Recuerdo la primera vez que te vi:
llegué tarde a tu entrada a escena,
solo pude mirarte confundido
mientras te desvanecías para volver a actuar.
¿Por qué estás de nuevo aquí?
una respuesta no me vendría tan mal,
me ha costado bastante sonreír
como para que te vuelvas mi femme fatal.
Toma este bálsamo labial
y úsalo hasta que te lo acabes,
que por la forma en la que los mueves
no parecen ser noticias suaves.
¿Cómo es que tu apariencia es tan gastada?
Juraría que guardas retratos en tu ático,
te tomaría tantas fotos que solo vienen de
[pasada, donde
dejas tus huellas manchadas
[de amoniaco.
Odio ser el único al que te postras,
¿será por miedo, pena o inseguridad?
¿O es porque tú misma te amordazas?
Una masoca, una dama y una inmoral
que se alimenta del desprecio de
[cualquier animal.
Eres una espectadora que mete mano,
solo cuando algo no le gusta,
dañas inocentes, un método insano,
tus nudillos dan orden de forma injusta.
¡Responde de una vez!
y deja las formalidades a un lado,
ponme estos tragos amargos en factura,
que con el coraje me haces tragar
cualquier platillo está de más.
Te has llevado a tantos de mis conocidos,
extrañamente te vuelves más familiar,
qué sabrás tú de dependencia emocional,
si eres tú la que rompe los lazos.
Ni un canuto es tan vulgar como tú
que te da miedo inhalar,
pero te llevas los últimos suspiros,
y en un respiro te vuelves a relajar.
Luces más decaída de lo usual,
noto la pena en tu mirar,
te preguntaría qué ocurre,
pero esto tiene que acabar.
Recuerdo tu modus operandi,
no medias palabra con quien se ha ido,
llegas, tomas y te largas,
solo un cuerpo en el sillón.
Entro en cuenta de qué hiciste….
Veo por lo que estás triste,
No fui yo el que llegó tarde
Fuiste tú la que me lo permitió.
Leonel Olua García
Preparatoria 9