Arte abstracto

El color rojo sobresale en aquel lienzo liso y tenue. Ligeros trazos de izquierda a derecha comienzan a darte forma a aquella obra de arte.
Un par de toques más y estará lista. La navaja cae al piso y la tela de mi manga vuelve a su lugar, tres botones más son la clave para ocultar aquella pieza única… no puedo mostrarlo; los demás no comprenden mi arte.


María Estela Zúñiga Medina
Preparatoria Regional de Amatitán, módulo Arenal

Una dulce ausencia de miradas | Luisa Fernanda Sánchez García. Preparatoria Regional de El Salto.

La despedida

Me dirigí a la habitación de mis padres
mientras ellos dormían, salí del cuarto llorando
y sigilosamente me subí a una silla.



Perla Vanesa Cárdenas González
Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

Asesina angular

Jura que había querido parar; jura que hubiese preferido nunca escuchar sus gritos de agonía y jamás haber sido mirada de esa forma. Jura que no es un monstruo, que nunca quiso arrebatarle la vida,

que prefería desintegrarse a seguir golpeándola.
Pero todos lo sabemos. Aunque fuese tomada, la piedra había asesinado sin piedad a esa mujer.

Andrea Ixchel Baltazar Díaz
Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

La vuelta al mundo en 80 segundos

Se les informa que para el próximo salto es obligatorio mantenerse en su asiento y abrochar las bandas de fuerza a su cuerpo, en cinco segundos orbitaremos un nuevo sistema solar —dijo por bocina el sistema inteligente que comandaba la nave.
Después de las indicaciones, la cuenta regresiva se iluminó en la pantalla 5… 4… 3… 2… 1. En menos de un suspiro la nave flotaba en un espacio contaminado.
—Este es uno de los nuevos descubrimientos, sean ustedes bienvenidos al sistema 1-013, aunque la mayoría de estos planetas no hay ni hubo vida presente, en un planeta atmosférico se desarrolló un sistema de vida peculiar, quienes causaron toda esta basura mecánica-espacial.
La nave avanzó entre escombros y piezas metálicas narrando con su voz computarizada el ambiente deprimente que flotaba tras las ventanillas de la nave.
—Un sistema de vida evolutivo, dispuesto a dar todo por conocimiento. Llenos de soberbia y falta de conciencia, hicieron de su mundo un caos. Los gases destrozaron su atmósfera no antes que una guerra de intereses matara a la mayoría de los habitantes. Crearon estados y sistemas decadentes donde se obligaron a sufrir. Se llevaron a su propia extinción.
—¿Cómo se llama el planeta? —pregunté mientras girábamos alrededor de él.
—Ellos lo llamaron Tierra.

Benjamín Álvarez Yépez

Preparatoria 11

Suaves caricias | Sergio Toscano Aceves. Preparatoria Regional de El Salto.

Miró por el ojo de la cerradura

Miró por el ojo de la cerradura en busca de su verdad, en busca de su ser. Y es que hace tanto tiempo que no reflexionaba sobre sí mismo. Su vida no había sido para nada lo que imaginaba. En este último año en especial había dejado de lado sus deseos y metas en la vida por demostrar que era digno y ¿qué había conseguido? Nada más que una miseria que lo perseguía.  Al mirar por el ojo de la cerradura, vio desprenderse sus sueños y sus anhelos, la desgracia lo invadió. Y es que había cambiado tanto. ¿En qué momento había dejado de ser ese chico amable con sed de aprender y se había convertido en lo que estaba enfrente?
Miró por el ojo de la cerradura y vio su ser interior, se vio a sí mismo y decidió empezar a luchar por volver a ser él, por recuperarse.

Érick Michel Chávez Núñez

Preparatoria 19

Traición

Nuevamente estás en la cuerda floja por alguien que busca cualquier pretexto para empujarte.

Fernanda Monserrat García Flores

Preparatoria Regional de Casimiro Castillo

Feelings | Jenifeer Micheel Valez González. Preparatoria Regional de El Salto.

“Tempitsolistli Chikuakoli” (Beso callado)

Y entonces la besé.
La conocí hace un mes. Gracias al producto del intercambio de miradas en el metro. Esa misma sonrisa de sus ojos me dieron el valor para invitarla a una cita.
Al anochecer nos encontrábamos bebiendo y conversando en un bar; una semana después dábamos una caminata por la plaza; dos semanas después conocí a sus padres y el siguiente viernes estábamos solos en mi habitación.
En ese momento el silencio fue cómplice, ya que sus manos recorrían de una manera ansiosa mi espalda y entonces… la besé. Acto seguido: la navaja en mi mano atravesaba
su abdomen mientras de su cuerpo salía un ligero pujido y acto seguido, se repitió la acción seis veces más, mientras yo sumaba otra víctima a mi record.
 

 

Jared de Jesús Flores Segura

Preparatoria Regional de Chapala

El reflejo de la verdad

Los espejos son cristales que reflejan la imagen capturada por el rebote de luz, de ese modo al colocarte frente a uno podrás ver tu reflejo como si fuera otra persona.


Nika Ivanov llevaba tiempo queriendo un espejo para su habitación, pero siempre había pensado que sería una mala idea, ya que sentía que no sólo podía reflejar luz. Ella sentía que un espejo en un cuarto podría ser peligroso. Para ella un espejo podría reflejar algún espíritu o incluso robar el suyo; de cierta manera los espejos le daban algo de terror. A pesar de eso, Nika quiso tomar ese riesgo, de esa manera compró un espejo plano y alargado que reflejaba bien su figura.


El primer día estaba emocionada por su nuevo espejo. Lo colocó frente a su cama al no saber bien dónde colocarlo. Todo iba bien, una, dos y tres semanas pasaron antes de que comenzara un problema para la joven, pues con el tiempo se le comenzó a dificultar dormir. Dormía más tarde de lo normal y a veces no y terminaba rendida en el tren de regreso a casa siendo despertada por un extraño o por el llanto de un bebé.
Mientras más pasaba el tiempo las cosas se ponían más extrañas. La pobre joven sentía una presencia de vez en cuando, incluso llegaba a escuchar su nombre a lo lejos, como si alguien le llamase, a veces pensaba en que se estaba volviendo orate y que tendría que visitar a un especialista, con alguna de esas personas que escuchan los problemas de los demás o con los que medican a los que han perdido un tornillo y corren por los pasillos queriendo cazar dragones como Don Quijote.


Al pasar del tiempo esto no cesaba, al contrario, crecía más y más, de poco en poco. Nika comenzaba a ver de reojo algunas sombras o personas y al voltear no había nadie, y ni hablar de las voces dentro de su cabeza. A veces se encontraba en un lugar público y comenzaba a decir en voz alta que se debía guardar silencio haciendo que la gente rumorara sobre su falta de cordura, pero la verdad es que para ella se estaba volviendo algo inefable de explicar su situación actual. La chica había estado pasando por una circunstancia algo extraña, a veces al despertar sentía que alguien jugaba con su cabello, tomaba una de sus manos o se recostaba a su lado, además ella sentía como si alguien más estuviera en su casa, las cosas a veces se caían de su lugar o se movían de un lugar a otro y en ocasiones se podía escuchar como el bufido del gato venía de otra habitación y al revisar se encontraba el felino solo. Nika llegó a pensar en duendes traviesos queriendo molestarla y otras veces pensaba en fantasmas. Hubo días en los que pensó en llamar a un exorcista. Todo se tornó más extraño un día cuando al despertar y tras estirarse un poco se quedó sentada en la cama con la mirada fija al espejo, en el cual su reflejo (o lo que parecía serlo) le sonreía de una manera extraña. No podía creer lo que estaba viendo, fue una sensación que inundó todo su cuerpo y en cuanto pudo cerró sus ojos un momento y al abrirlos aquel reflejo era normal de nuevo.


Estos sucesos la comenzaban a poner nerviosa y a su vez la inquietaban provocando que no se concretara bien y estuviera atónita la mayor parte del día, ya no estaba rindiendo igual que antes y esto daría a consecuencia problemas en su trabajo y círculo social. Sus amistades ya habían notado que se estaba poniendo en un estado algo grave y algunos de ellos le sugirieron ir a visitar a un psicólogo, pero ella siempre se negaba, incluso su madre, quien recientemente había ido a visitarla, le recomendó ir a un psiquiatra. Ella siempre se negaba o decía que iría después para dejar el tema de lado, cabe destacar que no les mencionó nada de lo que estaba pasando a ninguno de ellos y lo poco que mencionaba realmente no era de mucha ayuda, ya que decía cosas como: «No es nada, tal vez de otro mundo, pero nada que no pueda controlar». «Es como una pesadilla, pero al final las pesadillas terminan». «Quizás mañana me veas luchando con algún molino».


Las noches se sentían largas, sólo se ponía audífonos y reproducía música a un volumen alto para no prestar atención a los sonidos que se producían en la casa, podían ser sonidos ligeros como algún objeto pequeño que se dejó caer o de igual manera un sonido algo aberrante. Nika ya estaba muy paranoica con todo este tema.


Como era de esperarse, la falta de sueño empezaba a obligar al cerebro a desactivar ciertas funciones, Nika cada vez era más impulsiva y lenta en su toma de decisiones, de igual manera dañaba otras partes y causaba pérdida de concentración y un empeoramiento general en la memoria. Esto sólo le generó más problemas, pues el bajo desempeño que daba en el trabajo dio por consecuencia que terminaran despidiéndola. Ahora, sin trabajo, tenía más por qué preocuparse. Se mantenía absorta en quién sabe qué cosa.


A veces deliraba un poco y en ocasiones ella charlaba con su reflejo, sorprendentemente algunas por no decir varias veces, su reflejo le contestaba. Y en uno de esos brotes de locura, Nika vio cómo su reflejo le insinuaba acercarse con cierta seña del dedo, simplemente se levantó de la cama acercándose con pasos lentos pero decididos a ir tras el reflejo, y al estar frente a frente con su propio reflejo, extendió su brazo derecho y lo introdujo de poco en poco en el espejo plano, el cual parecía más una entrada a otra habitación. Primero fue su brazo, su pierna y finalmente entró por completo en aquel espejo. Se adentró a lo desconocido.


Desde aquel día se corren muchos rumores sobre lo que realmente sucedió, algunos dicen que falleció en su casa, otros dicen que termino chiflada y otras historias cuentan que se fue a Europa con un hombre adinerado. Sea cual sea la verdad es un hecho que la pobre señorita Ivanov tenía uno que otro tornillo suelto.

Jazmín Alexandra Castro García

Preparatoria 10

¿Qué ves cuando no eres tu? | María Josefina Ramos Cedillo. Preparatoria Regional de Etzatlán.

Entre la guerra y el cielo

¡Clock! Puede ser piélago. ¡Clock! Puede ser jamaica.
 
Mi corazón encanece a los 16 latidos, kilómetros y kilómetros de pecados.

Parecí prostituirme, agregarle ceros a mi alma y así me cobijara el rey de la tierra en llamas.
Trepo a la superficie al paso de los gritos continuos desplomándose al lago del sufrimiento eterno. Trepo a la superficie a medida de un milímetro de alteración en este sol negro.
Puedo sentir mi espíritu no querer extinguirse. Espera un poco más por este cuerpo perdido, que se encuentra con piedras atadas a los pies, con apuñaladas emocionales en la garganta, viviendo en círculos repetitivos.
Mis dos ventanas afligidas contemplan en sueños que se aproxima un gran trago de jugo de limón, un escenario agrietándose; percibo mi presente con burlas, esclavitud y ausencia de piedad; siento el manoseo de un cielo sollozando.
Silencio. Abrí paulatinamente mis ventanas: esta atmósfera me he familiar, es siete veces menos densa.
Al parecer hay un grano de azúcar en el salero que me guía a fracturar cariños, ejecutar capullos y emerger enfermedades mortales. Juzgo poseer la certidumbre de que mis actos son a ciegas.
Mi habitación parpadea, es lo único que subsiste; sus migajas de incandescencia consideran reconfortarme; sin embargo, obstruyen su luz un segundo y brota de mi espalda púas colosales. Mis pupilas son conquistadas por el rey de los pigmentos, los huesos colapsando y la sangre ansiosa por explorar se exprime por cualquier abertura. Empero desobstruyen su luz provocando escuchar plegarias esquizofrénicas.
Estoy bastante cochambrosa. Cinco mililitros menos de vida: este ambiente es frígido. Unos actos en ignorancia, unas palabras torcidas me incitan a poner plomo en mi cerebro y me pregunto: ¿por qué yo?
Una gota de piélago, una gota de jamaica se unifican resonando como un vidrio menospreciado, siento ser un papel calcinado; consumar en cenizas, pues grandes o pequeñas obras tiene el poder de gobernar dando brotes malignos.
Grito una voz en mi interior. Padre celestial, padre limpio, imploro me duches en fuego, atemoriza esta milla oscura, nútreme de agua siete veces hasta convertirme en una pasa. En gratitud el rastro de piedras en el sendero me hablará de ti y con ellas edificaré mi hogar cálido.
Inmortaliza el amor de los de mi sangre, acicala mi presencia con palomas blancas en tierras bravías.
El sol está a noventa y tres millones de millas de distancia, y no puedo mirarlo, pero me inclino ante su existencia permitiendo me traspase con su rayo transparente, ceñiré con adoración todos los domingos.
Fe, no permitas que la neblina opaque tu rostro, pues esta noche necesito de tu permanencia; pretendo seas mi sostén hacia el altar, pues ahí se encuentra el pan y el vino esperando mi trago y poder resurgir. Los ángeles tocan melodías mientras rocían agua anormal y me cantan oraciones de paz con arpas divinas.
Ruego la permanencia eterna de tres hombres enfrente de esta moneda, que uno gire y proclame que limpiará mi sangre, me exhiba la salida a todos mis juicios.

Frida Fernanda Romero Aguilar

Preparatoria 9

Materia Cómico | Jenifeer Micheel Valdez González. Preparatoria Regional de El Salto.

Caos

Dioses ineptos, han olvidado por lo que están aquí, para lo que nacieron. Deberían ser la luz de la humanidad, guiarla por el buen camino, velar por ella, vivir por ella; en cambio sólo le brindan codicia, envidia, rencor, arrogancia, egoísmo y crueldad. Condenaron a Pandora, pero son ustedes la viva imagen de los males que atormentan al mundo, no merecen ser alabados, no merecen nada.

Peccatum | Luisa Fernanda Sánchez García. Preparatoria Regional de El Salto.


Serán condenados al olvido, despojados de sus virtudes,
vivirán entre sus semejantes, sin alterar el curso de la vida
misma y, cada vez que sucumban por su propio linaje, resurgirán
con candidez, sin el privilegio de la alusión, es así como
buscarán la perfección.



Sólo recuerdo cómo las ninfas
cubrían mi cuerpo con seda ¿en
manos de quién? ¿Cuántas veces?
Dudas que nadie tiene permitido
saber, lo único que no sale de mi
cabeza es la voz de aquella mujer,
sentenciándonos a un pecado que ni
siquiera recuerdo.

Valentina Odett brambila Aguayo

Preparatoria Regional de Etzatlán

módulo San Marcos

Atrapado

La oscuridad comienza a ocultarme del resto. Hace días que no logro ver la luz del atardecer… sólo hay una tonta bombilla palpitando y generando un calor insoportable en mi ser. A lo lejos hay un espejo empañado, lleno de pequeñas letras ilegibles. No paro de pensar en que quizá hoy es él día en que se marche la sombra que me aprisiona en este pequeño cuarto con paredes llenas de números que no logro distinguir…
Despierto, miro cómo mi cuerpo se desvanece poco a poco con el tiempo. Ha llegado la hora de levantarme y cruzar la puerta. Comienzo a moverme lentamente con las pocas fuerzas que tengo, pero algo toma mi pie… escucho aquella voz en mi mente, sin poder moverme… tiran de mí para nunca volver.

Carlos Alberto Montero Ortiz

Preparatoria Regional de Tala

Por entro | Braulio Gutiérrez Ayón. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Bucle de monotonía existencial

Observas tus propios pensamientos mientras los ojos apuntan a la ventana del cuarto blanco en un segundo piso, al que llaman “aula”. Confundes el ruido idiota de las conversaciones efímeras con el silencio de las divagaciones mentales.
Volteas por instinto a la cara imbécil de tu amigo que te taladra con tu nombre desde que olvidaste que es “el nombre” te corresponde. Asientes con la cabeza como si comprendieras que lo que sale de su boca no es sólo aire.
Te das cuenta de que garabateaste el ensayo final con la pluma que hace un momento masticabas.
Intentas recordar cuándo sacaste la pluma de tu boca.
Sumerges los pies en una laguna mental.
Por casualidad, ves en el fondo al profesor que entra por la puerta. Detrás de él un mulo —su lamebotas predilecto— carga con proyector, portafolio, listas, cuadernos, libros.
Desciendes la vista, que cae en la mochila. Le siguen tus manos. Buscas la libreta de la materia. Sólo encuentras los cuadernos rancios de hace dos días.
Regresas tu postura a su sitio. Te resignas a los cinco puntos menos que te depara el destino. Tus pupilas naufragan en el horizonte de cabellos chinos, secos y enredados dehippie sentado enfrente que te tapa el pizarrón.
Sopesas su existencia, la tuya.
Tomas las plumas marcadas por la ansiedad dental, el ensayo vandalizado y demás basura escolar. Guardas todo en cualquier parte de la mochila. Te la cuelgas. Los pies te mueven hacia la puerta de acero y enclaustre. Miras el patio con el mismo anhelo con el que observas a la chica que suele pasar por el fresco de la ventana.
El profesor cuestiona tu travesía. El aire disemina esa voz mosquera que intenta volar en tus oídos. Sigues tu camino. Cruzas el sendero. Dejas tu mochila tirada en el pasillo. Subes al barandal color azul-libertad. Permaneces ignorante de la carrera del profesor empeñado por frustrar tu intento de autoinmolación. Te dejas caer a los brazos maternales del patio.
Un instante.
Sobrevives.
Miras un rostro horrorizado, que pertenece a una amiga de la chica sobre la que acabas de caer, ¡esa!, ¡la que suele pasar por el paisaje del ventanal! Tu mejilla mojada, por la sangre que se encauza sobre sus cortos y —ahora— pelirrojos cabellos.
Desdeñas a la horda de mosquitos oportunistas que comienzan a rodearlos. A ti, a ella: a ti sobre ella. Todos quieren chupar de la pestilente escena. Como no hay escapatoria, te rindes. ¿Cuántas veces lo has intentado esta semana? Les das gusto, te entregas. Y regresas. Regresas al bucle de monotonía existencial.

Esteban A. Velázquez

Preparatoria 8

Ilumina el camino hacia tu vida | Karla Michelle Dávila Vázquez. Preparatoria Regional e Tlajomulco de Zúñiga.

El juego

El primer asesinato nunca lo olvidamos, me lo dijo mientras tomaba mi mano. Él fue mi primer amor y mi último respiro.
 

Jorge Alberto Carmona Hernández

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga


La última cena

El primer asesinato nunca lo olvidamos, me lo dijo mientras tomaba mi mano. Él fue mi primer amor y mi último respiro.

Hilda Saraí Gómez García

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

Historia de terror

Estaba aterrado cuando lo primero que vi fue una puerta de mi casa que estaba abierta, y el problema es que yo tuviera una manía por mantener todas las puestas cerradas, el problema es que esa puerta nunca antes estuvo ahí.
 

 

Ana Carolina Escobedo González

Preparatoria 19

Olvido de vuelo

Cuatro paredes. Ansiedad. Gritos internos. Sollozos de soledad.
Llegó el día. Se abren las puertas. Mis alas se extienden… Demonios, lo que faltaba: ¿cómo se vuela?
 

Lourdes Montsserrat Rodríguez González

Preparatoria 19

Receta de mamá

Doctor, doctor…mi hijo no reacciona, le juro que le di sus medicamentos tal como se los receté.

Carlos Alberto Montero Ortiz

Preparatoria Regional de Tala

Un caso más

Riachuelo de dolor |Juliana Marlene Andrade Valle. Preparatoria Regional de El Salto.

Ella dijo no. Ella dijo no. Ella dijo no. Él dijo que sí y la forzó. Ahora ella ya no puede decir nada.

Valeria rubí González Orizaba

Escuela Vocacional

La última pieza

Lo estuve buscando por todos lados sacando todo de los cajones, revolviendo ropa sucia con limpia, hasta que lo encontré. Quién iba a pensar que estaba tumbado en el fondo del armario empolvado “desgastándose”.
Tenía que ponérmelo para esta ocasión, para volver a sentir cómo se sentía usarlo de nuevo, sentir esa calidez que rodeaba todo mi cuerpo me hacía sentir como persona normal. Salgo de casa usando todo lo que necesitaba: corbata, zapatos voleados y brillantes, esmoquin limpio y planchado, pero sobre todo la única pieza que no encontraba y estaba en el fondo del armario: mi alma.
 
 

 

Cynthia Hernández Mendoza

Preparatoria 6

Sé que todo estará bien… pero no esta noche | Angie Gabrielle Lupercio García. Preparatoria Regional de El Salto.

Dalias

Caminó con un gran ramo de dalias, dispuesta a dárselo a la persona que más amaba. Al llegar paró frente a la tumba de quien fue la mujer que la crio.

Uniforme

Inspirado en la película Mulán

Ella usa uniforme fingiendo ser hombre y él se enamoró de ese soldado antes de saber que en realidad es mujer.

Daniela Itzel Esparza Huerta

Preparatoria 19

Recordatorio

Otra madrugada más, me vuelve a levantar el llanto de un bebé. Cada vez que suena, se vuelve más fuerte, tanto que penetra las paredes del cuarto, es demasiado tétrico, pero lo que me desconcierta es cuando la madre va y arrulla al niño, porque me hace recordar que yo soy el muerto.


Juan Ricardo Emmanuel Ramírez García
Preparatoria 19

Dimensión oculta

Tardé en dormirme, por la pintura del hombre sonriente… Hasta que me di cuenta que no era un cuadro sino un espejo.
 

 


María Leonor García López
Preparatoria Regional de Colotlán

La vida por delante

Doce años para recibirse. Tenía que celebrarlo.
—Estaría iniciando la maestría.
—Es una pena —dijo mientras colocaba el expediente junto a los de otras mujeres desaparecidas.
 

Andrea Jazmín Valenzuela Morales

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

La narración es mirar a los ojos de sí

Una historia narrada por jóvenes siempre es el comienzo de algo más que una aportación a la literatura: es el descubrimiento de una nueva visión del mundo. Cuando un joven se asoma por primera vez al interior de las letras y encuentra ahí los ecos de miles de voces antes pronunciadas, descubre una ruta para encontrar su propia voz. Al redescubrirse en un mundo recién nacido, la fusión entre esa novedad y su yo existente da origen a perspectivas alternas infinitas. Así, ese renacimiento deja como resultado un oleaje de creatividad en el que todo es válido y en el que nada está establecido.

Vaivén, pues, ha sido testigo no sólo de aquellos quienes, habiendo entrenado su voz, le dan rienda suelta a sus ideas con una fluidez casi imperceptible, sino también de aquellos en quienes recién despierta la cosquilla de una nueva forma de expresión. Quizá por eso esta revista guarda un lugar especial en la vida íntima y profesional de los jóvenes de las preparatorias del Sistema de Educación Media Superior. Quizá por eso, la labor que realiza Vaivén es cada día más vital e indispensable.
En la presente edición, como en todas las anteriores, no falta la sinceridad, pues si algo es característico en el lenguaje de estas páginas es la transparencia con que los jóvenes plasman sus anhelos, frustraciones, complejos, metas, miedos e ideales. Tan es así que el lector no dejará de encontrarse con finales retorcidos, que aluden a la desesperanza y a lo agónico, finales que no obstante imitan a la perfección una realidad de la que parecen querer escapar. Así pues, la narración es mirar a los ojos de sí, como perdido, encontrado y reflejado en las historias de los otros que al mismo tiempo son las nuestras.

Con todo y esto, hay algo de lo que carece el mundo real que sí se halla en los cuentos y microrrelatos escritos por esos autores: la posibilidad de vivir una historia de nuevo, hasta la saciedad, una y otra vez. De ahí la importancia de seleccionar obras reales, trascendentes, que expresen con autenticidad todo aquello que los jóvenes quieran que emane de sí; que al releer se vuelvan no sólo un placer para el lector, sino un pedazo de historia que entreteja a ambas: la realidad real y la posible.
Porque la realidad real siempre necesitará alternativas probables, y la posible siempre beberá de lo que ya existe, la vida y la literatura coexistirán mano a mano hasta el final de los días. Y al ser dependientes una de la otra, no queda más que seguir mirando a través de los ojos de sí, hasta extender la mirada a un panorama cada vez más enriquecedor. Sigamos mirando nuestras vidas como un reflejo de lo que puede ser y no ha sido, de lo que fue y no será, de lo que somos y seremos, de lo que es y seguirá siendo.

 Óscar Daniel Gómez Mendoza*

* Novelista y dramaturgo, estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Colabora en el SEMS en el área de Difusión y Extensión desde 2018. Ha impartido clases de inglés y español, así como diversos talleres de creación literaria. En 2018 dirigió la obra de teatro Toska, escrita por él mismo.
 

El mecanismo de la princesa

Agnus Dei. Érik Alejandro Sánchez Calleja. Preparatoria Regional de El Salto

Me encuentro frente a una escalera, en forma de espiral. Volteo hacia arriba, no alcanzo a ver algo, todo está oscuro, sólo puedo ver los escalones metálicos, y blancos. Recostado bajo mis pies, en el escalón, hay un bebé, lo tomo en brazos. Conforme voy subiendo los escalones, tras de mí se hacen cada vez menos visibles, la misma oscuridad que emana, cada vez más violenta, los va consumiendo uno a uno hasta desaparecerlos, es envolvente y se asemeja a un líquido espeso, denso y profundo. Me pregunto hasta dónde llevará esto, cuánto habremos de recorrer. Cada paso es lento, pausado, congelado, y la espiral de escaleras se ensancha, se vuelve a juntar, se arremolina, pero no deja de elevarse, aunque más que elevarse por momentos pareciese que no hay extremos, que no hay abajo y arriba, un lado u otro, sólo nos movemos a través de la dinámica espiral. El entonces bebé crece conforme avanzamos, ya es un niño, un adolescente, un adulto… Cada paso lo aturde y confunde más, está angustiado; con él va un miedo primigenio. De esa profunda oscuridad voces, sonidos, algunos aromas y destellos fulminantes surgen en nuestro movimiento por la espiral, eso excita al hombre. Lo llevo de la mando, su rostro es irreconocible, cambia mucho.


*
Hemos llegado a la cima antes de si quiera habernos dado cuenta. El bebé, ahora un anciano, va conmigo. Nos encontramos en una especie de edificio; el viento golpea fuerte, es gélido, abrazador; el cielo está estrellado. 
Al borde del edificio, frente a nosotros, visualizo una figura ondeante; me acerco, es una mujer de cabellera blanca, su cabello se mueve como si de las propias olas del vendaval se tratara. No alcanzo a ver su rostro, su cabello no me lo permite; lleva puesto un gran vestido blanco, de aquella seda con la que tejen los sueños, se mueve impetuoso; está descalza, su piel blanca, profundamente blanca, contrasta con el lóbrego y caótico lugar. Parece una princesa.
Doy un paso, intento acercarme a aquella inusitada pero bella mujer. El viento es frío y pesado, pero por momentos creo ser yo quien alberga lo gélido en su interior. Me pregunto cómo es que aquella mujer puede resistir tal cosa con apenas esa vestidura, casi una sábana.
Ella se me acerca, pareciese polvo por la manera en que se mueve y es frágil, mucho. Está frente a mí, con una de sus manos me toca la mejilla y luego me levanta suavemente el mentón, la otra la recarga en mi hombro. Su presencia es cálida; sin embargo, me sigue pareciendo distante frente al frío que yo albergo. ¿Qué nos separa?, ¿qué nos une?
El anciano cae y con un último esfuerzo me tira débilmente de la mano, y con una voz jadeante me proclama:
—Por favor, dame tiempo.
No entiendo a qué se refiere. —Yo no puedo ofrecérselo, el tiempo no me pertenece —le respondo.
Se desploma. La bella princesa ni se inmuta, sólo me observa y, musitando, me pregunta:
—¿Qué harías si el fin del mundo estuviese en tus manos?
La bella princesa me tendió de su mano un antiguo mecanismo, un reloj de bolsillo, pesado de viejas, actuales y futuras historias. —Si abres la tapadera, el mundo acabará —continúa.



*
Fue entonces demasiado tarde. La cumbre de la vida. Sólo en los límites, sólo en la cima es cuando se ve lo que se ha logrado, lo que se ha conseguido.
El tiempo devoró a los hombres y a toda criatura, la noche pierde a todos en su interior, eso es lo que queda, al vacío se nos arroja; y no hubo salvadores ni redentores, gobernantes o dictadores, reyes ni reinas ¡No hubo pueblos ni reinos enteros o criatura alguna sobre ese mundo que pudieran evitarlo! El líquido oscuro, el líquido amniótico de la existencia ahogó al viejo mundo.
Un destello, una explosión.
Yo soy la muerte, el destructor.
00:00. Despierto. Soy un recién nacido en el principio de la espiral, ¿cuánto he de recorrer hasta volver? El miedo primigenio me toma en sus brazos, me acompaña.
 
 

Osvaldo Ambriz Martínez

Preparatoria 6

En busca de la Luna llena. Carla Lidia Velázquez Chávez. Preparatoria Regional de El Salto.

La despedida

Héctor estaba con su novia. Era la última vez que se verían. El joven se daba cuenta de que había un problema en su relación, así que le dio un último beso y la volvió a enterrar.

Triste Soledad

Tengo miedo de quedarme sin amigos, por eso no les quito las cadenas.

Hombre precavido

Estaba almorzando en la carretera y en mi café cayó una mosca, me dio mucho asco… debí haber embolsado el cadáver primero.

Amor es Amor

A mis 39 años encontré el amor. Me gusta ir a la escuela; mi motivación: Anita. Tiene el cabello largo, bonitas pestañas, ojos grandes, labios pequeños, nariz respingada, cejas pobladas. Pero ella tal vez no me haga caso: todas las niñas de cuarto año de primaria son casi iguales. ¿Qué no entienden que a los 10 años es un buen momento para madurar?

Isaac Valenzuela García

Preparatoria 8