Tres

Zayra Naomi Ramos Pineda

Preparatoria 9

Lleno mi cuerpo con dolor externo para quitar el dolor interno. Lleno mi mente con letras para evitar mis pensamientos. Lleno mi alma con risas fingidas para quitar el vacío interno. Cada día trato de llenarme, de suplir las palabras no dichas, las historias no contadas, las anécdotas perdidas. Uso mi cuerpo como lienzo, uso mis palabras como tinta y en mi mente guardo mi tristeza. Uso mis sonrisas como calidez, cuando en mi interior me congelo. Cada día que pasa me siento arder en el fuego de mis pensamientos, me siento presa de un sin fin de ideas con un final. ¿Será lo que pienso? Un final…
Saborear esas palabras, sentirlas, quieren salir y tener un cuerpo, pero yo solo les doy bocetos. Los intentos de antaño no funcionaron, pero lo intento. Con cada palabra hiriente, cada recuerdo doloroso, más arte en mis brazos, más dolor en mi pecho. Ese boceto va creciendo y creciendo. Crece tanto que casi está listo, pero algo lo detiene. Tal vez es el dolor que causaré, o el tiempo que perdí, los cabos sueltos que no quité, no lo sé.
Pero al darme cuenta que pasará, que mi ausencia desaparecerá con el tiempo, que mi dolor se irá, que no soy indispensable ni irremplazable, un brillo de determinación da vida al boceto: su primer latido real. Está vivo y no parará hasta conseguir su cometido. Quiero esto, mi final, un final en donde no habrá dolor ni amor, solo silencio. Acariciando el frasco, vago en mi pasado, en mi familia, en lo que pude haber logrado. Pero ya no más. Todo termina hoy. Siento el murmullo de la noche en mi cuello. Tomo el frasco y lo llevo a mi boca. No siento mi corazón acelerarse, él también quiere esto.

Todos los queremos, 1, 2, 3.