Carolina Yanet Rodríguez Ortiz
Preparatoria Regional de Lagos de Moreno
En este ensayo se aborda el tema del sentido de la existencia humana desde un contexto contemporáneo de inquietud y desesperación dentro de la consciencia del ser que es capaz de reconocer las características de su propia existencia y la de otros; además de la visualización del impacto en la filosofía de vida personal y la existencia interpersonal, a manos de los análisis filosóficos de autores como Emmanuel Levinas, Soren Kierkegaard, Jean-Paul Sartre, Martin Heidegger y otros.
Hablar de la existencia nos puede provocar más de un dolor de cabeza, incluso si se busca encontrar un camino sencillo para abordarlo.
Nuestra naturaleza de seres conscientes y pensantes nos llevará a cuestionamos y es imposible ignorarlo. Con un poco de paciencia y de tiempo dispuesto podríamos adentrarnos en cuestiones acerca del significado o el sentido de la existencia; si es que lo hay, ¿qué es lo que engloba?, ¿por qué necesitamos encontrarle un sentido?, ¿de qué nos servirá? o ¿a qué nos ayudará?
¿Acaso el intento por comprender la existencia humana provocará el deseo de dejar de existir?
La existencia humana fue y es sin duda alguna un tema principalmente filosófico, ya que adentrará en cuestiones no sólo biológicas o psicológicas, sino culturales y emocionales; es tan grande su impacto que inspira corrientes ideologías y movimientos sociales con base en su interpretación y no cabe duda que siempre seguirá siendo un tema polémico, debido a sus bastas perspectivas que pueda tomar y el contexto desde el que se analice.
Por ahora pareciese pertinente observar hasta dónde nos ha llevado la necesidad de respuestas, todo aquello que como seres humanos hemos creado con el fin de sentirnos satisfechos y poder proseguir en el arduo camino de nuestra existencia en sociedad. ¿Quién se va de viaje sin antes ver el folleto? (James y Orlodovsky,2017)
He precisado en iniciar con una cita de Emmanuel Revinas tomada del ensayo “Entre la cautividad y la filosofía”, realizado por Mateo Navia (2008: 47): “Lo absoluto de la relación entre el existente y la existencia, en el instante, está a la vez constituido por el dominio del existente sobre la existencia, pero también de la existencia sobre el existente”. Es ahí donde se encuentra un análisis acerca del haber y del trascender, lo que hay y la huella que deja; debido a un asumir de posibilidades entre la palabra “existir”, siendo así que, según este autor dentro de ese particular término, se ubicarían dos fronteras: el existente y la existencia, considerando también que cada una de ellas depende de la otra y la modifica de igual manera.
Enfocándonos primero en “el haber” del individuo habríamos de pensar en un tiempo, el momento en que ocurre su existir y su frecuencia.
Cito de nuevo a Levinas (2000: 133): “El presente es el hecho mismo de que hay un existente”. Nuestro tiempo será el presente haciendo alusión a que el existir dura sólo un instante, pero innumerables veces para poder ser visualizada una línea de continua existencia que, al ser instantánea, no deja lugar para la existencia de un pasado, al nivel de otros existentes. Porque existen otros individuos, dentro de sus instantáneas existencias, que pueden coincidir con la nuestra, originando así una idea de vinculación.
Nuestra existencia, como ya lo consideramos, se ve condicionada por factores respectivos a la misma, por lo tanto, no cabe duda que otro existente podría influenciar en nosotros, pues “todo se puede intercambiar entre los seres salvo el existir” (Levinas, 2000).
“El trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos consientes de nuestro propio ser y de nuestra propia realidad” (OIIeta). Ahora no sólo se considera el existir de más existentes, sino que su impacto entre ellos es creer en nuestra propia existencia a través de ellos, constituyendo una individualidad y una existencia colectiva que los llevará a cuestionarse acerca del origen entre existencias. “La existencia es la forma en que yo me relaciono con respecto a mí mismo y a lo trascendente” (Jaspers, 1932).
El hombre, en calidad de finito durante su estancia en la vida, busca una comprensión de la realidad humana, la cual la comienza en conjunto para enfatizarse en la suya, pero en la comprensión individual.
Kierkegaard destaca que no hay verdad absoluta, que es meramente relativa, compartiendo la idea con Sartre en una base del existencialismo en que “el mundo, la vida; no tiene sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, los valores que cada uno se inventa” (OIIeta), pero para Kierkegaard Dios sí existe: “Elegimos a Dios para poseer el yo, y obtener algo fuera de lo temporal, de lo terrenal” (Aiarbid, 2008: 122). “Por eso el que no tiene a Dios, tampoco tiene ningún yo, ni tiene libertad propiamente tal” (Rivero, 1984: 17). Él encuentra en la idea de que “Dios no existe, Dios es eterno”, el medio para que su existencia no lo conduzca a la desesperación, “el estado propio de quien ya no espera nada, pero no sabe qué otra cosa esperar”, se siente aprisionado en la propia existencia.
Pero, ¿qué haría un hombre que no eligió Dios? Al final el también busca el sentido de su existencia.
Heidegger define ese concepto como la posibilidad de referirse a cierto modo de ser, su esencia consiste en la posibilidad existencial (Gonzáles, 2000: 257). Nuestro pensamiento no hace ni deshace, en un sentido tal que no aparece el ser de las cosas sino frente a un espíritu que los contempla también como ser, siendo ese espíritu quien los declara.
La existencia es demasiado para el existente, cada uno busca de alguna forma no ser devorado por su naturaleza de hombre pensante que le exige una respuesta a su origen, y esa forma de liberación espiritual será manifestada por la esencia que al mismo tiempo es determinada por la nada; entonces todo será una idea de Dios.
Sin aceptarlo como tal, puede ser el mismo hombre o toda naturaleza a la que se le otorga una esencia, la ética o las reglas sociales de nuestra existencia en sociedad.
«Quien tiene un porqué para vivir encontrará casi siempre el cómo” Nietzsche (en Rozo, 1998). Para Nietszche la respuesta para encontrar el sentido se puede dar de modo que con una meta nos marcaremos la forma para llegar, encontrarle un sentido a la existencia nos haría determinar si estamos creando o llevando a nuestro ser de la manera correcta o cómo es que podríamos hacerlo.
En referencia a lo correcto se asume lo que la experiencia personal le aporta al individuo para lograr encontrar su felicidad y realización, además de la de los existentes vinculados emocionalmente con el mismo.
Tomando alguno de los factores de liberación espiritual mencionado antes será ese mismo que nos determine las formas de vivir y por lo tanto el por qué.
Para Heidegger, comprenderse a sí mismo y comprender todas aquellas cosas de las que se ocupa y encuentra a mano en su existir cotidiano, es la única forma de existencia auténtica (Picaré: 4).
“El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: […] su preocupación por la realización de su ser […] No están trazados previamente por un destino” (Olleta).
Si nosotros como seres pensantes partimos de la idea de que existimos podemos definir esa existencia como nuestra presencia en un espacio temporal que puede ser la misma mientras vivimos biológicamente o no, donde bien puede haber otros individuos considerados como existentes por sus características relacionadas con el existir, con los que compartimos los factores determinantes; lo interesante de eso es que al compartir dejaremos nuestra huella trascendental dentro de ellos creando una visión alternativa de nuestra existencia.
Nuestra vida biológica es finita, marcada por el nacimiento y la muerte, pero entonces también habría la posibilidad de identificarse un nacimiento y una muerte en el ser.
Gracias a esa característica nuestra, con el objetivo de no desperdiciar el avance degradante de la vida, buscamos un sentido a la existencia que haga de impulsor para seguir y para actuar, un sentido que puede cambiar y crecer o decrecer pero que será necesario para sentirnos libres, realizados y felices aprovechando al máximo nuestra estancia en la vida; además de tratar de extender nuestra existencia lejos del cuerpo, dentro de los demás.
Dentro de la diversidad de pensamientos al que el ser puede llegar, habrá distintas manifestaciones del sentido de la existencia y por lo tanto distintas maneras de marcar cómo vivir, pero debe apreciarse el hecho de que con el mero logro de obtenerlo, su forma de vivir será plena e incluso podrá trascender en la existencia en conjunto, aunque su cuerpo llegue a la muerte.
Nuestro instinto es cuestionar, y aunque pareciese que obtenemos algunas respuestas, más preguntas se avecinarán, así que hay que mantenerse fieles a los ideales, que, si bien pueden encontrarse en los factores de la existencia, también pueden ser creados por nosotros, con el único fin de fomentar un existir positivo y gratificante, aprovechando máximo del ser. Cada respuesta que leamos a las preguntas del existir ayuden a colaborar en su definición.
Bibliografía
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- James y Orlodovsky (productores), McDowell C. (director) (2017) The discovery [cinta cinematográfica]Ee.Uu.: Netflix.