Creí que esa creatividad rampante y cautivante pluma, obedecía a tu aparente capacidad de polimorfar tu contorno. Esa habilidad de caminar entre dos mundos, el primero por tu efímera pero contundente belleza y el segundo por detonar cosmogonías oscilantes en los vírgenes tallos de cualquier joven ojerudo y vencido.
Me doy cuenta de mi error.
No eres la tal quimera bífida responsable de mis vacíos espirales.
Eres tal y tan sólo un vago brillo que opacaba una coraza genérica que grita, llora y sangra atención de tus muchos y prósperos semejantes.
Sílfide maldita como cualquier otra,
llegas, como todo lo demás,
y te vas, como todo lo que es.
Ulises Barragán Marmolejo
Preparatoria 10