El querer enunciar es la motivación primaria para deslizar el lápiz sobre el papel o para ejercer un golpeteo en el teclado, en la acción de verterse a sí mismo entre el texto y su significado subyacente. Tenemos en la literatura (por su forma artística) la motivación de expresar, desde una experiencia estética, lo que percibimos en el contacto continuo a través de nuestra distintiva percepción.
Las palabras que surgen del trazo o del tintineo en la pantalla son capaces de delatar las circunstancias que atravesamos en ese preciso periodo de tiempo de la redacción. Escribir atravesando la denuncia es un acto que requiere de mucha valentía, no sólo porque implica reconocer y afrontar las complejas situaciones a las que nos enfrentamos, sino que significa compartir las propias reflexiones con posibles lectores del mismo contexto.
En las siguientes páginas encontramos las voces de los y las jóvenes que se atrevieron a escribir, en varias o pocas líneas, sobre lo que implica ser parte de nuestra sociedad actual. Abordar temas como los estándares de belleza poco realistas, los impuestos sociales sobre la edad, la marcha del tiempo, la soledad, los feminicidios o los trastornos mentales requiere de una sensibilidad que cada vez se pierde con la normalización de lo lacerante, en la impasibilidad.
Incluso los textos que juegan con las estrategias para descolocar al lector también tienen un papel muy importante al momento de restituir las fórmulas a las que estamos acostumbrados o a las que nuestras mentes reconocen como confortantes.
Escribimos con lo que atraviesa nuestra mirada porque nos apropiamos de lo que sentimos y subrayamos sobre aquello de lo que nos apropiamos. Para los y las autoras, este tipo de narraciones funcionan como un medio efectivo para externar los sentimientos de intranquilidad que descubren en su propio reflejo y en el de los demás.
En conjunto, cada autor nos invita a cavilar sobre lo que ocurre en las calles, en sus propias casas, en sus relaciones, en sus mentes y a redescubrir, desde su literatura, aquello a lo que también se enfrentan día a día.
Itzel Alejandra Ledezma González*
*Estudiante de noveno semestre de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara. Ha colaborado como moderadora y formó parte del comité en el Café Literario CUCSH. Cuenta con una publicación en el número 14 de la revista Aportes Académicos P5.