Mi muy querida Eli

Sábado de 17 de octubre

Mi muy querida Eli:

Quiero agradecerte el tiempo y el gesto. Tu última carta llegó a mis manos como una nave a la vista de un náufrago. Por ahora no estoy en la mejor condición, el clima es turbio y siento que el tiempo se me acaba a cada segundo. Si digo que no estoy en la mejor condición por ahora, se debe a que me ha ocurrido algo que me preocupa y que no logro explicar. La semana pasada viajé a la cabaña de la tía Sara, sigue siendo la misma pasa arrugada de siempre, quizá un poco más arrogante, pero sigue moviendo esa esquelética cadera al compás de la música antigua. La estadía fue agradable, la comida espectacular y las preguntas sobre cuándo me casaría imparables.

Sí, ya sé, quieres saber qué fue lo que me impactó, pero no es tan fácil de explicar. ¿Recuerdas aquel pequeño cuarto cerrado al lado de la cocina? ¿Aquél que nunca estaba abierto en el verano? Fui a tomar un vaso de agua en la noche y ahí estaba. El cuarto abierto, expectante, temiendo la hora en la que entrara, seduciéndome con su sombra espectral…
Antes de que me diera cuenta ya había entrado y al instante ya quería salir corriendo.
No, no encontré a un monstruo de dos cabezas, como nos imaginábamos, ni al gato del vecino muerto y colgado de una hilaza, sólo digamos… que ya sé lo que le pasó al tío Juan.

Nido de ciempiés │Diego Guadalupe Pérez Vallejo. preparatoria 20

Nido de ciempiés │Diego Guadalupe Pérez Vallejo. preparatoria 20

Mi querida Eli, no debes temer. Tía Sara ha sido amable, ella misma lo dejó claro conmigo, incluso cuando me descubrió aquella noche. Así que cálmate…
Entre otras cosas, no creo poder llegar para navidad. Tomaré el autobús hoy, después de dejar esta carta en el buzón más remoto y lejano que pude encontrar.

Si no llego en dos días, por favor dile a alguien que me vaya a buscar.
Seguramente estaré arriba del cuerpo de mi despistado tío, descubriendo los secretos de su muerte en la oscuridad.
No vengas.
Julián.

 

Karen Elizabeth Camacho Buenrostro
Preparatoria 17