Soles y latidos conservo en vitrinas,
los libero cuando cumplen un mes.
Al clavel le he visto sonrisas,
a las estrellas correr.
Sé de pájaros que juegan a encantados,
aunque me asome despacio se habrán escapado.
Si mis abejas desisten las duermo en laurel,
a cambio bendicen los tallos.
De mi llanto brota lava.
En la calma la espuma me entrelaza los pies.
Si viajo de noche y me recuesto en el césped,
como manta el perfume de anís envuelve mi ser.
Sé cómo los sueños rotos vender,
mas si el cielo oscurece,
me los he de comer.
Me relampaguea el cabello en otoño,
en invierno el frío viento lo hace de él.
Con noches de lluvia me pinto en la tierra húmeda,
se me enmarañan flores a las venas.
Con el paso de lunas conocí el fulgor,
y el canto que al espíritu serena.
Tania Rodríguez Alonso
Preparatoria 15