias, la vida es un triunfo interno o bien, que se podría ignorar el desafío y limitarse a vegetar. “Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y, después, enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros” dicho por Viktor Frankl. Un ejemplo que pone él y que ayudaría a responder la pregunta es cuándo cuenta acerca de dos compañeros del campo de concentración, los cuales ya no esperaban nada de la vida. A uno de ellos le quedaba un hijo a quien adoraba y que lo esperaba en el extranjero, mientras que, al otro, le esperaba una publicación muy

importante que debía de concluir. El padre debía aceptar que nadie le reemplazaría y el científico que nadie podría finalizar su obra. Dos casos distintos que tienen metas y responsabilidades diferentes: una actitud de amor y una actividad creativa. Son porqués de sus respectivas existencias. “El hombre que se hace consciente de su responsabilidad ante el ser humano que le espera con todo su afecto o ante una obra inconclusa nunca podrá tirar su vida por la borda”, concluye Frankl.

Para Viktor Frankl, él logró sobrevivir porque encontró que el verdadero sentido de su vida era estar feliz por estar vivo. Con esto se puede entender que la clave de la supervivencia consistía en asumir el sufrimiento del campo como un reto a superar y encontrarle un sentido. La supervivencia es un tema del cual se puede pensar mucho, porque depende mucho de cómo la veamos, como dice Frankl, tratar de tenerle un sentido a la vida, podía ayudar a lograr tener una nueva oportunidad, además de hacer ver cómo es que la gente si sobrevivía era porque tenían un motivo para un futuro inseguro. En una conclusión de estas tres preguntas, se puede decir, que las personas al pasar por este tipo de eventos traumáticos pueden sentir culpa, pueden sentir que ellos al no haber ayudado a detener las muertes de los demás se llegaran a sentir mal, por ello, ellos llegaban a pensar que no se merecían salir adelante, pero algo que Karl Jaspers dejo en claro, es que la culpa no era algo ni bueno ni malo porque esta solo cumple una función junto con la ley y la ética, la cual sería regular el comportamiento humano. La culpa dependerá mucho del punto de vista de cada persona, ellos escogerán cómo tratar este sentimiento de culpa. En otro aspecto, sabemos que los efectos que causan esta supervivencia podrían ser algo distintos si ellos pudieran ver la supervivencia como Viktor Frankl la veía, que era tratando de encontrar un motivo que ayudara a esa persona a salir adelante, aunque su futuro fuera uno incierto. Tratando de decir, que el verdadero sentido de la vida para poder lograr una buena supervivencia es poderse sentir feliz por estar vivo como lo pensaba Frankl, ya que al vivir con esa culpa solo estarían condenándose a sí mismos, por acciones de las cuales nunca pudieron tener control.

Bibliografía:

Yuste, J. (2020, 1 junio). Quien encuentra sentido puede soportarlo todo: la sabiduría del filósofo Viktor Frankl – Cultura Inquieta. Recuperado 11 de septiembre de 2022, de https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/16854-quien-encuentra-sentido-puede-soportarlo-todo-la-sabiduria-del-filosofo-viktor-frankl.html

Los problemas coinciden

Dorian Hernández Vázquez*

Uno pensaría que, mientras más viejo se va haciendo, le van interesando problemas acordes a su edad. Pero de ser cierto esto, todas las personas de la misma edad reflexionarían sobre problemas similares. Estas hipótesis son fáciles de poner a prueba; basta con mencionar en un salón de clases de bachillerato los temas que al profesor le preocupan. Si notara que los alumnos no están enterados, la afirmación se cumpliría. De igual modo, si les preguntara a los alumnos sobre sus temas de interés, es posible que el maestro no tuviera idea de ellos o una muy vaga.
Cuando trasladamos la cuestión a la investigación filosófica, la cosa empeora. Los problemas filosóficos son muy curiosos; por un lado, pueden coincidir entre investigadores porque alguien los puso de moda. Quizás, hubo un autor con ideas y argumentos lo suficientemente fuertes para mover la reflexión hacia una dirección. Por otro lado, cada quien trabaja sus temas de interés, y las discusiones filosóficas pueden versar en persuadirnos sobre cuáles son los problemas relevantes. Pero, nuevamente, los temas encuentran pensadores según el criterio de la edad. Sin embargo, está sucediendo algo a lo que debemos prestar atención: los problemas coinciden sin importar el criterio ni la edad; es decir, estamos reflexionando sobre las mismas cuestiones. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado que en todos los niveles educativos y de investigación existe un interés generalizado sobre temas tan similares?
En los siguientes ensayos filosóficos notaremos esta intuición. Por ejemplo: Ander Santos Ponce sostiene que, en la actualidad, no tenemos la posibilidad de ejercer nuestra voluntad. La publicidad capitalista, el internet y los algoritmos, nos despojan de la ilusión de practicar la voluntad consciente y, para ser libres, debemos dominar el conocimiento y la voluntad. También, Danna Sánchez Robles afirma que, si nos preguntamos si es necesario que el arte tenga un compromiso social, es muy probable que la respuesta sea no, y pone muchos ejemplos de ello. El arte es un medio para representar la realidad, el cual es valorizado según ciertos valores éticos; por lo tanto, el arte tiene el objetivo de darle mantenimiento a la cultura y a la historia. Por último, Alexis Martínez Benítez nos dice que vivir en un mundo consumista ha robado nuestra identidad y ha mercantilizado lo que somos, nos hace ajenos a nosotros mismos. No somos lo que consumimos ni lo que participamos del espectáculo. La autenticidad es posible si nos resistimos al consumismo.

*Licenciado en Filosofía y maestro en Estudios Filosóficos por la Universidad de Guadalajara, es profesor en la Preparatoria de Tonalá desde 2015. Imparte las asignaturas de filosofía y ética, así como la de comprensión de la ciencia. 

La guerra entre la publicidad y la libertad

Ander Emiliano Santos Ponce

Preparatoria de Jalisco

Resumen
A lo largo de este ensayo, buscaré demostrar cómo el sujeto común no tiene la posibilidad de ejercer su voluntad, dado que las hordas de publicidad enviadas por el mundo capitalista en el que vive no solo lo rozan, sino que lo dominan por completo. Aunado a esto, propongo la necesidad de generar conocimiento para librarse del dominio de la industria publicitaria.
Palabras clave:
Libertad, publicidad, conocimiento, voluntad, consumo.

¿Qué tanto hemos cambiado desde que llegó el Internet a nuestra vida cotidiana? ¿El Internet y las redes sociales se han apoderado de nuestra conciencia? Me atrevo a decir que la sociedad —aquella que desde una pequeña pantalla puede acceder a grandes mares de información— está contaminada por una falta profunda de libertad. Dice Herbert Marcuse que:
La cultura industrial avanzada es, en un sentido específico, más ideológica que su predecesora, en tanto que la ideología se encuentra hoy dentro del propio proceso de producción […] Los productos adoctrinan y manipulan; promueven una falsa conciencia inmune a su falsedad. Y a medida que estos productos benéficos son asequibles a más individuos en más clases sociales, la adoctrinarían en la publicidad y se convierte en modo de vida (1993).
Las páginas web nos conocen, y nos conocen muy bien. Nos conocen tanto que son capaces de acertar antes que nosotros si padecemos una enfermedad o estamos en un estado irregular. Así de poderosos son los algoritmos, que se nutren constantemente con nuestra información. Su comportamiento es similar al de una persona con la que convivimos habitualmente; la diferencia radica en que estos algoritmos nos monitorean todas las horas del día, todos los días, apropiándose continuamente de nuestra información y nuestra vida. El problema radica en que un algoritmo nos terminará conociendo más de lo que lo hacemos nosotros mismos. Y esto me recuerda las palabras de Sun Tzu: “Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla” (2003).
Me pregunto entonces: ¿cuánto peligro hemos de correr si, en nuestra travesía en un mundo que avanza tan rápido, no se nos permite conocerlo ni conocernos? ¿Nos enfrentamos a un enemigo extraño e incontrolable?
Practicar la voluntad logra el conocimiento propio; las opciones se revelan cuando se les reconoce. De la misma forma; para que exista libertad, es necesario dominar estos dos factores: conocimiento y voluntad. Por ende, cuando se ausenta uno de ellos, podemos decir que se genera una deficiencia en el manejo de la libertad. Y eso es justo lo que padecemos del mundo tecnológico.
Para poder funcionar económicamente, y debido al alcance que tienen, las redes sociales y las páginas web ofrecen servicios de publicidad. ¿Y de qué manera pueden tener certeza de influir en los usuarios si no es a través de la información que ellos mismos proveen? No es coincidencia que, cuando buscamos artículos en la web, nos bombardeen con publicidad relacionada en todas las plataformas que usamos —especialmente en Facebook—. Cuando nos damos cuenta de esto es que cobra mayor sentido el hecho de que existan modelos de negocios que aparentemente no tienen rentabilidad. Pero, pensándolo a profundidad, nos será obvio: no puede haber mayor negocio en las plataformas gratuitas que la recopilación y venta de la información de sus usuarios.
Por consiguiente, todos los días somos víctimas de la publicidad en las redes sociales, y esa publicidad nos hace desear cosas. De esa manera, la publicidad a la que somos sometidos no es únicamente mercantil, sino también política y social, lo que puede contribuir a crear una visión tergiversada de la realidad en la mente de las personas. La publicidad nos manipula, de modo que el marketing es experto en crearnos necesidades. Su objetivo es conseguir la venta de un bien o un servicio a cualquier costo. No obstante, en el camino que debe tomarse para crear aquella carencia, se encuentra casi siempre con la ansiedad y el desasosiego del consumidor. Y así pensamos en historias de personas que se han vuelto compradoras compulsivas.
Vivimos en un mundo tecnológico donde tenemos acceso a mucha información, ya sea para el entretenimiento o el conocimiento. En este ambiente moderno en el que somos bombardeados por estímulos sensoriales de todo tipo, las redes sociales son, según las estadísticas presentadas por Amazon en la base de datos de Alexa (2021), las plataformas en las que las personas pasan la mayor parte de su tiempo en Internet. Y es normal, ya que las redes sociales generan, de manera rápida y sencilla, vínculos sociales importantes que han cobrado mucha fuerza en estos tiempos de pandemia. Pero eso no es todo: el Internet proporciona servicios prácticos que buscan facilitar la existencia del humano: comida a domicilio, paquetería instantánea en moto, pornografía y plataformas de películas y series son solo algunas de las cosas que las personas pueden conseguir fácilmente. Y, claro, en todas las plataformas que ofrecen estas posibilidades hay cientos de anuncios publicitarios, porque la economía capitalista genera que el espectador se mantenga consumiendo todo el tiempo.
En cierta medida, las redes sociales aprovechan nuestra falta de libertad para tomar decisiones por nosotros, sobre todo si estamos ya acostumbrados a que nos den lo que nos gusta. Sin embargo, nos encontramos en una situación donde todo lo que nos enseña la publicidad no es más que un truco, un viso de libertad que nos hace creer que elegimos lo que queremos, cuando realmente un algoritmo lo está eligiendo por nosotros. Esto no solamente nos limita en voluntad, sino también en opciones, pues las únicas opciones que tenemos son las que la publicidad y sus algoritmos quieren que tengamos. De esta manera, es innegable que las redes sociales limitan nuestra libertad y nosotros nos damos cuenta.
Pero, aunque nunca podamos conocernos ni conocer lo que nos rodea por completo, esto no debe ser algo que limite el que continuamente busquemos enriquecer nuestro conocimiento. Es así que una persona ignorante de sí misma es menos libre que aquella que se conoce más. Saber esto nos ayudará a reconocer que la publicidad busca hacernos ignorantes para que compremos, sin dudar, lo que promociona. Las redes sociales nos brindan estímulos placenteros para hacernos ver por más tiempo la publicidad, pero es necesario que estemos conscientes de ello para poder sobreponernos. El Internet está lleno de información que nos puede dañar si lo usamos inadecuada o descuidadamente. En cambio, si lo utilizamos bien, el Internet podría ayudarnos a ser mucho más sabios y, con ello, ganarle la guerra a la publicidad y conseguir, por fin, nuestra libertad.

Bibliografía:

Alexa, an amazon.com company (2021). Top cities in Mexico. Recuperado de la base de datos de Alexa, an amazon.com company.

Marcuse, H. (1993). El hombre unidimensional, ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada. Barcelona: Planeta-Agostini

Sun Tzu. (2003). El arte de la guerra. Biblioteca Virtual Universal. Consultado en: https://biblioteca.org.ar/libros/656228.pdf

 


Crucial vital| Joscelyn Margarita López Ruelas. Preparatoria Regional de El Salto

La realidad interpretada por el artista

*Danna Andrea Sánchez Robles

Preparatoria 9

Resumen
El presente ensayo expone una postura personal sobre el arte como expresión social, como un medio para representar la realidad, a partir de lo cual es valorizada, según los principios éticos.
Palabras clave:
Arte, ética, moral, historia, sociedad, cultura, violencia.

A lo largo de la historia, el arte ha sido producto de conflictos sociales. Los artistas han escrito, pintado, hablado sobre temas que en su tiempo no eran permitidos, pero con el tiempo se ha demostrado que el que se equivocaba era el Estado y no el artista creador.
¿Es necesario que una obra sea de compromiso social o que cumpla una función específica para ser considerada arte? Diría que no, ya que hay obras en las que el compromiso social es nulo. Sin embargo, hay otras que denuncian la violencia, que efervescen en la sociedad y que se vuelven un asunto difícil, incómodo, y cuyos alcances no se resuelven a nivel político, social o institucional. Ahí, en momentos de reflexión, el arte engloba, se vuelve importante para hacer una introspección hacia lo que está repercutiendo en la sociedad. El arte resuelve, de manera que no se torne insensible todo lo que sucede.
El hombre descubrió en el arte una forma de imitación (a partir del instinto), lo cual le llevó a desarrollar la habilidad de mirar a la distancia y crear representaciones de su contexto. Fue así como se le dio vida al mundo de lo artificial, que es la suma de todas las cosas que los seres humanos hemos creado a través del arte.
La obra de arte, por tanto, es también una representación de las conductas humanas violentas y éticamente reprobables. Hoy en día, llega a generar mucha polémica. Por un lado, están los artistas que desean crear una armonía entre el artista y el público, y por el otro están los que llegan a romper con ciertas normas éticas y morales para la creación de sus obras. Ejemplo de ello es una obra de Habacuc Guillermo Vargas, expuesta en la galería Códice, llamada Exposición No.1. En dicha obra, un perro en estado de inanición fue amarrado a una pared en la cual escribió con comida de perro: “eres lo que lees”. El ambiente estaba aromatizado con piedras de cocaína y marihuana, mientras una bocina reproducía el Himno Sandinista al revés (Ham, L. 2016).
El trasfondo de la obra, sin embargo, era más complejo: el perro había sido bautizado Natividad en honor a Natividad Canda, migrante nicaragüense muerto en Costa Rica a merced de perros guardianes, mientras policías, bomberos y transeúntes habían observado cómo moría. Más allá de ser solo un perro muerto, esta obra protestaba por la justicia social y la conciencia lúcida de su contexto. A pesar de esto, el artista fue juzgado. Entonces, en casos como este, ¿se debe limitar la expresión? Agustín Solano dice:
No se crean formas lejanas a lo que directamente encontramos en un paisaje cotidiano por mero capricho, sino por una razón que humanamente ha sido construida a través de la historia, porque se encuentra en un contexto que permite exponer ciertos problemas de la sociedad en estas formas y composiciones. El artista se aleja socialmente como individuo, pero se acerca socialmente a través de su obra, que pretende crear una reflexión de lo social y manifestar, en su lenguaje y con sus fines, lo que piensa y siente (2004).
Con esto digo que lo éticamente reprochable en el arte ya existe en la realidad, y una obra solo la representa. La violencia no existe en la representación artística de un acontecimiento violento, pues el artista únicamente resignifica la verdadera violencia. Slavoj Žižek apunta sobre una obra de Picasso:
Según cuenta una conocida anécdota, un oficial alemán visitó a Picasso en su estudio de París durante la segunda Guerra Mundial. Allí vio el Guernica y, sorprendido por el “caos” vanguardista del cuadro, preguntó a Picasso: “¿Esto lo ha hecho usted?”. A lo que Picasso respondió: “¡No, ustedes lo hicieron!” (2009).
El arte además es útil, porque evita un fenómeno de pérdida. Al pasar de una generación a otra, lo que ya se va creando y compartiendo, no pierde su significado ni se deteriora. Si ya no hiciéramos arte nunca más, eventualmente nuestra cultura se iría deteriorando hasta regresar a lo silvestre (Jiménez, 2013). He aquí la función del arte: darle mantenimiento a la cultura y a la historia. Cada nueva generación va produciendo nuevas obras, y esto se vuelve un ciclo infinito, que permanece a través de la historia y genera cierta resistencia.

Bibliografía:
Ham, L. (2016). Habacuc está más vivo que nunca. Tierra Adentro. Consultado en: https://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/habacuc-esta-mas -vivo-que-nunca/
Jiménez, J. (2013). Función social del arte. Consultado en: https://youtu.be/Bt6IX5PKxJY
Solano, A. (2004). La legitimación del arte moderno. Graffylia: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras. N° 4.
Žižek, S. (2009). Sobre la violencia, seis reflexiones marginales. Barcelona: Paidós. Recuperado de: http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/05/ZIZEK-Slavo-Sobre-la-violencia.pdf

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021 *

Falsos ideales

Alexis Francisco Martínez Benítez*

Preparatoria Regional de Santa Anita

Resumen
El presente ensayo pretende realizar una crítica a la sociedad consumista e indiferente que antepone lo material y se convierte inconscientemente en parte de un sistema que muchas veces repugna y aborrece. Así, los sujetos de la sociedad del consumo terminan sintiéndose víctimas del sistema, pero fomentan a la vez su voraz desarrollo.

El consumismo nos ha sido impuesto sin siquiera darnos cuenta, ha formado una sociedad alejada de sus propias creencias y verdaderas necesidades. ¿De verdad queremos ser así, o tanta mercancía que consumimos nos convirtió en esto? ¿Se deberá al estatus social, al deseo de vestir como otros, a usar cosas que no están en nuestras posibilidades, o simplemente nos estamos dejando llevar? Lo cierto es que hemos tomado una identidad completamente falsa a la que tenemos. El consumismo favorece a este sistema, mercantilizando cosas muy simples solo para otorgar un estatus.
En realidad, desde hace tiempo banalizamos todo lo que está a nuestro alrededor, como menciona Debord: “En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso” (S.f.). Esto nos deja clara la gran separación social que hemos tenido en los últimos años; la sociedad y el sistema nos han corrompido tanto que, en vez de darnos cuenta de que estamos alejados, creemos estar más cerca de lo imaginado.
También esta forma genera un espectáculo basado en la ilusión de un sistema completamente contrario a lo que en realidad nos quieren dar a entender. Un ejemplo de esto es Instagram, una red social que tomó fuerza en los últimos diez años. Formamos parte de una simulación que nos aleja de lo que en realidad somos, contemplamos cosas banales a las que se les ha puesto precio y giramos en el consumismo fácil que rueda bajo los intereses capitalistas.
Para colmo, es el mismo sistema capitalista el que nos genera emociones y reacciones que nos impulsan a consumir más de lo que necesitamos; nos transforma en seres falsos que caen en la desesperación y en la cultura del consumismo. En consecuencia, la convivencia que surge a través de aplicaciones se basa en la publicación de fotos e historias, y tal dinámica nos hace creer que estamos más cerca de las personas, que en realidad están completamente distantes, vacías o ajenas. Porque nos limitamos a comunicarnos sin la interacción física y solo a través de un medio intangible. Pasa semejante en el deporte: preferimos verlo por televisión y generarnos una ilusoria idea en lugar de practicarlo.
Por esta razón, Alan Moore alguna vez dijo: “Ahora filmamos y fotografiamos cada momento de nuestra vida, queremos estar entretenidos, no aguantamos ni treinta segundos de introspección. Por eso nos entregamos a los dispositivos electrónicos, convencidos de que es una forma de vivir y la única que vale la pena”, tanto que nos hemos vuelto un espectáculo dentro de la sociedad, payasos tratando de dar un show en redes para llamar la atención que creemos merecer. Somos vulnerables a las ideas que gente como nosotros nos vendió, imaginamos que podemos tener la vida que las redes nos tratan de inculcar y nace la creencia de que vale más ser un influencer.
Por consiguiente, vivir en un mundo consumista que ha robado nuestra identidad y ha mercantilizado lo que somos, nos hace ajenos a nosotros mismos; como ilustra Diego Ruzzarin: “¿Quién eres? No hablo solo de tu ropa, ni de lo que compras. Sin todo eso, dime, ¿quién eres?”.
Ahora bien, ¿cómo podemos ser auténticos en esta sociedad? Mientras más nos esforzamos en ser únicos, nos volvemos contradictoriamente más como el resto, hombres iguales y grises a los que les quitan todos sus sueños y aspiraciones y las modifican.
No es comprensible por qué alguien sería la ropa que viste, los tenis que calza o el celular que porta, hasta que captamos que de alguna forma adoptamos como personalidad el consumismo. No somos los tenis que usamos, el restaurante al que vamos a comer, mucho menos el celular que portamos. Sin embargo, consumimos estos bienes materiales porque es un reflejo de la personalidad que hoy en día otorga la etiqueta de “auténtica”, aunque en realidad no lo sea.
¿Alguna vez nos hemos preguntado si de verdad nos gustan todos esos objetos, o solo nos gusta el estatus que nos confieren? Tal vez solo somos víctimas de ideales construidos por un sistema consumista que nos ha robado la capacidad de decidir.
¿Acaso nuestros sueños valen los objetos que compramos? El sistema consume nuestros sueños y anhelos para volvernos grises, sin emociones, y nos vende la idea de que el sueño de toda la vida es comprar un Porsche, aquel auto que nunca conseguiremos, pero que nos mostraron en todas las plataformas de comunicación; nos bombardearon de tal manera que comenzamos a creer que una vida hedonista y llena de lujos es la única forma de realizarnos.
Tendrá que pasar mucho tiempo para terminar con este espectáculo que nos ha vuelto grises, vacíos. Podemos aceptar las grietas que hay dentro de la sociedad o tratar de contenerlas e ignorarlas, esperando que no se vuelvan más grandes. El mundo resultará un mejor lugar para vivir cuando nos interesemos en lo que realmente vale la pena: la gente. Ese quizá sea el arte que le falta desarrollar a la humanidad: el arte de amar al prójimo, de interesarse en los demás sin priorizar las cosas materiales.

Bibliografía: Debord, G. (s.f). La sociedad del espectáculo. Nufragio. Consultado en: https://issuu.com/batsilkop/docs/debord __ g. _-_ la _ sociedad _ del _ espect 

*Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021

Leernos

Ni los profesores ni los alumnos somos completamente conscientes de las actividades que realizamos. Todos entramos en una dinámica en la que muchas actividades se colocan como prioridad, dejando de lado otras que, al ser tan obvias, parecen no tener importancia. Los alumnos están a veces más preocupados por contabilizar los créditos que les faltan, por saber cómo es la personalidad del profesor que impartirá una materia y así planificar la mejor estrategia que les hará acreditar, por intentar resolver la enorme burocracia institucional. Los profesores, por otro lado, se la pasan trabajando en pensar los contenidos del siguiente semestre, aunque no hayan acabado los actuales, y tratando de resolver la burocracia. Entre tantas preocupaciones, nos olvidamos de leer y escribir.

Los alumnos ven a sus profesores tan atareados y ocupados, que dudan, con justa razón, que los lean con atención. Los profesores, por su parte, no logramos proyectar a nuestros alumnos que en verdad nos interesa saber qué piensan. Quizás, si como profesores logramos convencer a nuestros alumnos de que serán leídos con mucha curiosidad, que nos importa saber cómo sienten, piensan y estructuran la realidad, ellos podrían conseguir mucha seriedad en sus reflexiones. Así, muy posiblemente ocurriría un salto en la calidad y el cultivo de las disciplinas humanísticas.

Vaivén es un esfuerzo por hacer notar que importa escribir, leer y ser leído. Por ejemplo: Cristian Martínez afirma que el arte es una necesidad humana y una razón importante es que podemos constatar la historia. Gracias a ello, podemos distinguir diferencias significativas que permiten entendernos. Andrea Díaz, por su parte, sostiene que el arte es una herramienta que contribuye al desarrollo del espíritu, porque la representación visual de las ideas contiene una interpretación personal, lo cual necesariamente interactúa con los demás en convivencia. Por último, Cinthia González identifica acciones sometidas a cálculo y control, las que llama “transparentes”. Estas favorecen al capitalismo y una de sus principales consecuencias es aniquilar el espíritu humano.

Hagamos saber a todos, pues, que nos interesa leernos entre nosotros, sin importar que no seamos ni profesores ni alumnos. Y el resultado de esto no será otra cosa que una comunidad intelectual mucho más fuerte. Solo se necesita disfrutar de la lectura.

Dorian Hernández Vázquez*

*Licenciado en Filosofía y maestro en Estudios Filosóficos por la Universidad de Guadalajara, es profesor en la Preparatoria de Tonalá desde 2015. Imparte las asignaturas de filosofía y ética, así como la de comprensión de la ciencia. 

¿El arte es una necesidad humana?

Andrea Janaí Díaz Rosales

Extensión Teuchitlán de la Preparatoria Regional de Ahualulco de Mercado

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021

Resumen

El arte social es una manera de expresión, de carácter creativo, el cual es interpretado a través de técnicas que nos permiten construir y analizar mediante los cinco sentidos. Sin duda alguna, el aprendizaje se ve influenciado por el arte, ya que facilita la comprensión, por medio de la imaginación, de antecedentes importantes ocurridos a lo largo de la historia. El ser humano posee características propias, de las cuales se vale para transmitir y explotar los diferentes rubros en los cuales se divide el arte, ya sea danza, dibujo, pintura, literatura, música, etc. Con el paso del tiempo, las personas descubren sus talentos y, con base en ello, realizan actividades de su agrado, las cuales pueden verse favorecidas y mejor valoradas si se emplea la creatividad, con el fin de que el contenido resulte llamativo para los demás.

Palabras clave:

Expresarnos, imaginación, creación, arte, sentidos, rubros, transmitir, clasificación, instrumentos, aprender, beneficios.

En los tiempos actuales, los intereses del ser humano se han visto reflejados e influenciados por las actividades del tipo de arte social. Es bien sabido que los conocimientos que tiene cada ser humano se ven modificados directamente por el entorno que le rodea, pues es aquí donde se ve la imaginación, la creatividad y la habilidad que posee el individuo. Por lo tanto, todos los seres humanos han tenido la necesidad de transmitir sus ideales y maneras de pensar, resultando esto, en muchas ocasiones, en la motivación para crear un deleite artístico que busca ser entregado a la sociedad.

El concepto de arte puede apreciarse de distintas maneras, ya que este es para todo el que quiera experimentarlo. Se puede encontrar en más lugares de los que podemos imaginar, desde las canciones que escuchamos, las películas, la poesía, el teatro, etc. Pero para generarlo debe existir un proceso artístico donde abunde la inspiración, surgida a partir de las vivencias y estilos únicos de cada individuo. Al final, al momento de crear la obra, el artista expresa mediante un lenguaje simbólico sus sensaciones, fantasías y emociones, mismas que influyen directamente en todo aquel que tenga contacto con la obra, creando el conocido fenómeno del contagio artístico.

Para comenzar a hablar de arte se debe definir qué es arte. En su concepción clásica, el arte “Es un sistema de reglas extraídas de la experiencia, pero pensadas después lógicamente, que nos enseñan la manera de realizar una acción tendente a su perfeccionamiento y repetible a voluntad, acción que no forma parte del azar” (Restrepo, 2005). En otras palabras, el arte es un conjunto de virtudes y emociones que motivan a la creación de una pieza artística, revelando las capacidades o las habilidades del creador.

Al crear arte, las emociones reprimidas encuentran una vía de escape en la cual se manifiesta lo creado, obteniendo así una mejora no solo en el artista, sino también en el que disfruta del arte, ya que los que disfrutan del contenido pueden llegar a verse reflejados en la obra. Por ello, se debe reconocer que el verdadero arte no necesita ser bello o atractivo, sino que debe de ser capaz de emocionar e invitar a la reflexión, produciendo así una necesidad básica del ser humano: la superación. Los beneficios del arte no son solo el demostrar las emociones del artista, sino también facilitar la comunicación no verbal, la exploración cognitiva, la actividad lúdica y el placer. Cada tipo de persona recibe información y la procesa de diferente manera; por ello, los cinco sentidos juegan un papel importante a la hora de interpretar lo percibido, dado que estos lo determinarán como agradable o no, según sus experiencias previas.

Si bien el arte es una expresión que está presente en todo lo que interactuamos en nuestro día a día, resulta extraño detenerse y analizar cómo fue que un objeto o pieza llegó a volverse parte de lo común, disminuyendo así sus particularidades, tanto propias como interpretativas. Tomando este punto como partida, podemos afirmar que la representación visual permite establecer esa conexión entre las ideas de cada individuo y el significado de cada interpretación personal. Para explicar esto, se puede hacer la analogía del vaso de agua llenado a la mitad: si bien para algunos puede resultar un vaso medio lleno, para otros puede ser un vaso medio vacío.

Según palabras de Riquelme: “A través de la historia, se han conocido muchos tipos de arte, y en estos es posible ver el desarrollo de ciertas técnicas e instrumentos utilizados” (Riquelme, 2012). Por lo tanto, el arte abarca varias disciplinas: pintura, música, dibujo, literatura y danza, entre otras, y cada una destaca por mérito propio. Diferentes estudios a lo largo del tiempo han demostrado que escuchar música tiene diferentes beneficios para nuestra salud. A su vez, ciertas canciones son capaces de cambiar el estado de ánimo del individuo, así como también de mejorar su acervo cultural.

Lo aplicado a la actividad humana es poder comprender el misterio del mundo. También es un componente de la cultura, puesto que refleja la parte económica y social de una población, de tal manera que promueve la transmisión de ideas y valores a lo largo del tiempo. Siguiendo las ideas de Riquelme:

Podemos decir que el arte tiene como elaboración o la estructuración con algún material para llegar a expresar o comunicar el sentido de quien lo realice. Otra cosa que decir sobre el arte es que debe ser libre para poder expresarnos mediante alguna experimentación estática, para poder sobrepasar las barreras ideológicas impuestas. Sin embargo, a lo largo de la historia el arte ha servido al entorno ideológico del artista (2012).

Para adentrarnos en el entorno ideológico del artista se debe de conocer el desarrollo humano que se presenta en su entorno social, ya que esto definirá la representación y el estilo que vaya desarrollando. “Cada persona forma parte de la sociedad. Esto se puede beneficiar en el entorno de un grupo de individuos, y si compartimos las características propias podemos lograr el desarrollo social” (Ortega, 2018).

Por lo tanto, al existir un buen desarrollo social, se pueden realizar varios proyectos que promuevan el arte, como lo son murales en espacios públicos, instituciones culturales, talleres de música y muchos otros más.

Podemos decir que el arte es indispensable porque es una herramienta que contribuye de diversas y bastas maneras al desarrollo del espíritu y la comunicación entre artistas y consumidores de arte. Quiero recalcar también que, como parte del proceso del arte social, es importante tener en cuenta que no solo debemos saber qué es, sino, además, ponerlo en práctica, pues esto nos permitirá asignarle un valor a nuestro modo de pensar, y con ello, lograr promover la comunicación y el conocimiento, el juego y el placer, tanto individual como colectivo.

Bibliografía:

Ortega, M. (2018). Formación ciudadana. México: Umbral.

Restrepo, M. (2005). La definición clásica de arte. Madrid: Saberes.

Riquelme, B. (2012). Arte y sociedad. México: UMSA.

No abras puertas a las que no quieres entrar | Ana Karen García Robles. Preparatoria 15.

¿Qué pasa en la sociedad?

Cinthia Elena González Coronado

Preparatoria Regional de Lagos de Moreno

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021

Resumen

En el presente texto ensayaré tres ideas del libro “La sociedad de la transparencia” (2014) de Byung-Chul Han, las cuales están vinculadas a la intimidad, la información y la revelación. ‘’La transparencia se ha convertido en un fetiche totalizante, pues no se reduce al ámbito de la política o la economía. En consecuencia, la sociedad de la transparencia es el paso hacia una sociedad positiva; esto es, abandonar cualquier negatividad para alisar y allanar las acciones sociales e insertarlas en un torrente que favorezca al capital, la comunicación y la información. Las acciones se tornan transparentes cuando se hacen uniformes y operacionales, sometidas a procesos de cálculo, dirección y control’’ (Han, 2014).

Entre las cosas más importantes para nosotros está la comida, la vestimenta, los productos de higiene personal, los domésticos, el transporte, la electricidad, el agua potable y otras tantas. Desde siempre se ha trabajado para poder conseguir recursos económicos y así cubrir estas necesidades. Pero, con el paso del tiempo, ya no se trató solo de cubrir las necesidades primarias del hombre. El mercado comenzó a sacar más y más novedades que, claramente, para todos resultaron interesantes, pero no por eso necesarias. Hoy hemos llegado a un punto en el que las personas solo compran por comprar, teniendo siempre en mente la frase ‘’algún día lo puedo necesitar’’. Pero lo curioso es que tal vez ese día nunca llegue; eso es el consumismo: comprar cosas que ni siquiera son necesarias, pero que son sumamente atractivas por ser una novedad.

Entre estas novedades se encuentra la tecnología, la cual ha avanzado a pasos agigantados, facilitando nuestras vidas al punto de volverse esencial para nosotros. Y está bien, dado que ese no es el problema, sino las cosas que se ven en los nuevos aparatos tecnológicos —como los celulares y computadoras—, entre las cuales están las redes sociales. Y como bien sabemos, todo tiene su lado negativo. En este caso, lo que se presenta en las redes sociales no siempre es fidedigno. Y digo que no siempre porque, en diversas ocasiones, las redes sociales han fungido como herramientas de vigilancia y liberación, como ventanas a la realidad social. Esto ha ayudado a que algunas personas despierten, a que desarrollen conciencia y alcen la voz, dejando de lado el miedo a hablar y decidiendo utilizar su libertad de expresión, aunque esto pueda ocasionar conflictos. En este sentido, las redes sociales cumplen un papel importante en la liberación de la sociedad, pues la manipulación que los medios ejercen sobre la información es algo que nos mantendría cegados y desconectados del mundo si, como en el pasado, no tuviéramos alternativas de expresión y conocimiento.

Desde hace mucho tiempo vivimos en una sociedad controlada, y no hablo de las normas y leyes que nos rigen, sino de las cosas que han hecho los gobiernos corruptos y las tácticas que han aplicado para que no nos percatemos de ellas. Byung-Chul Han señala que «la intimidad es la fórmula psicológica de la transparencia. Se cree conseguir la transparencia del alma por el hecho de revelar los sentimientos y emociones íntimos, desnudando así el alma» (2014). De acuerdo con el autor, en el consumismo se utiliza como estrategia exponer la intimidad del individuo y, gracias a eso, lo van convenciendo de que necesita lo publicitado. Esto genera personas que ya no son libres de elegir, con lo que se convierten en individuos controlados por los medios. Basta con observar la frecuencia con la que los productos utilizan en su publicidad la imagen de una mujer ‘’perfecta’’: lindos pechos, abdomen súper plano, cintura esbelta, piernas definidas, excelente trasero y rostro angelical, dejando de lado las implicaciones que esto puede tener en la autoestima de otras mujeres.

Y tenemos que aceptar que sí existen mujeres así. Lo malo es que el mercado ha metido ideas erróneas en nuestra mente. Por ejemplo: que así es como todas las mujeres deberíamos estar, que si no tienes ese cuerpo no eres hermosa o que necesitas tener esas características físicas para que alguien pueda fijarse en ti. Y todo es una completa mentira. Debemos estar de acuerdo en que el mercado anuncia lo que para las compañías resulta mejor, no lo que debería serlo. Ponen una cara bonita y un cuerpo perfecto, pero el problema viene cuando las personas comienzan a creerse lo que les anuncian, aquella bien llamada “publicidad engañosa”.

Por otro lado, las redes sociales se han vuelto esenciales también para los políticos, ya que muchas personas las utilizan para mantenerse informadas, y es allí donde ellos aprovechan para publicitarse. Pero cuando alguien habla mucho, tiene más posibilidades de equivocarse. Esto ocasiona que, al estar los políticos interactuando de manera constante con la gente en las redes sociales, estas últimas puedan conseguir mayores oportunidades y herramientas para confrontar a los primeros.

En consecuencia, la sociedad de la transparencia es el paso hacia una sociedad positiva; esto es, abandonar cualquier negatividad para alisar y allanar las acciones sociales e insertarlas en un torrente que favorezca al capital, la comunicación y la información. Las acciones se tornan transparentes cuando se hacen uniformes y operacionales, sometidas a procesos de cálculo, dirección y control (Han, 2014).

En conclusión, de acuerdo con el material revisado, puedo decir que las personas se están dejando llevar mucho por el consumismo. Ya no se trata solo de cubrir las necesidades, sino de conseguir cosas que rebasan por mucho la necesidad. Por otra parte, es cierto que los medios manipulan la información, con lo que han logrado tener control sobre la población, cosa que ha sido aprovechada por los políticos. Sin embargo, las nuevas tecnologías, que por un lado pueden ser dañinas, han ayudado para empoderar al ciudadano, quien ahora tiene a su disposición el conocimiento, herramienta vital para subsistir ante las adversidades, tales como la mala publicidad y la política. Como parte de este conocimiento, no debemos olvidar que todos deben tener la facultad de expresarse libremente, siempre y cuando esto no interfiera con los derechos de los demás.

Bibliografía:

Han, B. (2014). La sociedad de la transparencia. Barcelona: Herder.

Letras vacías | Iris Marisol Ramírez Caro. Preparatoria Regional de Ameca.

La necesidad del arte

Cristian Martínez Méndez

Módulo San Patricio Melaque de la Preparatoria Regional de Cihuatlán

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021

Resumen

Este trabajo pretende señalar la necesidad del ser humano de expresar lo que siente a través del arte y subrayar los beneficios de la labor artística: la perfección del estilo y la expresión, la socialización con personas afines a nosotros y la motivación que podríamos brindarle a otros. Pero el arte no solo ofrece placer y entretenimiento; a lo largo del tiempo, podemos observar a artistas que fueron reconocidos debido a que sus obras plasmaron acontecimientos importantes de la historia humana y marcaron una diferencia significativa. Así pues, se presentarán argumentos fundamentados para insistir en el valor e influencia del arte histórica y en la actualidad.

Conceptos clave:

Importancia del arte, necesidad de expresión, arte como necesidad, relación hombre-arte.

Scary eyes | Jenifer Yarely de Anda Serratos. Preparatoria Regional de El Salto.

Introducción

El arte debe ser considerado una necesidad elemental del ser humano, y para esto observaremos algunas expresiones artísticas que han logrado dejar su marca en la historia. Civilizaciones antiguas ya poseían la apreciación al arte, pues desde tiempos remotos, incluso antes del descubrimiento del fuego, ya existían manifestaciones artísticas en cuevas.

El ser humano necesita expresar lo que siente, sus estados emocionales, logros, fracasos y lo que acontece en su entorno. Esta necesidad de comunicar llevó a algunas personas a plasmar lo que sucedía en la sociedad de su época y en los lugares que habitaban, y a consecuencia de esto lograron un reconocimiento. Por ejemplo: Leonardo da Vinci, quien fue distinguido por lograr capturar el humanismo en sus obras como ningún otro lo había hecho.

Desarrollo

Se tiene presente que existen obras con bastantes años de existencia. Algunas indican que fueron hechas hace más de 40,000 años y las podemos encontrar en cuevas y montañas (Domínguez, 2019). Estos descubrimientos nos muestran que desde que el hombre tiene conciencia, ha creado obras significativas con la finalidad de recordar o enseñar con base a lo plasmado en los petroglifos.

Con el paso del tiempo, la especie humana ha evolucionado y modificado las formas de relacionarse y pensar, y estos cambios han sido registrados gracias al arte, logrando su constancia permanente.

Los humanos siempre tenemos la necesidad de expresar lo que sentimos, tal como lo hicieron artistas como Pablo Picasso, Leonardo da Vinci, Paolo Uccello, Vincent van Gogh y Rafael, por mencionar algunos de los muchos que plasmaron en sus obras sus sentimientos y formas de pensar, por las cuáles se volvieron reconocidos en el mundo.

Por tanto, podemos apoyar la afirmación: “El arte es al hombre como el agua es a la vida” (Parrilla, 2013). En el arte encontramos una cohesión y dependencia comparable a la necesidad del líquido vital para asegurarnos la vida, ya que a través de esta actividad podemos desarrollar la práctica de plasmar, comunicar e inspirar acciones sociales innatas en el ser humano. René Huyghe menciona:

El arte y el hombre son indisociables. No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin arte. Pero con este, el mundo se hace más inteligible, más accesible y familiar. Es el medio de un perpetuo intercambio con lo que nos rodea, una especie de respiración del alma, bastante parecida a la física, sin la que no puede pasar nuestro cuerpo. El ser aislado o la civilización que no llegan al arte están amenazados por una secreta asfixia espiritual, por una turbación moral.” (Huyghe, 1965).

El pensamiento de Huyghe nos remite a la relación entre el hombre y el arte que ha existido desde tiempos antiguos. Cuesta imaginar un mundo en el cual no exista el arte, pues, ¿cómo podría el hombre manifestar lo que piensa, lo que siente o simplemente dejar plasmadas las bellas cosas de la vida? No habría manera de expresarse, y mucho menos se tendría la esperanza de dejar huella en las generaciones futuras. Ahora bien, de acuerdo con Nora Ros:

El arte, en sus más diversas expresiones, es una actividad eminentemente social, que se hace presente en la vida cotidiana del hombre. Es un aspecto central de su vida que lo ayuda a diferenciarse del resto de los seres vivos ya que él es el único capaz de producirlo y disfrutarlo. El arte ocupa un lugar destacado para todos, es parte de la experiencia pública, ya que a través de él se manifiesta la propia cultura.” (Ros, 2004)

Podríamos considerar el arte como una necesidad intrínseca en el ser humano, una forma de comunicación y socialización.

Conclusión

Con base en la observación que realizamos, podemos concluir que el arte es una necesidad humana imprescindible, pues, así como requerimos de alimentación, protección y afecto, el arte también es vital para el bienestar humano. Por medio del arte podemos expresar lo que sentimos, aprendemos cosas nuevas e incluso motivamos e inspiramos a más personas. 

Bibliografía:

Domínguez, N. (2019). Descubierta la obra de arte más antigua. EL PAÍS. Consultado en: https://elpais.com/elpais/2019/12/11/ciencia/1576085162 _065582.html

Huyghe, R. (1965). El arte y el hombre. Barcelona: Planeta.

Parrilla Canales, J. (2013). El arte como necesidad. LINARES28. Consultado en: https://www.linares28.es/2013/11/23/arte-como-necesidad/

Ros, N. (2004). El lenguaje artístico, la educación y la creación. Buenos Aires: Revista Iberoamericana de Educación.

Cruzando tu oscuridad | Jennifer Fernanda Pacheco Ramos. Preparatoria Regional de El Salto.

Comunidad universitaria:

un análisis particular de los problemas de la sociedad y circunstancia mexicana

En el juego Juan Jesús Chitica Gutiérrez. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Estimado lector, los escritos compilados en esta revista fueron realizados con la mejor de las intenciones. Desde el inicio, se puede percibir como un acto desinteresado que cumple con una finalidad en sí misma, y es, por tanto, libre. Los que escriben, lo hacen sobre temas en los que están directa o indirectamente implicados, de tal manera que les afectan como a muchos otros ciudadanos del Estado y del Mundo. En un sentido ético y político, la Universidad de Guadalajara está comprometida con el desarrollo y la creación de oportunidades, así como con el pensamiento crítico. Es por ello que constantemente crea espacios en común para la reflexión y el análisis de los problemas generados por la circunstancia histórica y la convivencia social.
                Si los textos hubieran sido escritos con la finalidad de ganarse la popularidad o el mundo, lo hubiesen hecho utilizando técnicas propias del marketing o la publicidad. Pero, entonces, hubiese sido necesario otro tipo de estrategias que implicaran cambios artificiales y estéticos con el mantenimiento aparencial de una diplomacia que renuncia a la crítica y a la valoración; podría haberse optado por presentar a grandes figuras internacionales, con todos los protocolos formales y económicos que rebasan las condiciones de las aulas, la comunidad y el trabajo académico de una universidad pública. El trabajo es más cercano, simple y honesto, pues son los alumnos, profesores y trabajadores de dicha institución quienes se ven satisfechos con la difusión del pensamiento gestado al interior de las aulas. Con ello se cumple un derecho humano y civil que consiste en permitir la expresión de los puntos de vista y en ser considerado para todo lo que afecta directamente a la población.
Dicho de esta manera, estimado lector, son ellos mismos, los miembros concretos de la comunidad académica —con sus vidas y cuerpos puestos en la convivencia social y haciendo uso de la voz pública—, quienes conforman el contenido de la revista. Podría usted considerar el atrevimiento de hablar con voz propia sobre asuntos públicos como un acto frívolo o vano, pero considere la voz de los miembros de nuestra comunidad universitaria como una expresión legítima en un medio público, creado a partir del uso de la libertad y el ejercicio democrático del derecho a la información. Lo que mostramos aquí es la visión de las personas que se expresan a través del manejo de ideas por escrito, con la particularidad de que pertenecen a un sector específico de la población, el que constituye la educación media superior, que experimenta en sus modos de ser, vivir y pensar, los problemas de identidad, la falta de valores que vinculan y protegen a la sociedad, la discriminación, la falta de impartición de justicia y de acceso a las oportunidades de desarrollo. Experimentando esto como una amenaza constante que puede llevar a un proceso de afectaciones que impida o limite el desenvolvimiento personal, profesional y ciudadano de los miembros de nuestra comunidad, todos ellos, los que escriben, pueden ser tomados como una voz y vía de comunicación de una gran comunidad; esperan ser leídos y considerados por los demás ciudadanos. Quizá sea entonces de importancia e interés público tratar de entender desde dónde y cómo se piensan tales problemas sociales, a la espera de ser atendidos, y en el mejor de los casos, resueltos en algún momento del proceso de consolidación democrática en México.

Aldo Carbajal Rodríguez*

*Licenciado en Filosofía y maestro en Lingüística Aplicada por la Universidad de Guadalajara, es también maestro en Educación por la Universidad Iberoamericana León. Desde el 2009 se desempeña como docente en la licenciatura de Filosofía de la misma casa de estudios y es profesor en la licenciatura de Artes de la Escuela Superior de Arquitectura desde el 2017. 

Un regalo para algunos, castigo para otros y favor para la mayoría

Sergio Emmanuel Ramírez Anaya

Módulo Tecalitlán de la Preparatoria Regional de Tuxpan
Participante del Encuentro filosófico del SEMS 2020

Resumen

La muerte, como el límite temporal absoluto por excelencia, cuñe al hombre de una forma única y definitiva, y así, la muerte persigue a la imaginación y delimita el horizonte de lo pensable. Mientras que para algunos individuos la muerte es la única sanación a todos sus males, para otros se convierte en su peor pesadilla, haciendo que el miedo a ella pueda dar lugar a una especie de fracaso existencial o ético. ¿Cuál sería entonces una relación auténtica con la muerte? ¿Posee más o menos autenticidad el temor por lo inimaginable? O, mejor: ¿imaginar la muerte es domesticarla dentro de las realizaciones de la imaginación humana? Vivir en la negación de la muerte significa hacerlo dentro de los confines de la ilusión, desinformando, desde el puberto, la existencia de esta. Siendo referente este caso del pavor, es importante saber que seduce con una realidad aparente.

Palabras clave: Muerte, miedo, hombre, negación, temporal, imaginación.

Cruel inocencia | Joscelyn Margarita López Ruelas. Preparatoria Regional de El salto

Introducción

Los juegos de azar son concebidos donde, en la máxima cumbre de estos, posa el aclamado tema del nacimiento y la muerte. Ansiosos, interesados y preocupados hasta los huesos, queda en la tarea de asistir a cada partida, porque a nuestros ojos todo va puesto en ella.
En esta secuencia repercute la presencia de la naturaleza humana; otorgando a cada individuo la habilidad del sentir, y con esto, anteponiéndose el sentimiento al miedo a la soledad, a la tristeza o al desamparo. Miedo a la muerte, ese efecto terminal que, basándose en la definición literal, resulta de la “extinción del proceso homeostático en un ser vivo que, con ello, se precede al fin de la vida” (DLE, s.f.) De esta nomenclatura habitualmente se habla con un significado mantelado, supliéndola por eufemismos (palabras que sustituyen a otras de mal gusto) los cuales maquillan su verdadero fin y propósito. Sujetos con apegos al misticismo o corrientes similares, llegan a hacer ritos a un venerable ente divino, caracterizado con rasgos de la anatomía humana, lo que ha generado que se interiorice en la población la participación de esta con su adminículo para suprimir vidas a cambio de la inexistencia.
No obstante, dejando a un lado las definiciones de la palabra, la impotencia de tratar con algo desconocido saca de las casillas a gran parte con tan solo la mención de ese sustantivo, pero, volviendo al punto inicial de la tesis, ¿qué es lo que en verdad nos asusta, qué nos atemoriza perder? Las fobias a cualquier hecho que no podamos tratar frente a frente nos van a intranquilizar; por ello, la muerte genera perjuicio solo a quien, en primer plano, la tiene en su pensamiento y la ve como el límite de su existencia, sin dar por hecho que es un proceso natural, y no contempla la trascendencia como una manera de vivir eternamente.
En mi caso, un par de veces me he llegado a cuestionar sobre qué podemos encontrar detrás de nuestro último aliento. Preguntas como: ¿dónde descansará la chispa del espíritu que algunos consideran que somos? La respuesta fugaz que se me viene a la mente es que probablemente solo se corroerán nuestros huesos hasta el final, aunque también se pueden considerar los razonamientos de las Leyes de la Termodinámica, como la célebre frase del divulgador científico Carl Sagan: “solo somos polvo de estrellas”.
Desde mi infancia, siempre he tenido inculcado el valor de la fe, y hasta la fecha no lo he perdido (aunque sí ha cambiado, pero eso es otro tema). Dicho esto, entonces, ¿qué me espera a la hora de mi muerte? Los seguidores de Buda, Jesús, Alá, e incluso a los incrédulos de la religión ¿tendremos todos el mismo final? Es precisamente esa complementariedad la sustancia que contrapesa nuestra existencia.
 

Desarrollo

Un punto importante a señalar es que la vida es existencia, pero no necesariamente todo lo que existe es vida. Bajo este concepto se resguardan muchos símiles. Además, es aquí cuando podemos decir que el alma se desprende del cuerpo; el alma existe, pero no vive, debido a que la vida implica mortalidad y ese aspecto carente conduce a que la existencia nos lleve a relacionarlo como atemporal, implicando inmortalidad.
Ahora bien, cuando somos pequeños, y a medida que vamos madurando, los colegios tienen el deber de instruirnos el conocimiento «necesario» para enfrentar nuestro futuro con solvencia, dándonos a conocer el ciclo de la vida. Ahí nos enseñan cada proceso de la vida desde el nacimiento, el crecimiento de cada ser, los alimentos que se requieren y hasta los hábitos correctos, empero, dejan a la intemperie la etapa final de la vida (la muerte) y evitan a toda costa tocar cualquier tema que implique esta palabra. ¿Hay algún motivo para esconder una etapa que inevitablemente pasará? ¿Una sabiduría carente de esto puede considerarse ajeno a la vida? Esto sin duda delimita al hombre a ver el mundo, impidiendo que tengan una mirada global sobre su condición de ser vivo.
Educar, para tener una conciencia sana con realidad auténtica sobre el hecho de morir, nos da a entender que cada momento de la vida es único e irrepetible y que el presente tiene su propio sentido, sin depender del futuro, por la ignorancia de creer más allá de nuestro presente.
Cabe destacar que, así como todo tiene un principio, tarde o temprano tiene que salir un final. El globo de helio pasajero, al dejarlo libre cual feliz ave, planea sobre la fresca brisa del aire; sin embargo, no tardará demasiado en llegar a tocar nuevamente la tierra y acabar su pleno disfrute. Con la analogía anterior, trato de dar a entender que es inevitable que termine la vida tal como la conocemos en algún momento; mañana, dentro de una semana, un mes, una década o incluso más, pero llegará a su final. Empero, ¿es motivo suficiente para llegar a sentirnos desolados, tristes o angustiados? Si pensamos desde otra perspectiva, que todo el mundo es eterno, ¿llegaría el tiempo en el que se logre la felicidad con esto? Tener como única preocupación el placer o cosas vagas no daría la felicidad suficiente al saber que un logro costó escaso tiempo y sudor de una fracción de vida que jamás regresará. El ser eterno te privaría de estos propósitos al darte solución y materia para reparar cada uno, quitando así, el disfrute pleno.
Dicho lo anterior, entonces, podemos decir que, feliz o desgraciadamente, todos vamos a morir. Esto es irremisible y no debe tratar de endulzarse. El amargo trago que deja este sentimiento debe tratarse con la amargura que apaña su duro significado. Debemos aceptar sin peros que ineludiblemente llegará a nuestros seres queridos y a nosotros el final de todo. No obstante, no se debe dejar que el pensamiento recóndito del óbito de cada individuo inflija en el pasar de cada día, ya que lo único que se consigue con el afecto es una generación de angustia. ¿Será por esa razón que, a lo largo de la vida, la muerte es percibida como una sensación zozobrosa?
En este sentido, Schopenhauer propone las acciones de la naturaleza como

“un acto totalmente natural y despreocupado por desenraizar la vida sin hacer ningún esfuerzo para salva la vida del hombre o del animal” (Schopenhauer, 1993).

La naturaleza, sin oponer un gramo de resistencia a sus organismos; no sólo a la avidez del más fuerte, sino al azar más ciego, al humor del primer imbécil que pasa, a la perversidad del niño; esta expresa así, con su estilo lacónico, concisa y precisa indiferencia al anonadamiento de estos seres que no puede perjudicarla, que nada significa y que, en casos tales, tan indiferente es la causa como el efecto. Es por esta razón que no vale la pena tener el amortiguamiento en estas, ya que quedan exentos de total incredulidad frente al final del hilo.
Entonces, ¿nos queda esperar nada de la vida? ¿Qué nos guarda el seguir viviendo, si sabemos que todo es en vano? Si analizamos estas cuestiones con el propósito de querer acelerar el proceso de tan efímera situación, no hay esperanza de nada más que un vacío por no cumplir nuestro desafío en la vida. Más bien, se trata de una acción meramente egoísta, en la que el único beneficio que se obtiene es la autosatisfacción, la liberación del propio sufrimiento y no el de los demás, a cambio de cortar abruptamente las conexiones con los agentes socializadores. A esto me refiero con el hombre como un ser sociable: que, al momento de comunicarse con su entorno, deja que su vida sea solo suya y se vuelve parte del entorno que lo circunda. ¿Creer en la idea de que el suicidio es el único remedio para liberarse del sufrimiento, es correcto? Quizá alguien lo tomará como acierto, pero debemos considerar un factor importante, y es que al hacer esto nos libramos de un sufrimiento que es aparente, damos la vuelta y no enfrentamos el problema de cara.
Depende la situación en la que se encuentre una persona; si esta se halla en un estado terminal, si su vida está sostenida por agujas en su cuerpo, si no tiene deseos de vivir, si es la única salida que le queda que podría traer al paciente a su estado natural, sin secuelas graves, y estando conforme con la idea de que su vida pasará a la eternidad, es ahí donde puede intervenir la conocida muerte asistida que libraría al familiar de un sufrimiento sin salida. Este conseguiría, así, la pérdida al miedo a la muerte. El hecho anterior entra al análisis desde distintas posturas: culturales, sociales, económicas o religiosas, que podrían negarse irremediablemente a este proceso, por lo que esto queda a consideración de cada situación y, como lo mencionaba, a si no hay más escapatoria, ya que, como sostenía Sartre: “el hombre está condenado a ser libre y elegir su propia conducta que lo lleve a finalizar su proyecto de vida” (Sartre, 2009), en el cual el mismo infierno se revela en la vida, y la muerte se ve como el paraíso.

En este punto, puede cuestionarse entonces: ¿qué sentido tiene vivir? ¿Será esto, pues, la verdadera intención de la vida? La vida de cada uno de nosotros es única e irrepetible; es imposible que se dé otra existencia idéntica a la que nosotros estamos viviendo. Y llegará el momento en que termine. Por lo tanto, cada acto de la existencia debe estar marcada, comprometiéndose con los otros. Saber que el temporizador puede pausarse en cualquier momento nos hace mover y actuar, ya sea de una u otra manera. Y si la vida no fuera finita, tendríamos todo el tiempo del mundo para reparar los actos.
La pandemia azotándonos desde todos lados es el claro ejemplo de que el botón de muerte está a disposición del tiempo, y no se sabe cuándo será nuestro fin. Merece la pena vivir pensando que nuestras metas son únicas, que el cumplimiento de estas, nos van a conducir a la satisfacción que nos llevará a regocijarnos y evitará que se guarde el juicio de nosotros en las dos generaciones vecinas cercanas. De tal manera nos inmaterializaremos en una parte de la historia de la humanidad después de nuestra partida y, así como nos plantea la frase de Sagan, viviremos al son de las estrellas, siendo alabados, bendecidos y agradecidos con los que nos vieron y no partir.
Al fin, Platón consideraba que la idea de filosofar era, en cierto modo, prepararse para morir; señalaba que el saber que vas a morir es lo que hace tu vida única e irrepetible, es la conciencia de la muerte la que convierte la vida en un asunto muy serio para cada individuo, solo que esa conciencia, en ocasiones, llega muy tarde.
 

Conclusión

El hablar de la muerte nos hace expandir nuestro criterio sobre el antónimo de la palabra, nos hace observar lo fugaz con lo que se pasa de un estado a otro. Saber que vas a morir no es sencillo. Primero debes aceptarte tal como eres, debes intervenir en tu desarrollo personal y, de este modo, puedes estar seguro de tu destino, de la única garantía que depara el futuro.
Ante todo, Sócrates otorga al alma un lugar preponderante en el ser del hombre, de tal forma que le considera su esencia, y es por ello por lo que el “cuidado” de la misma es lo único que debe importar al hombre, muy por encima de todo lo demás. No debe extrañarnos, por tanto, que los griegos socráticos estuvieran convencidos de que morir es lo mejor que le puede pasar al filósofo y de que la filosofía es una “preparación para la muerte”. Lo mejor es vivir cada momento de la existencia presente, sin vestigios que nos angustien o acusen, ya que, como propone Eurípides: “quién sabe, puede que la vida sea la muerte, y la muerte, la vida” (Eurípides, s. f).
La muerte se concibe como personal e intransferible, individualizadora e igualitaria. Se suele saber lo que es morirse, pero no se ha experimentado en carne propia; por lo cual, el misterio de la muerte tiene que ser recorrido siempre de manera personal, siempre presente de que esto no debería ser parte de la desesperación y angustia. El sendero hacia la inmortalidad es el sendero hacia el conocimiento.

Bibliografía

Anónimo. (2020). El Universal. El Universal. Obtenido de: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/como-la-pandemia-por-covid-19-ha-frenado-la-usticia-para-feminicidios.
— (2020). Obtenido de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/ Rosario-Castellanos
— (2020). Obtenido de EL SEVIER: https://www.sciencedirect.com/science/article/ abs/pii/S1359178919301752
 
 

Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego

Omar Arturo Pérez Gómez

Preparatoria 20
Participantes del Encuentro Filosófico

Resumen

El presente ensayo hace una crítica hacia la sentencia de pena de muerte por feminicidio, sin dejar de lado lo terrible de la situación, más bien considerando las causas sociales que han llevado a la acción de este terrible crimen, partiendo de la cuestión de ¿por qué matar a un asesino? ¿Eso es justicia? Se hará especial énfasis en lo poco viable de la condena, en que no se tiene un sistema penal de fiar y en que esa puede no ser la verdadera justicia para las asesinadas y sus familias. También se tomará como especulación que el surgimiento de esta iniciativa sea con intenciones de captación política, por los últimos acontecimientos de la lucha feminista. Por último, se consideran aquellos factores culturales de la reproducción de un machismo que, más allá de verlo como el simple causante del feminicidio, se une a los problemas psicológicos y patrones de conducta violentos.

Palabras clave: Pena de muerte, feminicidios, justicia.

Introducción

El 25 de febrero del año en curso (2020) surgió la noticia de que los diputados del Partido Verde Ecologista presentaron la iniciativa de pena de muerte a feminicidas, y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador declarara que esta medida no se aplicará, y dada el alza de feminicidios en el país, vale la pena ahondar en el tema y cuestionar: ¿la muerte al feminicida es realmente beneficiosa?
La última pena no es más que la horrenda imposición del Estado ante el primordial derecho a la vida. ¿En qué mundo se viviría, si no podemos ni estar a salvo del Estado, el cual debería de velar por nuestros derechos, de protegernos y no de liquidarnos? ¿En qué momento dejamos de ser dueños de nuestra vida para ponerla involuntariamente en las manos de un estado corrupto y con sed de victorias fiscales?
Claro que al estar frente a un tribunal nos encontramos a gente que nada tienen de santos, pero ¿el hecho de que hayan matado a alguien nos da derecho a matarlos? ¿Realmente se busca justicia o tan solo un estado de satisfacción? Sin duda alguna, una sociedad debe estar muerta y podrida moralmente para pensar que un crimen con otro se paga. Aún más, y volviendo a la pregunta original: ¿qué tan beneficioso es matar al feminicida? Es decir, sin ánimos de sonar antipático, esas mujeres no volverán. Entonces, ¿la pena de muerte se trata de un castigo ejemplar, o el matar a alguien es sinónimo de justicia en este país?
 

Desarrollo

No se puede impartir justicia si lo que en verdad se busca es encontrar un consuelo en el sufrir del agresor. No podemos dejarnos caer al mismo nivel de aquellos contra los que luchamos, porque si no, nuestra lucha perdería todo sentido.
Además, falta pensar en todos aquellos casos en los que se han condenado a inocentes frente a cualquier tipo de crimen. Digo, no se pueden tomar medidas como la pena de muerte en un país donde el sistema penal es deplorable, sin mencionar que los testimonios en contra del feminicida no siempre son muy confiables, ya que se pueden encontrar sesgados, o que la sugestión juega con situaciones que no se vieron. De hecho, la American Phychological Association (Asociación de Psicología Americana) reveló un estudio en el cual manifiesta que del total de las declaraciones de testigos que habían identificado a personas acusadas de ser perpetuadores de un delito, el 40 % se había equivocado, dando lugar así a condenas erróneas, aunque estos habían afirmado estar entre un 90 y un 100 % seguros de su testimonio (Wixted & Wells, 2017). Ahora bien, el abogado Justin Brooks dijo:
Es imposible decir exactamente cuánto, pero después de todos los estudios, el 5% de los presos en Estados Unidos son inocentes y por muchos años tuvimos litigación oral como ahora tiene México. Pienso que hay mucho más de inocentes en la cárcel que el 5%, posiblemente el 10 o el 15 (Miguel, 2018).
Considerando que esta especulación sea cierta y que se aprobara la última pena, ¿a cuántos inocentes no ejecutaríamos? Y aún más tomando en cuenta la presión social a la que están sometiendo al gobierno mediante protestas y paros nacionales. Suena prudente pensar que el gobierno hará justicia, pero si no lo han hecho con las medidas ya establecidas, ¿qué nos hace pensar que con medidas sumamente radicales se hará?
Si el fin justifica los medios, como dice Maquiavelo, entonces no habrá nada que impida acabar con la vida de inocentes para “salvar” la de unas cuantas o mantener contenta a la población, y como dicen: “aquí nadie da paso sin huarache”. Que no nos sorprenda ver que la lucha feminista sea tema de campaña política en las elecciones intermedias del 2021. Es triste ver cómo todo lo construido por la filosofía en miles de años se ponga en riesgo por simples ideologías, que no buscan unir a las personas sino dividirlas e inclusive matarlas. Esto nos lleva a considerar la postura del abogado estadounidense Michael Vincent Disalle:

Dicha pena ataca a los síntomas del crimen, pero no ataca a sus principales causas, y además elimina la posibilidad de rehabilitación, negándole a las personas la oportunidad de convertirse en ciudadanos útiles a la sociedad. La pena de muerte es meramente una expresión colectiva de venganza, una pasión que no debe existir en una sociedad civilizada. (Morell,1968)


Ahondando un poco más en la primera frase de Disalle, algunos se preguntarán cuáles son esas causas. Ejemplificando con el caso de Ingrid Escamilla, podemos rescatar de la propia confesión del asesino que era drogadicto, sin lugar a dudas, un sector marginado socialmente. Es del conocimiento de todos que las drogas no son del todo buenas y que la sociedad se ha dedicado a satanizarlas; por ende, aquel que tenga uso de ellas será naturalmente el malo del cuento. Sin mencionar que la palabra drogadicto es, dicho de otro modo, adicto a las drogas, y es del conocimiento popular que las adicciones de cualquier tipo son ocasionadas por problemas mentales, ya que estas buscan saciar o tapar algún vacío en el alma y la mente de las personas, así como quien se embriaga para aliviar sus penas o para “combatir” la ansiedad. Entonces me pregunto: ¿no debería el Estado dedicarse a cubrir esas necesidades que se vuelven causas? ¿No debería la sociedad dejar de educar con machismo, mismo que provoca feminicidios?
Dichos factores no se toman en cuenta al señalar a los feminicidas, esto debido a la misma definición del feminicidio: el asesinato doloso de un hombre hacia una mujer, por el hecho de ser mujer. Esta definición, seguida al pie de la letra, deja fuera a las buenas investigaciones de los verdaderos motivos, pues, los casos de violaciones se diferencian de los feminicidios, siendo que generalmente van de la mano, ya que el violador recurre al acto de matar a la víctima, con tal de no dejar cabos sueltos, o bien ejercer un empoderamiento hacia esta misma. Esto también nos habla de graves problemas mentales. Que no se me malentienda; el hecho de que yo hable de motivos no quiere decir que justifique por un momento a estos seres humanos.
Pero, retomando el tema de la pena de muerte, como lo dice Disalle: “no se deja espacio a la rehabilitación, simplemente eliminamos a los criminales, a los enfermos mentales que nosotros mismos creamos al marginar y abusar de ciertos sectores de la sociedad”. Entonces, ¿qué derecho tenemos nosotros de acabar con la vida de las personas a las cuales se las arruinamos y pisoteamos? ¿Qué derecho tenían ellos sobre las mujeres para asesinarlas?
Así pues, entrando en un terreno moral, nos encontramos con Clarence Darrow, un gran opositor de la pena capital a mediados de siglo XX, quien, en el año 1924, defendía a dos jóvenes acusados de secuestro y asesinato, y ante el jurado dio un discurso del cual podemos rescatar lo siguiente: «Si el tribunal condena a estos jóvenes a la pena de muerte, los estará tratando con la misma piedad que ellos tuvieron para con Bobby Franks” (Darrow, 1924). Sin embargo, esto no sería justicia, ya que el Estado no puede imitar a los criminales. ” El Estado tiene que ser más humanitario, más inteligente y considerado, que estos jóvenes que han cometido un acto tan salvaje» (Morell, 1968).
 

Conclusión

Debemos de ser siempre fieles a lo que predicamos. No podemos exigir que no se mate a la par que comenzamos a matar, si no nuestra palabra perderá toda veracidad al demostrar que no tenemos convicciones y que la hipocresía reina en nuestra alma. En el momento en que contradecimos nuestras propias leyes morales y sociales, perdemos la batalla contra las bestias que dejamos de ser hace miles de años.
Al matar a los asesinos, matamos la base de los valores y, a su vez, al ser, por lo que eventualmente las sociedades dejarían de existir para pasar a un mundo caótico. Porque si los valores y los derechos no se hacen valer por el estado, ni el mismo hombre los hará valer en su día a día. Aceptar la pena de muerte ante los feminicidas solo ayudará a regar el caos previamente sembrado, nada sensato para aquellos que aprecien una idea utópica o que mejore tanto a la persona como a la sociedad.
Si matamos a los asesinos, nos convertimos en los nuevos asesinos, y no debe ser así. Debemos ser mejores, aunque pueda sonar un discurso de superioridad moral. Si no lo somos, ¿qué nos daría el derecho de juzgar a los criminales? ¿Qué derecho tendríamos de pedir justicia?
Quiero justicia, y la quiero tanto como todos, justicia para todas aquellas mujeres que fueron asesinadas por su género, por celos, por posesión; quiero justicia para ellas y sus familias, pero juzgo también a la sociedad por educar con machismo, con roles de género. Juzgo a las instituciones hetero patriarcales que se han encargado de reproducir la subjetividad de género. El problema de los feminicidios va mucho más allá que cómo se define. Matar a una mujer por ser mujer es un problema de raíz, de sociedad, de ideología, de estructuras, y además pienso que la muerte es un beneficio para condenar tal atrocidad.

Bibliografía


Miguel, A. (2018) Inocentes, 15% de los encarcelados en México. Recuperado de El sol de Puebla: https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/inocentes-15-de-los-encarcelados-en-mexico-1609058.html#!
Morell, V. M. R. (1968) La pena de muerte en los Estados Unidos de América. Anuario de derecho penal y ciencias penales. Madrid: Universidad de Salamanca.
Wixted, J. T. & Wells, G. (2017) The Relationship Between Eyewitness, Confidence and Identification Accuracy: A New Synthesis. Psychological Science in the Public Interest 2017. Obtenido de: https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1529100616686966
 

 

La influencia de la conciencia de la muerta

Ximena Elizabeth Parra González

Preparatoria Regional de Etzatlán
Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2020

Resumen

Se aborda el tema de la muerte: cómo se percibe en algunas situaciones, en conjunto con las afectaciones que pueden tener las personas; la importancia de la  conciencia sobre dicho tema y su aceptación, añadiendo en qué momento es posible que el hombre esté listo para procesar todo lo que conlleva; importantes pensamientos de filósofos en el proceso de la vida como preparación para la  muerte; además de una pequeña introducción sobre la conciencia de la muerte en la prehistoria, junto con las cuestiones que se pueden generar sobre si una persona ajena al tema es mucho más feliz que aquella que ha llegado a comprender lo que representa; la esencialidad del proceso de madurez y cómo el llegar a tal estado ayuda en la liberación del pensamiento y el alma para aceptar la muerte como algo que forma parte de todos.

Palabras clave: Muerte, comprender, aceptación, conciencia.

Tan temida, aclamada como el origen de tantas dudas y el sentido de la vida, la muerte es un tema por el cual todos se han sentido atemorizados más de una vez, pero como mortales, ¿en qué momento consideramos adecuado comenzar a pensar que lo único que tenemos asegurado es la muerte en la vida? ¿Estamos preparados para el fallecimiento de un ser querido o el propio? Es lo que a continuación se expone.
Desde la prehistoria, los rituales fúnebres comenzaron como sepulturas, dando así un sentido e importancia a la muerte. Como es bien sabido, con el paso del tiempo, el humano evolucionó y, con ello, su razonamiento. Antiguamente, los filósofos plasmaron sus pensamientos e ideas sobre el sentido que para ellos tenía la vida, con todo lo que conlleva y, por supuesto, la muerte.

Ahora bien, ¿aquellas personas, al tener presente el posible fin de sus vidas, la disfrutarían menos en comparación con aquellas que no son conscientes de ello? Pongamos en contexto el planteamiento anterior.
La primera persona descrita pasaría una etapa de su vida asimilando que, en determinado momento, ella y las personas a su alrededor morirían; no obstante, las consecuencias de ir más allá sobre esta idea serían que, durante el resto de su vida, no tendría temor por su muerte, y al llegar el momento, la aceptaría pensado en todas las cosas que hizo durante su vida y que, por consiguiente, le permitieron disfrutarla sin remordimientos. Por otro lado, aquel que vive cegado de dichas posibilidades, pensará de vez en cuando y con gran miedo sobre la muerte, sin poder aceptar que, no importando lo que haga, le alcanzará en algún momento.
Por tanto, lo correcto es dejar de poner resistencia y aceptar la muerte como algo que forma parte de nosotros, para tener un flujo libre en nuestras vidas; separarnos de ella, como lo hacemos durante nuestras vidas para llegar a una prestigiosa universidad. El tenerla presente nos puede cambiar positivamente:

“y es evidencia que la muerte no solo deja a uno pensativo, sino que lo vuelve pensador» (Morín, 2003).


Me atrevo a decir que no es fácil pasar por todos los pensamientos planteados anteriormente; sin embargo, son necesarios para poder comprender no solo la filosofía de la muerte, sino también de la vida y de todas las maravillas que nos presenta.
Según Epícuro en su carta a Meneceo, a “la muerte misma, por su propia naturaleza, hay nada que temer porque nunca coexistimos con ella: mientras estamos nosotros, no está la muerte; cuando llega la muerte, dejamos de estar nosotros” (Epícuro, 1995). La cita anterior no se refiere a que debamos vivir sin pensar en la muerte para no preocuparnos, sino que disfrutemos la vida, teniendo conciencia de ella para eliminar todo temor.
Por otro lado, Sócrates dice que:

“no puede darse una ocupación más conveniente para un hombre que va a partir bien pronto de este mundo, que la de examinar y tratar de conocer a fondo ese mismo viaje, y descubrir la opinión que sobre él tengamos formada”.

Ambas tesis se complementan, ayudando así a construir la conciencia sobre la muerte, su comprensión y aceptación de la misma, sin atemorizarnos sino liberarnos, además de permitir el goce de la vida en sí para llenar el alma de aquello que resulta esencial.
Un ejemplo de esto puede ser una ama de casa, con dos hijas pequeñas y marido, la que repentinamente es diagnosticada de un cáncer terminal y a la que le quedan aproximadamente nueve meses de vida. Tanto para ella como para las personas que la rodean sería una noticia sofocante, mas no se quedarían parados sin hacer nada, sino que descartarían la idea de perder a aquel familiar, intentando todo lo posible para retrasar la muerte, por lo menos un año. Mientras, la persona se sumergiría cada día en una profunda depresión y desesperación por ver llegar aquello que por su mente jamás se había cruzado.

Sin embargo, todo esto sería un proceso que fortalecería pensamientos y lazos, ya que todas las personas que pudieran encontrarse cerca de ella tendrían la noción de que, sin importar qué hagan, todos morirán. Así pues, se puede pensar que, después de algún tiempo, el humano llegue a ver la muerte solamente como la liberación del alma o el término de un ciclo natural para el cual se preparó arduamente durante su vida, sin guardar temor sobre lo que pueda haber después de ella. De no ser así, no se encontrará preparado en ningún sentido para su muerte, cosa que podría llevarlo a vivir en constante negación sobre algo inminente, perdiéndose así gran parte de su vida. Sin embargo, es posible que tiempo después abandone tal estado de negación, puesto que la comprensión de la muerte (sin mencionar otros procesos de la vida) llega con la madurez.

Uno de los primeros acercamientos que puede darse al ser niños es cuando se pasa por la muerte de un pariente, en la cual rara vez uno se para a pensar por qué sucede semejante cosa, y las razones por las cuales las demás personas se ven tan afectadas. De hacerlo, el pequeño pasa por una etapa de desconcierto al no poder comprender un tema de semejante magnitud, razón por la cual lo olvida y no es sino hasta que el individuo alcanza la madurez cuando se está preparado para llegar a una paz interior en la que recibe a la muerte como un igual, haciéndolo mucho más fácil para él y todos aquellos que lo rodean.

Sobre lo que sucede con el alma después de morir, es aún más difícil de comprender, por lo que a veces me gusta pensar como Platón: “es probable que sus almas entren en cuerpos de animales pacíficos y dulces, como las abejas, las avispas, las hormigas; o que vuelvan a ocupar cuerpos humanos, para formar hombres de bien” (Platón, s.f.).  Él aliviaba, de una forma simple, las dudas sobre lo que acontece después de la muerte, dejando así en nuestras manos la cuestión de si hay una vida posterior.

Bibliografía

Epícuro. (1995) Obras. España: Atlaya.
Platón. (s.f.) Platón, Fedón o del alma. Biblioteca digital.
Savater, F. (s.f.) Las preguntas de la vida. España: Atlaya.
En su máxima expresión, felicidad | Ximena Elizabeth Parra González. Preparatoria Regional de Etzatlán

De filosofar en tiempos de incertidumbre

En honor al día de Muertos | María José Gómez Buelna. Preparatoria 9.

No cabe duda de que el año 2020 representó para el ser humano un período de crisis, en el cual se vio sometido a un constante proceso de incertidumbre. El desarrollo del COVID-19 por todo el mundo dejó de manifiesto la vulnerabilidad a la cual nos encontramos sometidos. Si bien es cierto que durante la historia de la humanidad se ha pasado por diversas pandemias, el que en este mismo momento nos esté sucediendo a nosotros, que seamos los protagonistas directos, envuelve de un cariz distinto nuestra vida y nuestra realidad.
La pandemia vino a representar una especie de situación límite, aludiendo a la visión del filósofo Karl Jaspers, una situación que se vive como algo inevitable y que genera una alteración en el discurrir cotidiano. Es así, entonces, cómo la conciencia de esta situación límite nos coloca de frente a la Filosofía. Al ser un momento de crisis, en el que se pone en cuestionamiento, no sólo la realidad sino el sentido básico de la vida, se establece el germen de la reflexión filosófica. Parecería paradójico, pero es precisamente en estos momentos de crisis, de incertidumbres, de dudas, de fragilidades, cuando se hace inevitable la reflexión. Ni siquiera es necesario forzarla, por su naturaleza racional el ser humano está dotado de esas cualidades racionales y críticas cuando se ve enfrentado a una realidad que le interpela.
Es así cómo el fenómeno de la pandemia y todo lo que ha traído como consecuencia se convierte en nuestro objeto de análisis filosófico. Quienes se habían acercado a la filosofía sólo a partir de los textos se encuentran con una realidad que los obliga a volverse pensadores de la misma. Ya no se trata de discurrir sobre lo que otros pensaron sobre su época, sino que ahora tenemos ante nuestros ojos una realidad que nos exige ser analizada, pensada y al mismo tiempo transformada. Y obvio esta nueva realidad que se nos impone incluye la propia existencia humana.
Frente a esta situación de sospecha y de perplejidad en que hemos sido colocados, nos encontramos frente a un espejo que nos cuestiona sobre el sentido de la nuestra existencia, hoy más que nunca se nos ha hecho conscientes de lo frágil y vulnerables que somos, sabemos que vamos a morir, nos hemos dado cuenta de nuestra finitud. Al modo en que Heidegger nos explica acerca de cómo al tomar conciencia de la muerte, también debemos tomar conciencia de la vida.
La discusión filosófica ha llegado a los hogares, a las familias, a los jóvenes y no tan jóvenes, a los especialistas en la filosofía y a los que no lo son. Consciente o inconscientemente la sociedad se ha hecho preguntas filosóficas que nos han enseñado a determinar lo que es verdaderamente importante para nuestra vida y que se han originado directo de las consecuencias de la pandemia. La muerte, el sentido de la vida, la felicidad, la libertad, el amor, el miedo, el cuidado, el trabajo, la educación, la violencia, las formas de control político, el problema de la verdad y el papel de la ciencia en la sociedad, son ahora temas visiblemente discutidos desde el campo reflexivo, crítico y racional.
El confinamiento, por ende, ha conllevado una nueva manera de socializar, de convivir, de vernos frente al otro y de ver al otro. Inmersos en el ambiente familiar, nos hemos percatado de que los procesos de convivencia y de relación, por muy cercanos que éstos sean, implican al mismo tiempo un dejo de conflicto que en algunas ocasiones recaen en conductas violentas hacia los sectores socialmente más desprotegidos: mujeres y niños.
En tiempos de incertidumbre, la filosofía, y más específicamente la actividad filosófica, se convierte en un valioso instrumento problematizador del mundo, pero al mismo tiempo esclarecedor de la nueva realidad que nos ha tocado afrontar. Hoy más que nunca la filosofía debe ser entendida como una actividad analítica, reflexiva y crítica que nos lleve a replantear nuestro lugar en la sociedad y en el mundo. Bienvenidas, por tanto, todas aquellas reflexiones producidas por las nuevas generaciones de jóvenes pensantes, quienes son y serán los responsables de interpretar y transformar la realidad.

Silvia Patricia Arias Abad*

* Estudió filosofía y la maestría en estudios filosóficos en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Es docente de la Preparatoria de Tonalá Norte.
 

¿Se toma la importancia necesaria a los feminicidios?

Patricia Manzo Cortés

Módulo Tecalitlán de la Preparatoria Regional de Tuxpan

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2020

Resumen

Las cifras de feminicidios crecen cada día más y no se toman cartas en el asunto. Todos los días, de ocho a nueve mujeres son asesinadas por el hecho de ser mujeres. ¿Dónde está la seguridad del país? Las mujeres no pueden salir seguras a la calle por miedo, es peligroso que anden solas. Buscan ser escuchadas y lo representan con iconoclasia, que no es lo mismo que vandalismo. No quieren seguir así, no quieren vivir con miedo. Muchas veces callan agresiones de su pareja por miedo. ¿Por qué tienen miedo?, tienen que levantar la voz y no quedarse calladas. El gobierno no hace nada por protegerlas, las denuncias, ahora por la pandemia, se están dejando de lado. ¡Quieren estar seguras! ¡Ni una más!

Palabras clave: Feminicidios, misoginia, inseguridad, costumbres patriarcales.

Introducción

En los últimos años se escucha mucho acerca de los feminicidios, como cada día crecen las cifras de muertes de mujeres. Esto ha ocasionado grandes protestas, no sólo nacionales, sino también mundiales. Este año fue el primero en que el 8 de marzo, las mujeres no salieron, no asistieron a la escuela, no trabajaron, no existieron. Esto fue para que se valorara la importancia que tienen dentro del país. Este tema es muy interesante, porque todos tenemos madre, primas, sobrinas, y amigas, ¿imaginas que un día alguna de ellas falte? 
¿Este problema ha aumentado mucho últimamente? Ya que ha estado mucho en tendencia, pero ¿realmente qué se conoce al respecto? ¿Por qué se les mata? ¿Saben cuál es el problema? ¿Por qué se les matan? ¿por el sólo hecho de ser mujeres? o ¿por qué los antepasados decían que tenían que estar para servirles a ellos y a su disposición? Las mujeres, en el transcurso de la historia, han comenzado a abrir los ojos, a empoderarse y no dejarse mangonear por ningún hombre, ¿y esto ha ocasionado el enfado y la molestia de los hombres que siguen con los ideales de nuestros antepasados?
 
Desarrollo

El feminicidio es el asesinato de una mujer por el sólo hecho de serlo. ¿Por qué tiene sentido distinguir y estipular el feminicidio y no sólo de homicidio calificado con agravantes? A lo largo del tiempo se ha cuestionado por qué se denomina feminicidio y no sólo homicidio calificado. Esto es porque a las mujeres se les viola, golpea y mata por el hecho de ser mujer. Ese es el motivo, por eso se denomina feminicidio.
¿La forma en la que se manifiestan grupos feministas opaca el motivo por el cual lo hacen? Darío Gamboni escribió un libro que se llama La destrucción del arte en el que explica la diferencia entre vandalismo e iconoclasia. El vandalismo no tiene razón de ser, no tiene motivo por el que se hace, sólo son destrozos y ya. “La iconoclasia es el rechazo a una imagen o un monumento y a lo que esto representa” (Gamboni, 2014). Entonces, no hay razón para rendirle culto a un monumento, a imágenes que representan libertad y justicia, cuando las mujeres no tienen libertad ni justicia. Y su destrucción es totalmente válida, ya que no las representa. Se sabe que se ha intentado de todo, y la iconoclasia ha resaltado más para que se les escuche. ¿Acaso el feminicidio no tiene gran importancia, como para ser escuchadas?
¿El feminicidio se ha naturalizado a través de una cultura de violencia? Los feminicidios se han naturalizado a través de la cultura de violencia, por las creencias que tenían los antepasados sobre la superioridad de los hombres sobre las mujeres. Incluso en la actualidad los medios de comunicación constantemente denigran la figura femenina, lo que ocasiona que al escuchar o ver temas donde se menosprecie a la mujer el mensaje se va al subconsciente, creando ideas de “normalidad” acerca del trato que se le debe dar a la mujer. ¿En qué medida los medios de comunicación influyen en la percepción del feminicidio? ¿Por qué se les dan un papel de inferioridad? ¿Por qué a las mujeres? ¿Por qué a los casos de feminicidio no se les da la debida importancia que merecen?
Además, un estudio publicado por El Sevier, dio a conocer por qué algunas mujeres callan por mucho tiempo la agresión que les hacen sus parejas.
“Los factores del microsistema (autoculparse, preocupación por la familia, preocupación por los hijos) fueron los factores más comunes que reforzaron el silenciamiento de las mujeres independientemente del país de origen. Los factores del macrosistema (expectativas sociales, normalización de la violencia, valores religiosos, políticas de inmigración) siguieron en la segunda posición” (Bijaya Pokharel, ELSEVIER, 2020).
Esto da a conocer el miedo que sienten por sus parejas. ¿Qué se tendrá que cambiar para terminar con estas creencias? No tienen por qué vivir con miedo, al contrario, deberían sentirse seguras con la pareja que tienen.
¿Se valida la falsa idea de que las mujeres son corresponsables de esa fatal agresión sólo por repetir el lenguaje sexista? ¿Hemos pensado cómo la mujer es copartícipe de la violencia de género? También son partícipes, por los comentarios despectivos que hacen hacia otras mujeres; por ejemplo, “tenías que ser vieja”, “es que eres vieja”, “si un hombre no puede, menos una mujer”. Este tipo de comentarios menosprecian el poder femenino.
Algo común que se escucha es que la mujer provoca a los hombres con la forma de vestir, ¿Quién les dijo eso?, la forma en que cada persona viste da a conocer su identidad, lo que lo caracteriza. No porque una mujer use un short, quiere decir que está buscando que la violen. Son ideas absurdas que la sociedad busca como justificación a las acciones que cometen los hombres, para justificar muertes de mujeres.
Así pues, ¿se justifica la doble injusticia que viven las víctimas, en vida y después de muertas, al hacerlas corresponsables y juzgarlas? ¿Realmente es más complicada la procuración de justicia en temas de violencia de género por la pandemia? “Arsenia y Araceli esperaban que los feminicidas de sus hijas estuvieran sentenciados a finales de 2020, pero el virus estancó todos los procesos; las fiscalías están fallando, sólo ven casos “urgentes”, lamentan abogados” (Gamboni, 2014). Por la problemática que trajo la pandemia los casos de feminicidios no se han resuelto, el virus truncó más la agilización de los casos.
“La procuración e impartición de justicia no han cumplido con lo necesario para continuar operando durante la pandemia por coronavirus. Las fiscalías de muchos estados interrumpieron sus actividades, estableciendo guardias con poco personal para dar continuidad sólo a las situaciones urgentes, lo que paralizó las investigaciones que se realizan.”, señaló el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Entonces, ¿el feminicidio no es urgente?
¿Desde cuándo se ha visualizado el feminicidio en México? En diversas publicaciones como Ciudad Real, de Rosario Castellanos, “instrumentos de esta alienación incluyen códigos severos de cortesía, el machismo y otras formas de estereotipos sexuales, la codicia y, sobre todo, las barreras lingüísticas” (Anónimo, 2020).
Dice la crítica Mary Gómez Parham en Álbum de familia, el segundo tomo de sus obras completas incluye, además de sus tres cuentarios, los relatos inéditos «Crónica de un suceso inconfirmable», «Primera revelación» y «Tres nudos en la red». En un análisis del texto hecho por Mary Gómez Parham, comenta que «nuevos elementos como la homosexualidad y el feminismo-como-política aparecen […] para explorar nuevas formas de lidiar con el viejo problema de la alienación. Recordemos que estas obras fueron publicadas en 1960” (Anónimo, 2020).
¿La influencia de los medios de comunicación puede favorecer a la equidad de género y como consecuencia a visualizar el problema? Como el caso de Osiris Méndez, de 19 años, y que es una superviviente de violación e intento de asesinato ocasionado por un Uber, en Guadalajara, el 25 de junio de 2019. Habló públicamente con detalle sobre su violación, cómo el hombre la amenazó. Ese sujeto está en la cárcel por la insistencia que dieron al caso los medios de comunicación y la variedad de pruebas que tenían (semen, firmas, el coche y nombre).
¿Será por eso que muchas veces creemos que las desapariciones aquí no pueden pasar, que el feminicidio aquí no pasa? ¿Ante las estadísticas actuales de feminicidios en México, el estado actual está impartiendo justicia hacia las mujeres que han sido víctimas de tan atroz agresión?
Esta situación de inseguridad es real, los datos diarios dan evidencia de este grave problema nacional. Todos los días, de ocho a nueve mujeres son asesinadas por el hecho de ser mujeres. Ya no es seguro salir a la calle, subirse a un taxi o salir solas por la noche. Las mujeres no pueden estar seguras en un país que no toma cartas en el asunto; que vive con misoginia, con costumbres patriarcales, con gobiernos que no hacen caso a sus peticiones expresadas en el cada día más frecuentes manifestaciones, un gobierno que profundiza la herida de muerte al justificar las violaciones como “desahogo sexual”. Es necesaria la justicia por todas las mujeres que no regresaron a casa, por todas las que han sido acosadas, violadas y asesinadas. Necesitan salir seguras a la calle, sin miedo de que un hombre les haga daño, de que ahora sean ellas las que no vuelvan a casa.
 
Conclusión

En México no se están tomando cartas en el asunto sobre los altos casos de feminicidios, no es justo que las mujeres no puedan salir con tranquilidad a las calles y que vivan con miedo.
Es, pues, aceptable la forma en la que se manifiestan las feministas, porque es una forma de expresar el rechazo que tienen hacia una estatua que no las representa.
Se busca la igualdad, que no se les menosprecie, que no se les señale por el hecho de ser mujer, que no se critique su forma de ser y de vestir, que puedan salir seguras, sin miedo. Luchan por tener un gobierno justo, que defienda sus derechos, que tenga seguridad el país; que no existan el feminicidio, la misoginia y que se terminen las costumbres patriarcales.
¿Será suficiente Levantar la voz hasta lograr estar seguras, ser escuchadas y pedir: ¡Ni una más!?
¿Las costumbres patriarcales pareciera que están renovándose al grado de provocar la muerte a las mujeres, por el sólo hecho de ser mujeres que han decidido empoderarse? ¿Serán suficiente los cursos de la nueva masculinidad para terminar con esta gran injusticia? O ¿será porque en el fondo aún no se logra construir una sociedad de respeto por el otro que eres tú y que soy yo?

Bibliografía


Anónimo O. (2020). El Universal. El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/como-la-pandemia-por-covid-19-ha-frenado-la-justicia-para-feminicidios.
— (2020). Obtenido de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario-Castellanos
— (2020). Obtenido de ELSEVIER: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/ pii/S1359178919301752
Gamboni, D. (2014). La destrucción del arte: iconoclasia y vandalismo desde la revolución francesa. Madrid: Cátedra.
Pokharel, B., K. H. (s.f.). Feminismo. Obtenido de Youtube: https://www.youtube.com/ watch?v=3XE cfyIWZUw