Evelyn Monserrat Toscano Bedoya
Preparatoria Regional de Unión de Tula, módulo Ayutla
Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2018
Resumen
La comunicación enfrenta un cambio impuesto por las redes sociales. Ha modificado modificando la vida diaria, la visión de la vida, las relaciones interpersonales, etc. Estos medios de comunicación ahora brindan grandes beneficios como la información rápida y actualizada, y la ruptura de las barreras geográficas y culturales. Por lo tanto, es una tarea imposible tratar de erradicar su uso o forzar a las nuevas generaciones a permanecer bajo un sistema de comunicación arcaico. Las optimizaciones y deterioros que ha tenido la comunicación dan paso a la evolución social. Ahora todos pueden conocer más personas, lugares, culturas, y así cada usuario forma parte de la globalización.
Conceptos clave: comunicación, redes sociales, cambio, sociedad.
“Nada es para siempre excepto el cambio” (Ruescas y Miralles, 2013, p.131). Si pensamos detenidamente, estas palabras nos definen uno a uno. Explican más de nuestra sociedad de lo que cualquiera ha logrado hacer; son el pasaje al pasado, el presente y el enigmático futuro. Podríamos hablar de cambios de cualquier tipo: económicos, históricos, sociales y políticos etc.; sin embargo, nos centraremos en el cambio que han experimentado las comunicaciones desde que las redes sociales forman parte de nuestra vida diaria y la forma en que podemos hacer frente a este.
Pertenecer a la sociedad actual nos obliga a cambiar nuestra forma de ver la vida, de comportarnos y de comunicarnos. Nos lleva, casi a tirones, a seguir sus pasos, porque “Nadie quiere unirse a ese despreciable grupo de desechos humanos; aquellos seres que son incapaces de avanzar con la corriente, aquellos aletargados, rebasados y finalmente proyectados fuera del caudal” (Zamora, 2016, p.52).Todos quieren pertenecer, ser alguien, ser notados. Todos nadamos en Internet y somos impulsados por las redes sociales; las corrientes más veloces en todo el océano.
Usar estas corrientes nos permiten mayor comunicación, información actualizada y rápida, romper las barreras sociales, culturales y geográficas. No obstante, no debemos olvidar que toda corriente es engañosa, puede tomarnos, arrastrarnos y dejarnos en territorio desconocido. Las corrientes nos dejan en un paraíso donde el tiempo está en pausa, donde cada pescadito es libre y tiene su propia pecera. Pero ¿qué pasa cuando tienes que hablar con un pez que no está en tu pecera o cuando tienes que hacerlo con uno que está dentro?
Para ser parte del océano hay que ser capaces de respirar bajo el agua. Sin importar que seas un pez, una tortuga o un tiburón, que seas grande o pequeño, hay espacio para ti; siempre podrás pertenecer, ser alguien. No importa cuán fuera de lugar te sientas. No importa si vives en China o en México, el físico deslumbrante o la falta de carisma, los millones en el banco o los pocos pesos en un vaso, la religión, los gustos.
Las redes sociales no son el tiburón que todos nos hacen creer. No llegaron para terminar con los valores, ni con la unión familiar, ni con nada. Son un medio que, como cuando te subes a un safari, te llevan a dar un paseo para que conozcas y convivas con todos los especímenes que habitan en la sabana africana, y tú te diviertes y aprendes. Eso son las redes sociales; el safari que te lleva a conocer, aprender y convivir con todos.
Las nuevas comunicaciones nos cambiaron, como el descubrimiento del fuego, la escritura o la imprenta. Y estos cambios nos han permitido evolucionar, trasformar y re-direccionar a la humanidad. Han marcado todo. Son ese océano que nos deja ser nosotros mismos, el safari que nos maravilla en cada nueva estación. Usarlas o no es decisión de cada uno. Nadie puede evitarnos recurrir a ellas como medio de comunicación, aunque por ningún motivo, las redes sociales deben ser más importantes que las personas que están cerca. Y para evitar que se vuelvan armas de doble filo, hay que marcar un límite en su uso. Como todo en la vida, es necesario establecer límites para eludir que dichos medios estropeen las relaciones con las personas que están cerca, para la familia, para los amigos y para los conocidos.
Bibliografía
Estrada, R. (2016). Reflexión Ética. México: Umbral.
Ruescas, J. & Millares, F. (2013). Pulsaciones. Madrid: SM.