Lily Johana Ugalde del Valle | Preparatoria Regional de Tuxpan
¡Me declaro culpable! –dijo la mente al corazón como al resto del cuerpo–.
Me declaro autor de cada uno de los escenarios ficticios que coloqué en su mente, de cada vez que mantuve sus ojos abiertos reproduciendo en ellos cada uno de los eventos que ocurrieron durante el día, sobre todo, aquellos que dejan un peso enorme en los hombros, un dolor intenso en el corazón y una cinta que tapa la boca. ¡Me declaro culpable por hacerle sobrepensar! Por provocar ese miedo inmundo que siente a la hora de caminar y que atadas sus manos deja, o al menos, me declaro culpable de hacerle creer eso –sentenció victoriosamente–.