21 de septiembre
Me encanta escribir en este diario, cada vez me acostumbro más. Antes de formar una familia, tenía el sueño tonto de compartirle al mundo mis historias. Esperaba cumplir muchas metas y hacer todo lo que mi mente pensaba cuando estaba sobre la almohada. Pero no fue así y, honestamente, creo que con lo que acaba de pasar, ya jamás lo haré de nuevo…
No redacté únicamente lo que me alegró, también impregné la suma de palabras que expresaban aquello que me dejó un irrellenable vacío en el pecho, lo que destrozaba mi alma cual chacal feroz que ataca y devora a su presa indefensa, incluso lo que me frustraba o emocionaba. Hoy no sé cómo sentirme… o quizá sí.
Encontraron el cuerpo de mi hija. Lo dejaron en un lote que queda a treinta minutos de la casa. Más tarde detuvieron a mi yerno; afortunadamente encontraron los papeles del coche, estaban a su nombre. “Lo adquirió hace un par de días”, nos dijo el investigador.
Antes solo había sospechas sobre él, pero los policías lograron conseguir una «prueba sólida». Lo llevaron a la cárcel y ahora solo esperamos que un juez dé el fallo en su contra.
Fue sumamente complicado para los investigadores dar con él; escuché que una vez uno de ellos gritó por la desesperación. Nos abrazó y nos dijo que estaría completamente derrotado si algo así le ocurriera a su pequeña de cuatro años, y que por ella no descansaría hasta dar con el responsable.
Recuerdo que el investigador me dijo: “no encontramos rastro alguno de ADN en el cuerpo de su hija, estaba destrozado. Lamento informarle que el responsable la torturó; su cráneo está partido, recibió muchos golpes; sus manos fueron atadas por horas, supongo que usó cables para retenerle”.
18 de septiembre
Se convirtió en el sospechoso principal.
Hoy me acerqué al investigador porque lo que dijo mi esposa me hizo dudar de alguien. Estaban investigando a nuestro vecino porque es una sombra en el vecindario, “un misterio que causa escalofríos” según mi esposa y un “loco” para el resto de nuestros vecinos. Pero yo no dudo de él, desconfío de mi yerno. Él llevaba seis meses con nuestra pequeñita hermosa y nunca pudimos comprobar nada de lo que nos decía. Era un foráneo que llegó de intercambio a su universidad. No tenía familia aquí, era un extraño que paseaba por nuestra casa cada que mi hija le invitaba. Maldigo el momento en que cruzaron miradas.
Llegó un anonimato a mi casa. Eran letras al azar sobre un papel manchado de grasa que olía a gasolina, polvo y mugre. En el centro contenía una coordenada que indicaba un lugar que había sido abandonado hace algunos años.
Cuando los oficiales arribaron al lugar indicado se encontraron con la escena del crimen (como le llaman ellos). Era un edificio, deshabitado por las condiciones indignas de vida y por la enorme tasa de inseguridad que había en la zona. Dentro de él, encontraron una mordaza, cables enrollados, un líquido bermellón que cubría casi todo un cuarto y un estuche de herramientas que se encontraba completamente vacío.
Sobre una mesa que yacía abandonada en el lugar, se encontraron varios objetos: unas flores, dos copas de vino, una botella de Santo Tomás Merlot, comida que empezaba a presentar signos de descomposición, un ramo de begonias y una canastita de dulces Laposse.
Todo se encontraba desordenado; los investigadores nos dijeron que posiblemente hubo una pelea entre mi hija y su agresor o agresores. Me dijeron que era muy probable que no la volviera a ver, porque la sangre podría ser suya y, en caso de serlo, era casi imposible que hubiera podido sobrevivir a la violencia que sufrió. Ese golpe fue muy duro para mí, imaginé en ese momento el dolor por el que pasara mi pequeñita.
Me sentí triste y salí del lugar. Mi esposa estaba esperándome, pero intentaba quitar de su camino a uno de los policías. Le dije que era mejor que nos fuéramos, pero de un instante a otro ella había logrado pasar. Fui corriendo tras de ella, pero era tarde… Lo vio todo. Dijo que todo aquello que estaba en la mesa eran cosas que le gustaban a nuestra Marlene. El policía calló un momento y nadie dijo nada. Escuché que en el fondo el investigador y un policía secreteaban. Seguramente comenzaban a sospechar de alguien más o tenían otra pista. No perdí el tiempo, me acerqué. Le dije en voz baja que posiblemente el responsable era su novio, una bestia que la controlaba y le ordenaba qué hacer.
El investigador me llevó a otro lugar para decirme que era extraño que el responsable decidiera dejarlo todo aquí como si se burlara, ya que no había dejado rastro alguno. Me aseguró que lo que creía era posible, ya que suponía que el villano de esta historia la tenía vigilada y analizada, que era cercano y que había planeado esto desde hacía tiempo.
15 de septiembre
Todo salió mal, maldición, no era mi intención hacerlo. Todo fue su culpa. Si ella hubiera aceptado huir conmigo, nada de esto estaría pasando; su piel no estaría fría, sus manos seguirían acariciando mis mejillas al darme un abrazo, su sonrisa brillaría, sus ojos desprenderían aquel brillo divino que solo ella podía darme… Pero todo salió mal. ¿Por qué tuvo que elegirlo a él? ¿Por qué?
Estoy seguro de que soy mejor que ese foráneo. No sé qué le ve a su noviecito, yo sí la merezco y la amo más cada día. Pero me dijo que estaba loco. Se echó a llorar cuando le confesé mi amor, el amor más puro que puede existir, el de un padre a su hija, ¿o no dicen eso siempre?
Ella prefirió caminar hacia la salida de aquel edificio abandonado. Veía cómo sus piernas caminaban forzadamente. Su rostro estaba pálido. Su mano izquierda temblaba y el puño derecho lo mantenía cerrado. Cuando casi llegaba a la salida, la tiré del cabello. La empujé contra la mesa y quedó inconsciente por unos minutos. Despertó y me gritó que estaba loco. No pude contenerme más, ni siquiera sé qué pasó en ese momento. Cuando regresé a la realidad, ella ya no estaba más en este mundo; su cráneo estaba partido. En mi mano sujetaba una llave de metal. Ni siquiera recuerdo haberla sacado de mi estuche.
No sé si lo peor fue verla atada y golpeada o pensar en lo que había provocado.
Fue una lástima que nuestro amor solo existiera en mi mente. Ella debió aceptar irse conmigo y dejarlo a él, yo sé que me amaba. Ella siempre se despedía de mí con un beso y un abrazo, y me decía que me quería, yo sé que me amaba como yo a ella… Pero todo fue culpa de él. Ese maldito hizo que cambiara conmigo y ahora no me queda más que alterar el plan b. Debo culparlo de su muerte pues, si ella no hubiera decidido salir huyendo, yo jamás habría perdido el control. Tuve que limpiar todo y, aunque siento que lo hice bien, no puedo evitar pensar que dejé una pista.
14 de septiembre
Mañana es el gran día, estoy completamente emocionado. Finalmente tendré a solas al amor de mi vida. Sé que algunos no lo aceptarán, pero nada de eso me importa si tengo sus bellos ojos mirándome. Sin duda me encuentro muy nervioso, me tiemblan hasta las rodillas. Después de 17 años de casados, hoy fue la primera vez que le mentí a mi mujer. Le dije que mañana debo llegar temprano al taller porque hay mucho trabajo, pero en realidad planeo salir temprano de casa para que el tiempo no me gane. Ya tengo muchas cosas en orden, pero me falta llevar la comida y las flores al lugar. Pensé en usar una nevera o algo por el estilo, pero sé que le encantará más que su comida esté fresca y llena de amor.
He preparado un plan alternativo, espero que no sea necesario usarlo. De hecho, estoy muy seguro de que mi pequeña me aceptará y finalmente confesará que me ama y me desea de la misma manera que yo a ella. Pero si algo falla, culparé al responsable de la distancia entre mi hija y yo, su novio. Ella y yo nos iremos a otro lugar, luego regresaré para decir que la secuestró o algo por el estilo, así podré ganar tiempo para convencerla de que nuestro amor es lo mejor que nos pasará en la vida.
Sin duda fue difícil robar su cartera y cambiar los datos del automóvil, pero todo se vuelve más sencillo cuando los encargados hacen menos preguntas, cuando te presentas como su mecánico. En fin, me iré a dormir porque mañana será el inicio de una nueva etapa.
Rocío Alvarado Sánchez
Preparatoria 5