Me devora desde dentro
un agujero negro que gira en mi pecho,
tragándose la luz que intento encender.
No hay palabras, sólo un silencio que me quema,
un grito ahogado en la garganta del alma.
Suplirlo no me libera.
Sólo excava más hondo,
cava túneles en mis huesos,
hasta que el dolor se vuelve aire,
y el aire,
ausencia.
Me adentro. Me ahoga.
Un océano sin fondo ni superficie,
donde nado en círculos
buscando una orilla que nunca llega.
Cuanto más miro más obscurece,
y en su negrura, me desintegro.
Es un espejo roto,
cada fragmento refleja lo que ya no soy.
Intento reconstruirme
pero las piezas cortan,
y sangran las manos
que intentan sanar.
Alexander Vladimir Lavat
Preparatoria de Jalisco

Arely Judith García Montes
Preparatoria Regional de El Salto