¿Cuántos fuimos?
Dicen que veinte, tal vez cien
¿quién nos cuenta?
Cercana la noche, nuestros brazos se fundieron.
Fuimos el suelo que los sintió correr
las lágrimas espesas que les tiñen el cielo de rojo
la señal de un cambio inesperado.
Interrumpido.
Fuimos un destello amarillo
el reloj reduciendo los segundos
comiendo horas.
Sus nombres entre tantos lanzados al viento
escondido en ecos
dolorosos por incomprendidos
admirados por hirientes.
Siempre intactos
siempre fieles
con delirios de sufrimiento.
Fue un mundo verde nuestro destino
reducido a órdenes
con final enfermizo:
la ventana a un agujero íntimo al exponernos.
Preguntar les sabe a insolencia
a balas atravesando su ego.
Háblenme de inconsistencia,
–somos cada frase hecha susurro
–cada vida contada con miedo.
Los creí insaciables,
malas noticias, atardecer prematuro
una noche en vela, cuerpos floreciendo en un jardín de ideales
marchitándose al amanecer
con este rocío que anhela dominación.
Natalia Karime Hernández Valdez
Preparatoria 12