Versos para Aria

Karol Santiago Villalever Guerrero
Preparatoria 15

Entonces, sujeté las partituras,
las trocé; resultó un polvo.
Tuve la osadía de inhalarlo.
En un instante,
mi sangre colérica y el polvo aquel convergieron.
Buscaron la fuga de mi cuerpo,
fui su cómplice.
Nos escapamos de la materia corporal y fuimos música.
Jamás regresamos.
Decidimos habitar aquello abstracto.
Decidimos vivir donde yacen los verdaderos:
Chopin bebía con Liszt sobre la cola de un pulcro clavicémbalo.
Schubert besaba a un hombre desconocido;
mi sangre asumió que era el lamento mimetizado en varón.
Beethoven discutía con una mujer en estado de desnudez.
Nosotros, fumábamos, danzábamos con
Duncan y sus llantos y velos.
Olvidábamos las voces humanas.
Procurábamos no evocar nuestra
historia,
Procurábamos la vida.

Delicias acromáticas
Samantha Bueno Iñiguez
Preparatoria 9

Pacto Nocturno (Night Pact)

Alexander Rafael Hernández Santiago | Preparatoria 15

Noches de angustias

Luis, envuelto en la penumbra, se encuentra en el cuarto de su difunto
hermano Alex en un sueño vívido. Las sombras danzan entre los recuerdos, reviviendo momentos compartidos. La habitación está impregnada de nostalgia, pero una sensación inquietante se cierne en el aire. Luis observa, pertenencias de Alex, que despiertan recuerdos intensos.

Despertar en angustia


Luis, con lágrimas en los ojos, despierta súbitamente en su propia habitación. El recuerdo del sueño lo persigue, un grito desesperado escapa de sus labios. La realidad y la fantasía se entrelazan, dejando a Luis en un estado de angustia palpable.

Parque de la infancia – Ruta diaria

Luis, en su rutina diaria, camina frente al parque donde solía jugar cuando salían de la escuela con su hermano Alex. Cada día, de ida y vuelta al trabajo, el parque se convierte en un punto de encuentro con sus recuerdos, tejiendo un tapiz de emociones a lo largo de su camino. En las mañanas, el sol ilumina el parque, recordando la calidez de los días de juego. En las tardes, la puesta de sol crea sombras nostálgicas que dan vida a los recuerdos de risas y travesuras. La brisa lleva consigo susurros de antiguas risas infantiles, creando una conexión entre el presente y el pasado.

Encuentros con la Melancolía

Cada vez que Luis pasa frente al parque, se sume en un sentimiento dual de felicidad por los recuerdos y tristeza por la pérdida. La risa de Alex parece resonar entre los árboles, pero la ausencia física
pesa en el corazón de Luis.


Parque de la infancia – Encuentro oscuro

Luis, inmerso en la dicotomía de sus sentimientos, se recuesta en el parque. En la distancia, un diminuto automóvil de control remoto impacta su pierna, suscitando su curiosidad y confusión. Al levantar el vehículo,
descubre que lleva el nombre de su difunto hermano, materializando así el juguete preferido de Alex. Este inesperado resurgir de la nostalgia
guía a Luis hacia un antiguo libro cercano.
Mientras recoge el libro, captura ecos lejanos de ruidos perturbadores detrás de él. Con temor, logra distinguir una sombra con ojos fulgurantes, un encuentro que lo llena de inquietud ante lo desconocido.
Sintiendo un estremecimiento, arroja el libro al suelo, destacando una hoja
arrancada que emana símbolos oscuros y una atmósfera sobrenatural.

Invocación en busca de despedida

Al regresar a su hogar, Luis examina detenidamente la hoja que ha descubierto, desvelando un ritual ancestral para comunicarse
con aquellos que más extrañas a través de los sueños. Impulsado por la
imperiosa necesidad de dialogar una última vez con su hermano, Luis, entre la desesperación y la valentía, decide emplear la hoja para invocar una conexión más allá de la vida.
Con la solemnidad del propósito, Luis coloca la hoja en el suelo del cuarto que alguna vez perteneció a Alex, iluminando el entorno con velas que forman un círculo de luz tenue en la oscuridad persistente.
Los símbolos en la hoja resplandecen con una luminosidad sobrenatural mientras Luis recita las antiguas palabras del ritual
con una devoción intensa. Un estremecimiento atraviesa la habitación
cuando la hoja se agita levemente y se desliza por la puerta, revelando una
conexión con lo desconocido. Aunque se percibe el sonido de alguien acercándose desde la puerta, en realidad, algo sutil se
materializa detrás de Luis, envolviéndolo en un abrazo onírico que lo sumerge nuevamente en un sueño profundo.
Encuentro en el parque Despierta yace en el parque de su
infancia; de entre los arbustos emerge Alex, tal como lo recuerda. Luis, con emoción, abraza a su hermano. Lágrimas de felicidad fluyen mientras los hermanos se sumergen en diálogos y actividades, colmando los vacíos del tiempo perdido.

Giro imprevisto


En medio de la reconstrucción de memorias, Luis, valiente, busca los consejos de Alex sobre cómo abordar decisiones fundamentales de su vida actual, como la elección de una carrera. Sin embargo, la atmósfera se transforma abruptamente cuando, al alzar la mirada, se enfrenta a
la impactante imagen de su hermano, ahora cubierto de sangre, expresando: «No me hubieras arrebatado la vida».

Revelación sobrenatural

El parque, antaño repleto de alegría, se torna sombrío y tenso. Alex, con una mirada acusadora, desvela la verdadera naturaleza de su muerte y la participación de Luis en ese trágico suceso orquestado por fuerzas oscuras.
Retroceso en el tiempo Luis es testigo de la escalada de la discusión con su hermano, llegando a un punto álgido. En medio de palabras intensas,
abrumado por la ira y la frustración, Luis empuja involuntariamente a Alex. El hermano mayor, al tropezar con un objeto en el suelo del parque, cae hacia atrás, golpeándose la cabeza con fuerza contra una banca de piedra. El sonido sordo del impacto silencia instantáneamente la discusión. Horrorizado, Luis corre hacia Alex, pero la gravedad del golpe lo deja inconsciente. Una sombra oscura se desliza sutilmente por el lugar. Esta trágica secuencia desencadena eventos sobrenaturales que Luis explorará al sumergirse más en los recuerdos. Con Alex en el suelo, Luis, lleno de pánico y culpabilidad, intenta desesperadamente despertarlo con gritos desgarrantes y golpes, pero una extraña niebla comienza a envolver el área, distorsionando la realidad. Voces susurrantes y sombras inquietantes danzan entre los árboles, mientras Luis, cada vez más inquieto, intenta comprender lo que está sucediendo.

Travesía al más allá


En un rincón del reino espiritual, Alex emprende la búsqueda del alma de su hermano pequeño en la oscuridad. En ese viaje, ambos se encuentran, liberándose de las ataduras terrenales. Abrazados en un perdón mutuo, Luis, con lágrimas en los ojos, se disculpa por lo sucedido, mientras Alex, entre lágrimas de felicidad, le asegura que no es su culpa. Mientras avanzan hacia el más allá, los hermanos se sumergen en un amor eterno, despidiéndose de las sombras del pasado. Tomados de la mano
carcajean con risas suaves y fuertes, fundiéndose en una conexión eterna.

Entre sombras y secretos

Tras la emotiva despedida en el reino espiritual, Luis se encuentra repentinamente en un callejón oscuro, confundido y aturdido, sucio y hambriento gritando a todo pulmón el nombre de su hermano como si lo estuviera buscando. Un par de trabajadores de un psiquíatra lo rodean. Sin previo aviso, un fuerte golpe lo hace perder la conciencia. Cuando Luis despierta, se encuentra en el asiento trasero de un auto, herido y desorientado. Los trabajadores del psiquiatra lo miran con frialdad, mientras uno de ellos, que se hace llamar Guillermo, se quita la capucha. «Alex», exclama Luis, con sorpresa y confusión, mientras Guillermo, con una mirada intensa hacia atrás, revela su rostro, y otro trabajador, de manera brusca, lo golpea.
La historia se desvanece en la incertidumbre mientras el auto se aleja por las calles, dejando a Luis atrapado en la confusión de lo que parece ser una realidad distorsionada.

Pasado | María Carolina Ortega Arellano | Preparatoria 7

Arrepentimiento

Ytzel Estrada Flores | Preparatoria 8

En cuanto mi alma subió al cielo y admiré a todas las demás almas que ahí descansaban, entendí que había desperdiciado mi vida intentando no pecar.

Atrapada en el camino | Frida Alonso Hernández | Preparatoria Regional de El Salto

El único enemigo

Lily Johana Ugalde del Valle | Preparatoria Regional de Tuxpan

¡Me declaro culpable! –dijo la mente al corazón como al resto del cuerpo–.
Me declaro autor de cada uno de los escenarios ficticios que coloqué en su mente, de cada vez que mantuve sus ojos abiertos reproduciendo en ellos cada uno de los eventos que ocurrieron durante el día, sobre todo, aquellos que dejan un peso enorme en los hombros, un dolor intenso en el corazón y una cinta que tapa la boca. ¡Me declaro culpable por hacerle sobrepensar! Por provocar ese miedo inmundo que siente a la hora de caminar y que atadas sus manos deja, o al menos, me declaro culpable de hacerle creer eso –sentenció victoriosamente–.

El ritual

Alan Mauricio Zarate Cota | Preparatoria 8

Menos mal todo salió bien.
El ritual terminó y ahora, gracias a ese trato con aquel ser misterioso, mi vida nunca llegará a su fin. Quién diría que la vida eterna solo me costó unas velas y un par de amigos desmembrados.

El bello estruendo del mar
Osvaldo Pérez Martínez
Módulo Cuquío de la Preparatoria 8

Hitobashira

Joseline Guadalupe Estrada Corvera
Preparatoria 8

Me apena que me mires así, pero tienes que comprender: mi equipo ya está completo y los considero indispensables, sé que tal vez no sea moralmente correcto, pero teniendo en cuenta que eres el nuevo y nadie te espera en casa te considero el más apto para este trabajo, ¡no llores! Al menos servirás de algo…


Enterrado
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Derrame
Melanie Yamile Hernández Mendoza
Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga


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Lloré

Mariana Macías Rosado | Universidad de Colima

En la radio, una canción que dice mi nombre. Papá sube el volumen del estéreo que
grita que no puede más.
Mi nombre dicho de una manera en la que nunca lo había escuchado, con una agonía
que tiene destreza para envolver el alma, con desesperado amor y ternura, con
curiosidad alarmante que procura el cuidado. Tanto impactó, que no he permitido que
me abandone.
Le conté a mamá de mi melancolía. Como fondo, el piano decidido y la exclamación
agonizante de mi nombre, que escogió con ansias, sin inspiración, con
revelaciones y epifanías.
Al escucharme, recogió y al terminar, me entregó, las manos con uñas rojas mal
pintadas y con cuidado, otra vez, los pedazos de mi pobre corazón. Y me di cuenta
de que, como ha sabido recoger mi alma, recogerá mi cuerpo, inerte por amor.
Lloré por ella, que me dejó pronto, porque la extraño sin poder recordarla, porque no
estaba lista para dejarla.
Lloré porque soy feliz, porque debería
serlo, pero no hay manera de negar
que el abandono ha caminado junto a
mí, fiel y complaciente.
Lloré porque la vida me ha estado
abandonando por pedazos desde sabrá Dios
cuándo, trozo por trozo, con tortura. Y
mamá, que intenta recogerlos en el costal
azul marino que rompe y vuelve a coser.
Lloré porque no le pertenezco a nadie. Lloré
porque el intrínseco, humano deseo de ser el
objeto de adoración y no el adorador, nada más
no me abandona.

Observa
Ernesto González Santiago
Preparatoria 7

Gallinita ciega

Joseline Guadalupe Estrada Corvera | Preparatoria 8

En el tranquilo preescolar, cada día seguía la misma rutina: estudiar, comer y jugar. Nuestro juego favorito era siempre el mismo, “zapatito blanco, zapatito azul”. Sin embargo, la monotonía se rompió cuando la nueva maestra decidió introducir un juego diferente: la gallinita ciega. Nadie sabía las reglas, pero cuando las explicó, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Este juego me recordaba a las noches de los viernes, cuando mis padres y yo solíamos jugar a escondernos. Distraído por mis recuerdos, jugué según las reglas que conocía. Pero pronto me encontré escondido durante horas, ignorando los llamados que resonaban a mi alrededor. Fue cuando las sirenas se acercaron y escuché la voz de mi padre, salí corriendo de mi escondite hacia sus brazos, donde él explicaba al oficial lo sucedido, el cual no pasó por desapercibido mis dedos faltantes.
Hacía un año, un accidente había transformado a mi esposa. Comenzó a comportarse de manera extraña , hasta el punto de atacar a mi hijo una noche, convencida de que era un impostor. En un arrebato de violencia, le arrancó dos dedos de un mordisco y luego, llena de remordimiento, se cegó a sí misma. A pesar de todo, no podía abandonarla, y en su lugar, decidí mentirle a mi hijo, haciéndolo creer que los viernes, día en que la medicación de su madre se terminaba, jugábamos en familia al escondite; si lograba permanecer escondido sin importar lo que dijera mamá, ganaría un premio. El juego terminaría únicamente cuando yo lo llamara.

El huésped
Kimberly Jaqueline Gutiérrez Pulido
Preparatoria 9

El origen

José Antonio Canseco Briceño | Preparatoria 15

Ha dado calma y razones al hombre. Ha sido la causa de los fenómenos mundanos y el receptor de nuestras teorías y plegarias. Pensamos en él como autor intelectual de la vida misma. Dio el punto de partida en una detonación, que no sabemos si fue causa o motivo. Lo pensamos como un ente eterno y cambiante, formidable en su voluntad.
Para unos parcial y para otros con un sentimiento de premiar la bondad. No es problema aceptarlo, sino entenderlo. Nos encontramos inmersos en el
todo del cual él es protagonista, siendo el eje de nuestra realidad, aunque su existencia no dependa de la nuestra. Ha sido interpretado por distintas
culturas y pensadores, buscando en su versión la verdad que es, pero la sociedad en su afán egoísta, lo utiliza para separar y etiquetar a la humanidad y como genio que concede deseos. Dios, El universo, suerte…
¿Cómo lo nombras?

Cupido

Yhoalibeth Estrada Flores| Preparatoria 8

Junté a muchas parejas, aconsejé a miles, los hice felices con mi eficaz
puntería. Justo en ese momento, cuando mi trabajo estaba hecho, me di
cuenta de lo solo e infeliz que era.

“Out in the rain”
Yael Archibaldo Hidalgo Lomelí
Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Decepción familiar

Ceniza | Preparatoria 8

—¡Eres verdaderamente un ser repugnante! Yo y tu padre, no estamos
orgullosos de ti en lo más mínimo, no mereces nuestro apellido y mucho
menos todos los cuidados que te hemos dado ¿Qué hicimos mal? ¿Por qué
saliste así? — Largo de mi vista, no puedo verte más tiempo.
— A partir de ahora no eres parte de esta familia!
—Pero, mamá, solo te dije que soy gay.

La paloma blanca

Karol Dariana Herrera Vázquez
Preparatoria Regional de San Juan de los Lagos

Me encontraba en la casa que algún día perteneció a mi abuelo, sentada en el sillón viendo sus fotos y recordando los momentos, escuché una voz proveniente del que fue su cuarto, era su voz cálida, cantando la canción que siempre cantábamos juntos. Mientras subía las escaleras, una paloma apareció volando rumbo a la calle, la perseguí, pero antes de salir de la casa, sonó el teléfono, pregunté varias veces quién era , nadie contestó, lo ignoré y cuando salí la paloma ya no estaba. En la tierra del jardín había unas huellas, de los zapatos de mi abuelo.

Pertenezco a ti | Cesar Ernesto Pedroza Guillén | Preparatoria 9

Misterio matutino

Rigoberto Padilla Campos
Preparatoria Regional de San Juan de los Lagos

Me levanto en la mañana, mi cama raramente
estaba acomodada, no había comida pero no tenía
hambre, la ropa no me queda y se me cae, el espejo
debe estar averiado, no veo mi reflejo, mi esposa llora
y no la puedo consolar

Escalofríos

Abraham Esau Inostros Vigil
Preparatoria 8

Lo miré a los ojos: su odio, rencor y miedo me atemorizan
hasta los huesos. Por eso decidí apartarme del espejo.

Inseguridad | Aaron Amir López Hernández | Preparatoria Regional de El Salto

Particularidades

Mariana Macías Rosado
Universidad de Colima

Me he rendido ante Dios, como he sucumbido a los vicios. Todo a mi paso, todo a mi alcance. Pero ellos no me alcanzan, nada me llena, nada me satisface.
El mundo tan abierto, tan dispuesto, hasta el instante en el que mi puerta se abre, que es cuando la suya se cierra. He disfrazado de introspección la
agotadora y peligrosa crisis existencial, que acecha y corroe, derrumba el futuro.
He escrito tan poco porque he vivido lo mínimo, acobardada de mis deseos,
asustada de mis ambiciones, que el presentarme como escritora es
estúpidamente fraudulento.
Tan grande para intentar, pero tan joven para olvidarme de vivir, que me he encontrado en un agujero de particularidades adolescentes, decorado con experiencias no alcanzadas y posibilidades atascadas, que pretendieron
disfrazar con su nostalgia, la putrefacción de mis oportunidades.
¿Por qué no me alcanza la vida? Deseando escribir poemas, solo garabateo planes.

Dulce Dolor.
Pamela Abigail Romo Raymundo
Preparatoria Regional de San Juan de los Lagos