No es tiempo de dormirse en los claveles.
Las rosas secas, sangre chorreante,
los cuervos mirando los cuerpos tirados,
tú sollozando sobre la lápida
que se hunde junto con tus sueños;
los leones no obedecen a las ovejas.
Con ojos cafés ellos te mandan para su placer,
no es tiempo de flores porque se pudren y mueren.
Respira hondo, ya no tienes aire.
Primero 43, luego 83,
al final, todos en el cementerio.
Dentro del carro, cargando tus pistolas,
un beso, una caricia, una bofetada.
Cruza la calle y vuelas, no mueres.
Entonces, una bala en tu pecho,
sangre chorreante esparcida, coagulada,
luces blancas, una mueca macabra,
al final, vuelves a la oscuridad
y se cita la Biblia: Polvo eres y en polvo te convertirás.
Así pues, dormirás en un lirio despellejante, soñarás.
Andrea Aránzazu Méndez Candelario
Preparatoria 7