Quién diría que tendría que buscarte,
ya que no esperaba tu ausencia,
pero sólo me queda esperarte
porque me aferré a tu presencia.
Al paso del tiempo aún siento dolor
pero no fue más que una impresión
porque al recordar tu singular olor
me inunda la vida de gran decepción.
Sin darme cuenta te di mi vida
Ya tu partida quedó en mi recuerdo
mas no en mi recuerdo quedó tu partida;
y hoy sólo espero nuestro reencuentro.
No dejo de recordar tu huida…
¡En mí solo hay desesperación!
Suelo pensar que es una gran mentira
Al final solo es mi ilusión.
¿Qué no puedo aceptar tu partida,
aunque haga el mayor de mis intentos?
¡Basta…! Que observen sólo mi herida…
¡cómo florece mi sufrimiento!
Y aquellas cosas que hicimos juntas
se anidan firmes en mis recuerdos;
no necesito de su ayuda,
sólo que broten mis sentimientos.
¡Y si… en vida nos diste un gran amor,
y eso ha bastado para ser alegres;
aún yo siento tu cálido calor,
en cada suspiro, que obliga a quererte!
Es tu ausencia mi cruel caída;
hiciste en vida… más que amarme,
lejos está de ser nuestra despedida,
¡volver a verte…! ¡Espero, madre!
Martha Elizabeth García Mederos
Preparatoria 22