Xenón

El pecado desolló los límites.
Intentas ser foráneo, pero eres inquilino,
velar del inconsciente, en tu antebrazo.
La vana ilusión sublime te sujeta del otro.
Quieres ser ingenuo, a la vez, sagaz.
¿Será el cuerpo, una jaula que nace de rodillas?
Las nubes se estiran para sudar el éxtasis,
la tierra se abre de piernas para hacer gárgaras con el fuego,
Una daga sin saliva zozobra sobre tu cuello.
El canto del cuervo se afina con el filo de tus uñas,
un látigo no camina sin su amo,
¿Podrá una herida deformarse al sentir un orgasmo?

Dondequiera que haya sangre habrá una ebullición que coincide con el grado de excitación adquirido, pero ¿es usted capaz de imaginar una sensación clandestina?

¿será probable que vea al diablo y soporte que el diablo le vea a usted?

por consiguiente, ¿qué le emitirá?, ¿bajaría usted la mirada?

¿lo intentaría seducir?, ¿le daría la espalda?, ¿qué hará usted cuando discierna que aquí las lágrimas son alfileres calientes quema rostros?, ¿logrará filosofar el significado de un sufrimiento punzocortante?

Sin tocar las mentiras abracé la deducción,
sin llorar por las lesiones caminé hasta la salud,
sin oler tu fragancia embriagué mi imprudencia,
sin mirar tu cuerpo imaginé la exuberancia,
¿Qué pasará si la utopía se colorea por sí sola?
¿Podrá el cuerpo y la mente, soportar el desmesurado voltaje del caos?

 

Luis Isaac Lamas Estudillo
Preparatoria del Centro Universitario UTEG Américas
Publicado en la edición Núm. 12