El piano suena una y otra vez, repitiendo las mismas partituras, su música llega primero dulce y lastimera, mientras se va tornando amarga y finalmente furiosa. Una y otra vez. Se le escucha resoplar al dueño de aquellas ágiles manos, maldiciendo mientras quiere llegar a la perfección; es por ello que nadie quiere habitar de nuevo esa vieja casona.
María Fernanda Moncada Vázquez
Preparatoria de Tonalá Norte