Karol Santiago Villalever Guerrero
Preparatoria 15
Entonces, sujeté las partituras,
las trocé; resultó un polvo.
Tuve la osadía de inhalarlo.
En un instante,
mi sangre colérica y el polvo aquel convergieron.
Buscaron la fuga de mi cuerpo,
fui su cómplice.
Nos escapamos de la materia corporal y fuimos música.
Jamás regresamos.
Decidimos habitar aquello abstracto.
Decidimos vivir donde yacen los verdaderos:
Chopin bebía con Liszt sobre la cola de un pulcro clavicémbalo.
Schubert besaba a un hombre desconocido;
mi sangre asumió que era el lamento mimetizado en varón.
Beethoven discutía con una mujer en estado de desnudez.
Nosotros, fumábamos, danzábamos con
Duncan y sus llantos y velos.
Olvidábamos las voces humanas.
Procurábamos no evocar nuestra
historia,
Procurábamos la vida.