“Yo soy como el arroyo que se escurre;
todos mis huesos se han descoyuntado;
mi corazón se ha vuelto como cera,
dentro mis entrañas se derriten”.
Salmo 22:15
De rodillas inhalas
las cenizas
del tiempo
retazos de
tu memoria desahuciada
tu memoria fallida.
Lames
de rodillas
el aire inerme
del paso suave
que enfría tus huesos
tus huesos
nacidos del llanto
inútil de la luz
de algún esputo
lanzado
desde las paredes
faríngeas
del cuerpo llano de Dios.
Andrea Azucena Avelar Barragán
Preparatoria 2