Señora Catrina de velo y flores
en visiones la invoco, entre sueños la enamoro
la he visto robando anhelos por los callejones
usted me perfuma, usted me penumbra.
Me entrego a su misterio, su presencia se evapora
mi garganta lleva llagas de recuerdo
en la mesa el mezcal la espera,
contemplo su desdén entrar por la ventana
acompañado de su postura obstinada.
Seduciendo espectros, me toma de las muñecas
navegamos en su inmortalidad.
Escapando de todo pesar, me da su último beso
entre el brotar de las margaritas heridas.
Mariposas secas yacen en mis rodillas, ¡misericordia!
Hoy más que nunca me declaro enemiga de las despedidas,
luciérnagas me guían al cielo, pago deudas en el limbo inaudito
percibo el cantar de las letanías
no me curan ni me salvan.
Ha llegado la hora, brindo con la señora Catrina
en mi cabello su velo y flores
ahora robamos juntas anhelos por los callejones.
Melissa Elizabeth Mejía Pérez
Preparatoria 7
Publicado en la edición Núm. 11