Una historia narrada por jóvenes siempre es el comienzo de algo más que una aportación a la literatura: es el descubrimiento de una nueva visión del mundo. Cuando un joven se asoma por primera vez al interior de las letras y encuentra ahí los ecos de miles de voces antes pronunciadas, descubre una ruta para encontrar su propia voz. Al redescubrirse en un mundo recién nacido, la fusión entre esa novedad y su yo existente da origen a perspectivas alternas infinitas. Así, ese renacimiento deja como resultado un oleaje de creatividad en el que todo es válido y en el que nada está establecido.
Vaivén, pues, ha sido testigo no sólo de aquellos quienes, habiendo entrenado su voz, le dan rienda suelta a sus ideas con una fluidez casi imperceptible, sino también de aquellos en quienes recién despierta la cosquilla de una nueva forma de expresión. Quizá por eso esta revista guarda un lugar especial en la vida íntima y profesional de los jóvenes de las preparatorias del Sistema de Educación Media Superior. Quizá por eso, la labor que realiza Vaivén es cada día más vital e indispensable.
En la presente edición, como en todas las anteriores, no falta la sinceridad, pues si algo es característico en el lenguaje de estas páginas es la transparencia con que los jóvenes plasman sus anhelos, frustraciones, complejos, metas, miedos e ideales. Tan es así que el lector no dejará de encontrarse con finales retorcidos, que aluden a la desesperanza y a lo agónico, finales que no obstante imitan a la perfección una realidad de la que parecen querer escapar. Así pues, la narración es mirar a los ojos de sí, como perdido, encontrado y reflejado en las historias de los otros que al mismo tiempo son las nuestras.
Con todo y esto, hay algo de lo que carece el mundo real que sí se halla en los cuentos y microrrelatos escritos por esos autores: la posibilidad de vivir una historia de nuevo, hasta la saciedad, una y otra vez. De ahí la importancia de seleccionar obras reales, trascendentes, que expresen con autenticidad todo aquello que los jóvenes quieran que emane de sí; que al releer se vuelvan no sólo un placer para el lector, sino un pedazo de historia que entreteja a ambas: la realidad real y la posible.
Porque la realidad real siempre necesitará alternativas probables, y la posible siempre beberá de lo que ya existe, la vida y la literatura coexistirán mano a mano hasta el final de los días. Y al ser dependientes una de la otra, no queda más que seguir mirando a través de los ojos de sí, hasta extender la mirada a un panorama cada vez más enriquecedor. Sigamos mirando nuestras vidas como un reflejo de lo que puede ser y no ha sido, de lo que fue y no será, de lo que somos y seremos, de lo que es y seguirá siendo.
Óscar Daniel Gómez Mendoza*
* Novelista y dramaturgo, estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Colabora en el SEMS en el área de Difusión y Extensión desde 2018. Ha impartido clases de inglés y español, así como diversos talleres de creación literaria. En 2018 dirigió la obra de teatro Toska, escrita por él mismo.