Sarah Jimena Alvarado Corona
Preparatoria Regional de San Juan de Los Lagos
Tenía hambre, pero no quería comer. Nadie me entendía. Quería y necesitaba hablar con alguien.
—Hola —me sorprendió un ser pequeño y tierno.
No sabía quién era ni de dónde venía, pero nunca nadie me había hecho sentir tan bien; al fin había sido aceptada.
—Ven conmigo y te sentirás mejor —exclamó y se metió en el espejo de mi recámara.
Tenía miedo, eso no me gustaba. Sentí cómo un frío recorrió cada parte de mí. Lo vi convertirse en un ser horrible, terrorífico.
—Ya no quiero ir contigo, necesito mis medicinas.
Pero era demasiado tarde, había entrado al espejo. Lo siguiente que vi fue su gigante boca acercándose a mí.