En el ojo de un átomo una flor
en la risa de los
soldados un silencio
una conciencia olvidada.
Los aviones rugían el viento
hacían tempestad y la multitud
alborotada corría.
¡Ahí viene Little Boy!
¡Tan temprano… tan temprano hubo
destrucción!
Los gritos cesaron y la vida
se calló.
Entre los soldados una plegaria
y un gobierno se vistió de gloria
bañada de miseria y crueldad.
Las naciones en paz afirmaron
que ya no habría más guerra,
tan sólo faltaba esperar el rugido
de las fieras que eran
las dos grandes naciones.
¡Tenemos paz y muertos!
Los soldados guardaban silencio
Esther Sarón Morón Guzmán
Preparatoria Regional de Etzatlán
Publicado en la edición Núm. 11