El oxígeno era casi inexistente, se iba tan rápido como el agua entraba en mis pulmones.
¿Habrá dicha más grande que morir en el cielo y no morir para esperar llegar a él? Ahí está la calma y las estrellas son como burbujas… cada vez son menos.
Dalia Sarahi Hinojosa Mayoral
Preparatoria 4
Publicado en la edición Núm. 11