Tolnavera

¡Qué perfume de flor de cuchillo!                       

Federico García Lorca

 

La luna ha crecido amarilla sobre el manto dorado de luces que tiembla frenético allá lejos. Por el cielo se deslizan fiebres de relámpagos y ardores de naufragio. Sucede como en sueños, a tientas. Frente a la realidad viene el falsete, encabalgado. Lleva toda la pena.

     Va el montaraz inmerso en el ritmo frío de las calles, con el abismo abierto a los bolsillos, sordera por el continuo mascar de los colmillos metálicos de las monedas y un reloj que no funciona. Pero el tiempo, nodriza, nos enseñó a curtir sombras. El galope de la guitarra teje sus minutos. Las caminatas son para creer atravesar la ceniza. Los puentes desquebrajan el paisaje.

Filos arrullan la suerte. Por las alcantarillas se venden balsas y paraísos. Las ruedas giran. Los bramidos de la marea y sus bestias surcan las avenidas. Ecos de teóricos despiertos hablan en el lenguaje de los bostezos. Las alarmas aturden, la tierra retumba. Pero si dices mi nombre se vuelve el espacio que recorre en su giro la onda de color del listón que arroja una bailarina al aire.

Qué puede la muerte, ajedrecista, frente al instante de esta cabellera dormida tan dulce en sus vueltas. Canto de trino en la niebla, luego, nada, burla, baile resuelto libre sobre jaulas. ¿Qué puede el cuerpo frente al mar cuando canta la nostalgia del vaivén de sus olas? Jugar a sumergirse mientras se curva el enredo violento de la espuma. Entonces agua al caballo, al jinete (aunque muerto) que vienen cansados por la danza de las máscaras, por la arena que abrasa la ciudad.

 

Alina Saraí Cárdenas Vega

Egresada de la Preparatoria 12

 

Carlos Alexis Pineda Ibarra. La creación

La creación. Carlos Alexis Pineda Ibarra. Prepa 10.