*Danna Andrea Sánchez Robles
Preparatoria 9
Resumen
El presente ensayo expone una postura personal sobre el arte como expresión social, como un medio para representar la realidad, a partir de lo cual es valorizada, según los principios éticos.
Palabras clave:
Arte, ética, moral, historia, sociedad, cultura, violencia.
A lo largo de la historia, el arte ha sido producto de conflictos sociales. Los artistas han escrito, pintado, hablado sobre temas que en su tiempo no eran permitidos, pero con el tiempo se ha demostrado que el que se equivocaba era el Estado y no el artista creador.
¿Es necesario que una obra sea de compromiso social o que cumpla una función específica para ser considerada arte? Diría que no, ya que hay obras en las que el compromiso social es nulo. Sin embargo, hay otras que denuncian la violencia, que efervescen en la sociedad y que se vuelven un asunto difícil, incómodo, y cuyos alcances no se resuelven a nivel político, social o institucional. Ahí, en momentos de reflexión, el arte engloba, se vuelve importante para hacer una introspección hacia lo que está repercutiendo en la sociedad. El arte resuelve, de manera que no se torne insensible todo lo que sucede.
El hombre descubrió en el arte una forma de imitación (a partir del instinto), lo cual le llevó a desarrollar la habilidad de mirar a la distancia y crear representaciones de su contexto. Fue así como se le dio vida al mundo de lo artificial, que es la suma de todas las cosas que los seres humanos hemos creado a través del arte.
La obra de arte, por tanto, es también una representación de las conductas humanas violentas y éticamente reprobables. Hoy en día, llega a generar mucha polémica. Por un lado, están los artistas que desean crear una armonía entre el artista y el público, y por el otro están los que llegan a romper con ciertas normas éticas y morales para la creación de sus obras. Ejemplo de ello es una obra de Habacuc Guillermo Vargas, expuesta en la galería Códice, llamada Exposición No.1. En dicha obra, un perro en estado de inanición fue amarrado a una pared en la cual escribió con comida de perro: “eres lo que lees”. El ambiente estaba aromatizado con piedras de cocaína y marihuana, mientras una bocina reproducía el Himno Sandinista al revés (Ham, L. 2016).
El trasfondo de la obra, sin embargo, era más complejo: el perro había sido bautizado Natividad en honor a Natividad Canda, migrante nicaragüense muerto en Costa Rica a merced de perros guardianes, mientras policías, bomberos y transeúntes habían observado cómo moría. Más allá de ser solo un perro muerto, esta obra protestaba por la justicia social y la conciencia lúcida de su contexto. A pesar de esto, el artista fue juzgado. Entonces, en casos como este, ¿se debe limitar la expresión? Agustín Solano dice:
No se crean formas lejanas a lo que directamente encontramos en un paisaje cotidiano por mero capricho, sino por una razón que humanamente ha sido construida a través de la historia, porque se encuentra en un contexto que permite exponer ciertos problemas de la sociedad en estas formas y composiciones. El artista se aleja socialmente como individuo, pero se acerca socialmente a través de su obra, que pretende crear una reflexión de lo social y manifestar, en su lenguaje y con sus fines, lo que piensa y siente (2004).
Con esto digo que lo éticamente reprochable en el arte ya existe en la realidad, y una obra solo la representa. La violencia no existe en la representación artística de un acontecimiento violento, pues el artista únicamente resignifica la verdadera violencia. Slavoj Žižek apunta sobre una obra de Picasso:
Según cuenta una conocida anécdota, un oficial alemán visitó a Picasso en su estudio de París durante la segunda Guerra Mundial. Allí vio el Guernica y, sorprendido por el “caos” vanguardista del cuadro, preguntó a Picasso: “¿Esto lo ha hecho usted?”. A lo que Picasso respondió: “¡No, ustedes lo hicieron!” (2009).
El arte además es útil, porque evita un fenómeno de pérdida. Al pasar de una generación a otra, lo que ya se va creando y compartiendo, no pierde su significado ni se deteriora. Si ya no hiciéramos arte nunca más, eventualmente nuestra cultura se iría deteriorando hasta regresar a lo silvestre (Jiménez, 2013). He aquí la función del arte: darle mantenimiento a la cultura y a la historia. Cada nueva generación va produciendo nuevas obras, y esto se vuelve un ciclo infinito, que permanece a través de la historia y genera cierta resistencia.
Bibliografía:
Ham, L. (2016). Habacuc está más vivo que nunca. Tierra Adentro. Consultado en: https://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/habacuc-esta-mas -vivo-que-nunca/
Jiménez, J. (2013). Función social del arte. Consultado en: https://youtu.be/Bt6IX5PKxJY
Solano, A. (2004). La legitimación del arte moderno. Graffylia: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras. N° 4.
Žižek, S. (2009). Sobre la violencia, seis reflexiones marginales. Barcelona: Paidós. Recuperado de: http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/05/ZIZEK-Slavo-Sobre-la-violencia.pdf
Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2021 *