Misiva de un homicida

¿Quieres saber la razón de mi actuar?
No creo que lo puedas comprender, pero te lo relataré de igual manera.
No puedo decirte cuándo comenzó exactamente, solo sé que un día abrí los ojos y la odiaba, la odiaba con todo mi ser. Todo en ella me irritaba de sobremanera: su personalidad y su apariencia me parecían desagradables, así que una idea cruzó por mi mente, como una estrella fugaz. En algunos momentos venía y en otros estaba pensaba que tal vez podría darle otra oportunidad. Pero esa estrella fugaz cada vez venía y se quedaba más tiempo, esa estrella fugaz alimentaba cada día la idea de acabar con ella.
Otro día desperté y no podía sentir nada, me sentía adormecido, como un barco a la deriva, pero el viento, oh, ese maldito viento, me empujaba y acercaba cada vez más a la idea, alimentaba la obsesión con mi designio. Entonces, como un lobo hambriento, cada día cazaba bosquejos de cómo sería tener su sangre en mis manos, ser el dueño de su última bocanada de aire. Lo perfeccioné todo, me percaté de cada detalle para poder lograr mi cometido. Y lo hice. Cuando todo se encontraba en un perfecto estado de silencio y calma, cómo si el universo tuviera conciencia del destino de esa noche, me levanté y tomé ese revólver 38 que se encontraba debajo de mi cama. Me miré al espejo de la esquina de mi habitación y lo hice: acabé con la bestia en mi interior.

Zayra Naomi Ramos Pineda
Preparatoria 9