¿Nuestra identidad virtual determina nuestro valor?

Diana Valeria Reyes de la Torre

Preparatoria Regional de Huejuquilla el Alto

Módulo Mezquitic

Paticipante del Encuentro Filosófico del SEMS 2023

Resumen

Las redes sociales, como efecto de la globalización, son herramientas y espacios en los que en la actualidad nos comunicamos con otras personas, socializamos y exploramos el mundo y sus diferentes facetas. Se nos dice que creemos una cuenta en redes para socializar, para conocer otras personas, explorar, compartir nuestra vida y mostrarnos ante el mundo. Nunca vemos a las personas detrás de sus cuentas en redes sociales, sin embargo eso no nos impide idolatrarlas o embelesarnos con lo que nos comparten de ellos y “sus vidas”. Los seguidores que obtenemos o de los que llegamos a formar parte, pareciera que son el contador de nuestro valor y merecedores de reconocimiento. En realidad, la  cantidad no es el símbolo de tu valor;  con ella solo puede indicar un nivel de  popularidad. Una persona vale por su ser, sus acciones, su empatía, algo que esas cifras no demuestran.

Abramos con la pregunta que dio lugar a la inquisición de este ensayo: ¿el valor de las personas aumenta por la cantidad de followers que tenga en sus redes sociales?

Mi respuesta inmediata ante tal interrogante sería evidentemente que no, pero como en filosofía no es suficiente una negación tan contundente, es necesario introducir la constante incógnita: ¿por qué?

Bueno, yo la contestaré con otra: ¿por qué un número en un espacio digital, supuesto reflejo de la realidad, determina el valor de una persona?

Comencemos definiendo qué es valor. “Cualidad o conjunto de cualidades por las que una persona o cosa es apreciada o bien considerada” (Oxford Languages, 2022).

Entonces, valor es equivalente a las cualidades de una persona. Victor Kuppers de cierta forma expresa algo similar en esta ecuación: V= (c+h) * a. (Global Contact, 2017).

Es decir; Valor es igual a c (conocimiento), más h (habilidad), multiplicado por a (actitud). Entonces, el conocimiento, la habilidad o experiencia, y la actitud otorgan, en conjunto, valor a una persona, pero, en un medio digital como lo son las redes sociales, la cantidad de seguidores es un retrato a todo detalle de estas cualidades.

Las redes sociales y la globalización en conjunto han derribado fronteras territoriales y llevado la comunicación e interconexión a todos los rincones; son parte importante, por no decir principal, en la forma en que percibimos el mundo y la realidad que nos rodea. Por consiguiente, forman parte de nuestra interacción con los demás y la forma en que nos perciben. Es un espacio donde tenemos el control de lo que decidimos mostrar de nosotros; de lo que queremos consumir y cómo consumirlo, donde se puede crecer o aumentar de followers conforme creas más contenido y muestras más. Con solo ser una persona reconocida o famosa se crea un perfil con una mayor interacción. El mundo existe por las imágenes que se muestran en la pantalla. Conocerlo tal como se muestra, teniendo un objetivo y público establecidos, en vez de verlo como lo que realmente es, la urgencia por lograr el mayor alcance posible, confunde la cantidad de followers con el valor de la persona, y eso no es lo mismo.

Actualmente, la persona con más seguidores en instagram es el futbolista Cristiano Ronaldo con más de 576 millones. Distinguido y reconocido atleta, es una persona de mucho valor, pero no por su cantidad de seguidores, sino por la dedicación y determinación en su carrera profesional, por los reconocimientos que crearon su popularidad, la cual lo convirtió en una figura celebre y le dotó una cantidad abrumadora de seguidores. Entonces, como en la mayoría de los casos, ese número evidencia la fama o visibilidad de una persona. Pero, ¿estamos realmente percibiendo a ese individuo a través de las redes sociales o es en realidad la identidad que se forma a partir de la información que se nos proporciona de él la que está siendo valorada?

En un arquetipo más cercano (nosotros mismos) lo que expresamos y transmitimos por redes sociales no es del todo un cúmulo de lo que somos;  es solo un rose en lo superficial, un realce aparente de nuestra realidad. Nadie es 100% sí mismo en redes sociales. Incluso a veces son dos identidades diferentes en mundos diferentes, virtual y real, porque lo que se muestra es el resultado de un filtro de calidad y privacidad. Como usuarios solo mostramos ese 10% de nosotros y de los momentos en los que hacemos cosas interesantes, nos vemos bien, queremos llamar la atención; donde nos mostremos emocionantes o fuera de lo ordinario. Pero no nos pongamos a atacar a las redes por eso, ya que eso es lo que son y para lo que las utilizamos, después de todo sería muy incómodo mostrarte como eres todo el tiempo. “Hemos pasado de los medios emisores a los medios dialogantes (blogs, foros colectivos, redes sociales) que permiten a los individuos del mundo entero compartir, discutir y entretenerse sin verse en ningún momento” (Lipovetsky, 2023).

Ahora el objetivo de la divulgación y seguimiento en redes sociales abre la posibilidad de entrar en el mundo de las celebridades, el vedetismo es la regla a toda publicación, mostrar los realces de una vida, no de años sino de instantes, donde la identidad toma forma de la aparente y diminuta fracción del espacio-tiempo del individuo, donde pareciera que la vida no fuera una montaña rusa con altas y bajas sino una pendiente en ascenso a lo perfecto y estético. En palabras de Lipovetsky: “El mundo mismo ha entrado en el sistema de la celebridad. Lo que no se convierte en imagen y no se mediatiza, no existe” (2023).

Los followers no solo son un impostor del reconocimiento sino también un agente y pase seguro a la farándula y a la difusión como persona y como marca en el mundo digital; por ende, a la herramienta personal hostigante de publicidad que ocupa nuestra atención a diario, que implanta en todo usuario la necesidad de saber más, enterarse más y todo al instante para estar al tanto del mundo globalizado que se refleja a través de su pantalla.

Retomando la reflexión de Lipovetsky: “se busca menos un vínculo comunitario que la embriaguez de los contactos y las <<amistades>> renovadas sin cesar, el contacto infinito, la apertura a todas las posibilidades y a los encuentros, el juego con la propia identidad, <<otra vida>>” (2023).

Entonces bien, si sabemos que lo que una persona es en redes sociales es el fruto de lo que quiere mostrar y no su persona en realidad, no nos tomemos a pecho ni nos evaluemos con base en el fantasma de nosotros mismos, que toma lugar como nuestra carta de presentación al mundo globalizado. Nuestro valor no surge de nuestra visibilidad y popularidad en redes sociales, es más que eso; surge de nuestro conocimiento, experiencia y actitud, aunque tu valor no sea del conocimiento de todos. No todo lo valioso es centro de atención.

Bibliografía:

Anónimo. (2017). Obtenido de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=OnPZNqtplsQ

Lipovetsky, G. (2023). La cultura-mundo. Barcelona: Anagrama.

Oxford Languages. (2022). Consultado en: https://languages.oup.com/google-dictionary-es/