La sentencia

A mediodía te dije, Troya,
que amabas de manera ferviente,
y me equivoqué.
Deseaba decirte, sin más correcciones, inclemente
moribunda de tres movimientos
 
sin consideración a los desnudos del enemigo,
indudable extranjera a las costas de tu ciudad
—las costas bañadas de sangre—
tibia a los emblemas de tus honras fúnebres
que fueron maderas ardiendo para los fieles,
—los sagrados ritos—
“Troya, te digo: la odisea de la pasión
es capaz de provocar la caída de una ciudad.”
 
Inspirado en la serie de Netflix
Troy: Fall of a city

El mal sutil

Un filósofo dijo que los males
sordos eran los que nos marcaban.
 
Después de sobrevivir
a las escalofriantes pruebas
de la muerte y el amor
comprendes que el peor de los males,
sutilmente, inquieta la rutina.
El malhumor matinal
es el que se mete entre la fisura de los huesos,
es el estrago protervo, te obliga
a odiar las cosas amadas.
Y comprendes que no es el bullicio
el que trastorna al alma
porque el silencio profundo lastima
más que doscientas voces.

Alma de mujer

Sol quemante sobre la hierba.
Lagos cristalinos se mueven y evaporan,
las tragedias se van, se van.
Son circulares y sombrías
como cementerios escondidos.
Qué placentera es mi soledad,
traveseo como los girasoles
sin nunca dejar mi prado.
¿Necesitaré algo más?
En los hábitos diurnos y nocturnos
las mariposas migraron,
las flores recuerdan
lo delicadas que eran.
¿Qué pido satisfacer?
Yo soy más libre, más joven,
más intensa, me repito.
No necesito nada más.

Final de brasas

Cuando se acabó el amor
y el subconsciente dejó de turbarme el alma
—cuando el frío fue opulento y las brasas disiparon—
la minúscula partícula de esperanza,
a veces sustituta de mis células,
se me perdió entre el contorno de los dedos
y yo no pude,
no quise,
encontrarla.
Cuando se acabó el amor
y el subconsciente dejó de turbarme el alma,
mi mirada no era la tuya,
mi frágil cariño no era para ti
y mis ojos se dilataron otra vez.
Cuando mi cuerpo estuvo en homeostasis
—días después de actuar como un artificio—
me moví a cierta lejanía de tu espectro
y me prometí no volver a amar
sin saber qué era el amor.

Joceline Alejandra Grajeda Pérez
Preparatoria 3

Multiversos | Ana Karen García Robles. Preparatoria 15

En blanco

Ana Paula Peña Pérez
Preparatoria 15

Hay un lugar a lo lejos,
en el que me gusta esconderme,
un lugar amable, tibio,
que me refugia cuando mi entorno es frío.
 
Desde ese lugar,
veo la tempestad,
a través de una pequeña ventana,
y me hace sentir segura.
 
Pero el lugar no es del todo perfecto.
Mientras más tiempo paso ahí, más pequeño se vuelve,
actúa como si se hartara de mi estancia.
Si me descuido, puede sofocarme a muerte.
 
¿Será más fuerte la tempestad de afuera
o la presión de adentro?
No puedo darme el lujo de adivinar,
no puedo darme el lujo de esperar.

La tristeza de la soledad | Alejandra Zoé Enríquez. Preparatoria 9

Expectativa

Volteo hacia abajo, la dirección a la que, por lo regular volteo,
veo mis pies, mis manos, cada vez que los veo son diferentes,
diferentes líneas, diferentes formas
esculpidas por diferente viento y con diferente peso.
 
Camino, y mientras más camino,
mis manos y pies se hacen cada vez más pesados,
siento que en cualquier momento el suelo frágil se romperá,
a pesar de que miro hacia abajo, no hay suelo;
miro hacia arriba, no hay techo.
 
Mis hombros se sienten desgarrados, mis piernas cansadas,
¿Puedo seguir caminando?
No puedo ir más abajo o más arriba,
solo puedo ir adelante,
un camino fijo y claro, pero que nunca cambia.

Rojo, verde y azul

Ana Paula Peña Pérez
Preparatoria 15

El sentimiento corre en las venas,
es algo a lo que no me logro acostumbrar,
no logro retirarlo,
no lo puedo controlar.
 
Varias heridas se abren,
sentimientos de sangre se derraman en consecuencia,
con esa sangre, una sonrisa pintada,
es visible, pero no está ahí.
 
¿Qué sangre puede correr por mis venas?
Traté de observarme mediante otros ojos,
pero me quemé,
me resentí, y me contraje, casi me convierto en nada.
 
Sin expresión, lentamente coso mis heridas,
mis lágrimas tendrán propiedades curativas,
amargo es el aire que inunda el espacio,
no puedo odiarme por mis venas delicadas que corren despacio.

Ideas del hueco

Daniela Itzel Esparza Huerta
Preparatoria 19

Odio cada mañana
porque me levanto viva.
 
Mi garganta
siente la punzada
de una idea pecaminosa.
La mantengo de manera silenciosa,
aunque mi verdadera esencia
grita con fuerza su anhelo
de ser descompuesta
por gusanos hambrientos.
 
¿Es la vida
lo más maravilloso que existe?
¿Entonces por qué quiero
una despedida definitiva?
Deseo decirle adiós
a mi respiración en una huida.
 
El dolor sólo pertenece
a los corazones bombeantes,
por eso es mejor estar
encerrada en la tierra.
 
Una soga me basta,
atarla a mi cuello
será el verdugo que me acaba.
 
Pastillas o cuchillos,
agua o fuego,
son más que suficientes
para ser una cobarde
y eso anhelo.
 
Mi alma
necesita descansar
entre las cuatro paredes
de un hoyo profundo,
para nunca más
volver a flotar
entre esta locura terrenal.

Ella

Daniela Itzel Esparza Huerta
Preparatoria 19

Hoy casi clavé un cuchillo
en el centro de mis costillas,
pues ahí se encuentra
la penumbra de mis pesares.
 
Quise acabar (me)
el sentido de insuficiencia
que se halla en mí
desde la niñez.
 
Quise terminar (me)
con la sensación
hacia la inutilidad
tras cada error.
 
Quise matar (me)
el sofocante llanto,
causado por la carga
de un crecimiento apurado,
más bien obligado.
 
Quise impedir (me)
una dolorosa vida
de un voluble futuro,
no muy prometedor.
 
Pero la visualicé.
Tan etérea como siempre,
la perfección la representaba.
 
Colocó sus manos,
manchadas por el sol
entre las mías y el mango
de aquel amenazante cuchillo
anunciando perforar la desilusión,
poco a poco me lo arrebató,
evitando el peligroso corte.
 
Me miró con compasión,
con sus bellos ojos marrones
que destellaban desesperación.
 
Me besó la frente.
Sus labios sabían a la esperanza
que en mí ya no existía.
 
Finalmente me abrazó
intentando darme vida.
 
Luego se esfumó
en brillos dorados
dignos de su realeza.
Ahí comprendí
que por ella
debo continuar
en este tortuoso camino
llamado respirar.
 
Dedicado a Sandra Huerta

Una batalla mental | Concepción Jovana García Macareno. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga.

Sol melancólico

Yvanna Romina Espejo Valdez
Preparatoria 9

Háblales sobre lo mucho que brillabas.
Incluso antes del daño que te hice.
Un río de lágrimas desbordó de tus ojos y dejaste de brillar.
Ese último día de amor, tiré las flores que ya se marchitaban.
Y me despedí de ti.
Te llamaba sol y queriendo ayudarte, te apagué.

Fuerza | Lorena Cruz Ojeda. Preparatoria Regional de Chapala

Maldito y perverso

Diana Sheccid Sandoval Aldana
Preparatoria Regional de El Salto

Me alejo, lo veo. No puedo creerlo, es imposible. ¡¿Aún está vivo ese desgraciado?!
Mi corazón se acelera, mis manos tiemblan y no soy capaz de hablar.
¡Impotencia incontrolable!
Grito, vuelvo a gritar, pero parezco un estúpido mimo.
¡Pantomima!, diría mi hermana.
Sin ninguna salida o alternativa más, prefiero acercarme a lo que parece ser mi destino.
 
—¡Vamos, ven por mí de una vez!
No tarda mucho en acercarse.
Debí obedecerlos. ¿Por qué me atreví a retarlos?…
Eso ya no importa ahora, mi final ya está escrito.
Sucede algo inusual… El maldito y perverso se detiene en seco.
¿Qué espera?, pienso demasiado rápido.
El juego llegó a su fin.

Mi señor

Innecesario era golpear,
éramos obedientes.
Simplemente tradición.

Perdón

Jordan Alejandro Vidal Badillo
Escuela Vocacional

Quiero pedir perdón a las mil y una formas de ser que han salido de este cuerpo en su duro intento por florecer.

Quiero pedir perdón por las anochecidas en las que he incomodado a mis molestas voces llorando por un pasado y también por los lamentos injustificados que se dan en aquellas horas tan intempestivas.

Quiero pedirle perdón al viento por darle una razón más por la cual huir desesperadamente de mí.

Quiero pedirle perdón a aquellas personas que tuvieron que soportar mis desgastantes noches en las cuales yo lloraba sin control; desesperadamente, pero les juro con vehemencia que no lo hacía a propósito, pues cuando el miedo y la agonía seguidos por la desesperanza cunden de imprevisto, tu ser se sorprende y pierde el control de sí mismo.

Quiero pedirme perdón por hacer de estos escritos una forma más de traducir mi pena. Quiero pedir perdón por no hallar la manera de salir de este agujero que yo mismo he cavado en contribución con mis allegados. Quiero pedir perdón por esas noches sempiternas, más que eternas en las que mi alma gritaba y yo no le escuchaba. Lamento por haber perdido la cordura cuando esta misma se necesitaba fuertemente. Una disculpa por las risas inoportunas que me salían cuando todo llegaba de golpe y con prisa. En mi defensa, agrego que mi rival es más fuerte que yo; lo acepto: no lo niego. Me hinco frente a él y le permito que me destruya para que después anhele el regreso de un individuo más fuerte. Suscito un tumulto de aflicciones convertidas en penas, que se callan tras oír los duros gritos de mi consciencia andante por aquel camino de mediocridad e invariabilidad. Te ruego con soltura una respuesta, de inmediato, pues si no encuentro la cura de este fracaso, le abriré paso a la llave indiscutible de una patética felicidad:

Algunos dicen que esta última es la clave de la felicidad, aunque pienso que es el puente entre una inmensa melancolía y un mundo de flaquezas interminables…

Lo siento, vida: te he fallado, pues he terminado desnudo y vacío en este mundo repleto de monstruos cuya principal característica es el pudor por su propia esencia.

Abraxas | Cameron Díaz Reyes. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Gota de vida

Julio Ricardo Morales Raygosa
Preparatoria 9

Le dije ven al lado mío,
mira al letargado gentío,
tan arisco, tan arduo y frío.
De alta lava iba en cause el río
y sin embargo ella sonrió,
sabía que tras ese vacío
había por lo que el río vivió.
Y me arrojé a las llamas
siendo una gota al ras,
agarrada de mis brazas
se escurrió sin verla ya más.

Pesticida

Ana Paula Peña Pérez
Preparatoria 15

Solía tener mariposas en el estómago,
revoloteaban sin parar explorando mi sistema entero,
me hacían sentir en el cielo,
en una realidad distinta.
 
Un día comí algo extraño,
algo con un sabor algo ácido,
un sabor adictivo que sabía que sin dudar volvería a comer,
que a mis mariposas no les pareció afectar.
 
Cada día lo digería,
comerlo se volvió un hábito,
mientras yo más comía,
más se movían las mariposas.
 
Saqué una radiografía,
para descubrir lo lindas que se veían las mariposas,
solo para darme cuenta
de su ausencia fría.
 
Lo que había comido
resultó ser pesticida,
y lo que sentía como mariposas,
era el ácido encendido por sus cenizas.

Imposible de saber

Ana Paula Peña Pérez
Preparatoria 15

El Sol sale, me quema la piel,
se mete y sale la Luna, el frío me hace temblar,
la lluvia nada más es ácida
y está hecha de ilusiones derretidas y evaporadas.
 
En las nubes los caminos que podría haber tomado,
las desgracias que vengan son culpa mía,
los beneficios que vengan son culpa mía,
en mis pies el sello de la decisión que tomé.
 
¿Es acaso muy blanco o demasiado negro?
Es muy temprano, pasa un segundo, ya es demasiado tarde,
¿Cómo sé dónde terminaré?
Pies sellados pero la vista es nublada.
 
Me es frustrante no tener control,
conozco mi pasado, un poco de mi presente, pero no mi futuro,
un profundo miedo al sentimiento.
¿Hay algo en mí a lo que me pueda aferrar?

Querido abuelo

Clarissa Jaquelin Canales Barrena
Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Tus ojos que no se cansan de mirar,
tu boca llena de consejos,
tu piel llena de historias,
tu presencia es un obsequio.
 
Mantienes tus tradiciones
y posees ideas frescas,
hoy te miro, te observo
con mucho cariño y privilegio.
 
Sé que el tiempo te carcome
y que tu vida crees ya haber vivido,
te equivocas tanto al creer eso,
no sabes lo que mi ser pierde
si tú no estás conmigo
 
Irradias tanta confianza,
te escucho como un confidente,
siento tu fortaleza,
te hablo como lo mereces.
 
Te preocupas por la vida,
tu familia y su futuro,
y lo único que quiero decirte
es que ya nos diste mucho.
 
Aún no te das cuenta
de todo lo que has logrado,
aún no te das cuenta
de que no soltaré nunca tu mano.
 
Tiempo es lo que falta,
pero tiempo es lo que sobra.
No puedo pedirle más a la vida
si contigo no pasan las horas.

Sin tu presencia, no hubiera conocido el verdadero arte | Jennifer Fernanda Pacheco Ramos. Preparatoria Regional de El Salto

Efluvios literarios

La poesía es mágica, es don y milagro de quienes la profesan y la buscan; dota de brillo las frases, las acaricia, juega con ellas y las exhibe, resaltando aún más los sentidos impregnados. Las ideas, las emociones, los sentimientos y las sensaciones encuentran un cauce inagotable en ella.
Es capaz de arrasarlo todo con una fuerza expresiva que alcanza al plasmarse a través de palabras, esas pequeñas estructuras que dotamos de sentido. La fuerza de la poesía se desborda, es omniabarcante. Surge de cualquier lado: corre en nuestras casas, en las calles, los bosques, las nubes, el lecho, la banqueta, el cuerpo amado, una flor, una cloaca, un engaño, una desazón o una mirada, incluso de la nada… Surge así nada más, brota de repente y nos seduce, nos asalta hasta asirnos a ella y volvernos dependientes. Somos seres sedientos que bajo su amparo logramos hidratarnos, mitigar vacíos, señalar diferentes semblantes de la realidad y volver tangible nuestra voz interior.
Hacer poesía es mejorar el mundo, aportar un poco de belleza a entornos cada vez más enfermos; es perpetuar la unión entre la idea y la palabra. Escribir poesía es trazar panoramas que subliman todo con toques de ingenio, de gracia creativa; es tan entrañable que todo el que la busca o la desea la encuentra coqueta entre mil cosas, o aislada, esperando que logres atraparla, que llegues a ella.
La poesía nos convierte en dioses al crear mundos repletos de significación. Trazamos caprichosamente universos en los que se entretejen variadas tramas literarias en las que toda alma sensible puede recrearse. Llena de vida lo que a simple vista carece de ella, lo aciago lo torna atractivo, dota de crudeza la miel; lo impensable, lo imaginado, lo cotidiano, todo la hace reaccionar y lo convierte en arte. La revisión de los textos participantes fue una grata experiencia que nos trasladó hacia ríos desbordados de creatividad en los que convergieron múltiples modos de expresión. Se trabajó la palabra y se mostró estéticamente un mensaje. Los textos formaron un mosaico vivo, lozano del talento creativo e inspirador de sus autores.

Alma Yazmín López Magaña*


*Estudió las licenciaturas de Filosofía, en la UdeG, y Español en la Escuela Normal Superior de Jalisco. Realizó la maestría en Comunicación en el Departamento de Estudios de la Comunicación Social del CUCSH. Es maestra de tiempo completo en la Preparatoria de Tonalá Norte en donde además coordina distintos concursos relacionados con la lengua española y hace difusión de la lectura a través de una sala llamada “Sorbos literarios”.

Sombras bajo mis ojos

Mi relación con el espejo es voluble,
cambia según mi sentir,
se modifica si el sol brilla
o si el frío quema.
 
Aunque siempre mis ojeras
impiden que mi vista se nuble.
 
Las manchas oscuras
representan a mi abuela,
significan mis tíos y tías,
son el futuro de mis primas,
son parte de mi padre
y forman mi persona.
Relatan la historia
de mi paterna familia.
 
Mas no son solo por herencia,
pues describen mis desveladas,
a veces por tristeza que atropella,
en ocasiones por felicidad abrumadora.
 

Están por mis lágrimas nocturnas,
dedicadas a mi piel bronceada,
a la cara asimétrica,
a la grasa pesada,
a la cintura grande
y al pequeño busto.
Son el bello cuento
de la vil dismorfia corporal.
 
También están por mis risas ahogadas,
en medio de la simple noche,
ocasionadas por un capítulo más
dentro de mi lectura,
por un capítulo más
de mi serie favorita,
o por simplemente no desear soñar.
 
A mis queridísimas ojeras,
me comprometo con ustedes
a ya no cubrirlas con maquillaje,
por respeto a su valor vivo.

Daniela Itzel Esparza Huerta

Preparatoria 19