Mónica Sofía Díaz de León Guzmán
Preparatoria Regional Tonalá Norte
Si en todas partes estás,
Y si a todas partes vas,
conmigo en el pensamiento.
¿No serás, muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?
“Décima muerte”, Xavier Villaurrutia.
¿Has pensado en la importancia que tiene saber que morirás para realizar las actividades de tu vida diaria? Si no lo has hecho, deberías ponerlo en práctica más a menudo. La muerte ha sido motivo de controversia debido a que muchos individuos prefieren negarla, algo que, desde mi postura, es imposible. La muerte es una acción que da significado al concepto de la vida, ya que si no sabemos qué es la muerte no tendríamos plena conciencia de lo que es vivir, así como del aprovechamiento que damos a nuestro tiempo. La muerte da sentido a la vida, debido a que es necesaria para que aprendamos a pensarla y vivirla de una manera más provechosa. Esta es la tesis que defiendo en el presente ensayo, no obstante, mi finalidad consiste en invitarte a meditar en la siguiente pregunta: ¿has utilizado tu tiempo de manera adecuada?
¿Has pensado en la importancia que tiene saber que morirás para realizar las actividades de tu vida diaria? Si no lo has hecho, deberías comenzar a hacerlo de manera regular, pues la muerte es más relevante de lo que muchos consideran, y puede resultar un gran motivo que nos enseñe cómo aprovechar nuestro tiempo. De este tema hablaré en el presente trabajo, además de exponer las razones por las cuales considero que no deberíamos temer a la muerte, y la manera en que está presente en nuestra vida diaria, tanto así que se vuelve imposible negar que es algo cercano a todas las personas. Finalmente, hablaré de la importancia de adquirir conciencia una vez que se sabe que la muerte llega de manera irremediable.
La muerte es necesaria para la vida porque, de cierta manera, le da sentido; si la muerte no existiera, las personas no harían conciencia de ocupar su tiempo en cosas que produzcan un provecho real. No obstante, hay quienes consideran que sería agradable vivir para siempre, o tener asegurada una vida abundante en años, esto, claro está, sin considerar cuestionamientos como el planteado por el filósofo Baggini Julián (2005), quien dice que “si nuestro tiempo fuese ilimitado el concepto de ‘aprovechamiento máximo’ carecería de sentido, porque el suministro de tiempo sería infinito, y sin razón alguna para aprovechar al máximo la vida que tenemos ¿no se convertiría la existencia en una carga tediosa y vana?” ¿Por qué entonces culpar a la vida de ser tan corta cuando es nuestra responsabilidad lo que hacemos con el tiempo del que disponemos? Si supiéramos aprovecharlo, seguro la cantidad de vida que nos tocó vivir nos resultaría más que suficiente.
Si existe algo claro es que todas las personas vamos a morir, pero gran parte de quienes lo sabemos preferimos no pensarlo para no sentir angustia, o porque irónicamente creemos que ese hecho está tan distante a nosotros que nos es más cómodo no considerarlo. Sin embargo, como afirma Nagel Thomas (1995) “el hecho de que no puedas concebirlo desde dentro no significa que no puedas concebirlo en absoluto”. La muerte está ahí, y sería mejor pensar en ella para lograr, como ya mencioné, emplear el tiempo de un mejor modo y dejar de quejarnos tanto por la brevedad de la vida. Si nos parece corta, la culpa no es de la vida, sino de las personas por no saber utilizar el tiempo con sabiduría e inteligencia; me refiero, obviamente, a las personas que son conscientes de la muerte y prefieren negarla por motivos no muy convenientes.
Además de lo mencionado arriba, algunas personas no sólo niegan la muerte para evitar la angustia que genera, sino que también lo hacen, ya que pensar en ella es motivo de miedo. Dicho miedo no tiene fundamento, ya que en realidad se trata de algo desconocido para nosotros, y por ello no deberíamos temer a la muerte. Por el contrario, sólo deberíamos temerle si supiéramos lo que sucederá cuando esta llegue, y si tuviéramos la certeza de que es tan temible como algunos creen. Ahora bien, como menciona Platón en la Apología de Sócrates: “Nadie conoce la muerte ni sabe si es el mayor de los bienes para el hombre, sin embargo, se le teme, como si se supiera con certeza que es el mayor de todos los males, ¡Ah! ¿No es una ignorancia vergonzante creer conocer una cosa que no se conoce?”. Asimismo, Nagel (1995) menciona que “si realmente dejamos de existir con la muerte, no hay nada que esperar, así que ¿cómo puede haber algo que temer? Si se piensa lógicamente, parece que la muerte sería algo temible solo si nosotros fuéramos a sobrevivirle”. Sin embargo, existen personas egocéntricas a las que les es difícil aceptar que podrían volverse nada en cualquier segundo, y que el mundo continuaría fluyendo de manera natural sin ellas.
Epicuro, quien negaba la existencia de la muerte, afirmaba que “no se debe temer este momento, ya que la muerte representa el cese de ese ser que somos mientras existimos y, por tanto, cuando uno muere ya no existe como ser. Dicho de otro modo, mientras se vive la muerte no existe”. Concuerdo con él en que no se debe temer este momento, pero afirmar que mientras se vive la muerte no existe no es algo muy correcto, ya que la muerte se incluye en la vida, ¿por qué? Porque mientras vives y creces adquieres conciencia de que no eres inmortal, y que un día tienes que morir. Regresando a uno de los puntos iniciales de este ensayo, no concebimos la muerte desde dentro, pero sí lo hacemos desde afuera, ya que en el transcurso de la vida adquirimos conciencia de que esta llegará. Por lo tanto, la muerte existe dentro de la conciencia humana mientras se vive y con el paso de los años, o mediante las experiencias nos acercamos a ella.
Aceptar la muerte es lo que nos convierte en mortales y tener consciencia de que es un proceso que no involucra sólo a los demás sino a uno mismo, es lo que nos diferencia de los animales que no saben que morirán. Para un humano negar que la muerte existe mientras se vive resulta imposible, ya que viviendo adquieres la conciencia de que este hecho es inevitable. Un claro ejemplo de ello es lo que dice Fernando Savater (1999), quien relata en su libro Las preguntas de la vida la manera en la que comprendió, aproximadamente a los 10 años, que la muerte iba a llegarle y que ese hecho no involucraba sólo a los demás sino también a él. Además, se percató de que la vida era una forma de empezar a morir, pues con el paso del tiempo la muerte se vuelve más cercana al hombre. Comparto esta idea y por ello discrepo con Epicuro. Sólo estaría de acuerdo con él si los humanos fuéramos incapaces de concebir la muerte tal como lo hacen los animales. Sin embargo, esto no es así, y en algún momento de la vida todo ser humano deja de ser ajeno a este hecho y lo convierte en algo personal a través de la conciencia.
Estar consciente de este evento irremediable no debe ser motivo de angustia, ya que constituye el momento en el que se aprende a pensar de manera crítica y se adquiere madurez personal. Este factor debe motivar al aprovechamiento del tiempo para realizar mejores acciones, y dejar de perder el tiempo en cosas vanas. Esto es lo que nos convierte verdaderamente en seres pensantes que saben y aprenden a vivir pues, como dice Fernando Savater (1999), “Los auténticos vivientes somos solo los mortales, porque sabemos que dejaremos de vivir y que en esto precisamente consiste la vida.”
Querer o pretender la inmortalidad sería lo mismo que desear perpetuar y conservar los errores que tiene un ser humano, ya que todos los humanos carecemos de perfección. No obstante, el individuo tiende a ser perfectible cuando busca ser mejor cada día y esto es lo que debe buscar hacer una persona mientras vive. Nadie tiene la vida comprada, no sabemos si moriremos mañana o tal vez en cinco minutos; sin embargo, hoy que estamos aquí te invito a reflexionar si es que alguna vez has culpado a la vida de ser muy corta, si esta en realidad es así, o si eres tú quien no ha tomado buenas decisiones, las cuales te han llevado a culpar a la vida de lo que no has hecho correctamente.
En conclusión, todos tenemos una fecha de caducidad. Un día eres útil pero al siguiente podrías ser sólo un cascarón que dejó de funcionar. Por ello te invito a apreciar más la muerte, ya que si ella no existiera tu vida carecería de cierto sentido. Ser conscientes de la muerte nos ha llevado a convertirnos en los seres que somos, y una vez que lo hemos comprendido se vuelve algo que no podemos ignorar. La muerte es un discernimiento que debemos tomar en nuestro favor para convertirnos en mejores personas, ya que nos ayuda a tomar mejores decisiones respecto a lo que hacemos.
Si la muerte le da sentido a nuestras vidas, ¿no sería bueno o provechoso dejar de pensar en la muerte como algo terrible y escudriñar en nuestra vida para saber si hemos hecho lo mejor con ella?
Bibliografía
Baggini, J. (2005). El cerdo que quería ser jamón y otros noventa y nueve experimentos para filósofos de salón. Barcelona: Paidós.
Magge, B. (1999) Historia de la Filosofía. México: Planeta.
Nagel, T. (1995) ¿Qué significa todo esto? Una brevísima introducción a la filosofía. México: Fondo de cultura económica.
Platón (2015) Diálogos. México: Editores mexicanos unidos.
Savater, F. (1999) Las preguntas de la vida. (N.P.) (N.E.)
http://www.poemas-del-alma.com/xavier-villaurrutia-decima-muerte.htm (N.A.) (N.A.)