Sergio Uriel Díaz Bejarano. Preparatoria Regional de Tuxpan
A veces veo a mamá. Pero no como normalmente solía hacerlo. Ahora la veo demacrada, agonizante, como si sufriera; se le ve triste, y no sabe dónde está, como si estuviera demente.
En esas ocasiones donde veo a mamá me preguntó si realmente valió la pena vender su alma al demonio.