Efluvios literarios

La poesía es mágica, es don y milagro de quienes la profesan y la buscan; dota de brillo las frases, las acaricia, juega con ellas y las exhibe, resaltando aún más los sentidos impregnados. Las ideas, las emociones, los sentimientos y las sensaciones encuentran un cauce inagotable en ella.
Es capaz de arrasarlo todo con una fuerza expresiva que alcanza al plasmarse a través de palabras, esas pequeñas estructuras que dotamos de sentido. La fuerza de la poesía se desborda, es omniabarcante. Surge de cualquier lado: corre en nuestras casas, en las calles, los bosques, las nubes, el lecho, la banqueta, el cuerpo amado, una flor, una cloaca, un engaño, una desazón o una mirada, incluso de la nada… Surge así nada más, brota de repente y nos seduce, nos asalta hasta asirnos a ella y volvernos dependientes. Somos seres sedientos que bajo su amparo logramos hidratarnos, mitigar vacíos, señalar diferentes semblantes de la realidad y volver tangible nuestra voz interior.
Hacer poesía es mejorar el mundo, aportar un poco de belleza a entornos cada vez más enfermos; es perpetuar la unión entre la idea y la palabra. Escribir poesía es trazar panoramas que subliman todo con toques de ingenio, de gracia creativa; es tan entrañable que todo el que la busca o la desea la encuentra coqueta entre mil cosas, o aislada, esperando que logres atraparla, que llegues a ella.
La poesía nos convierte en dioses al crear mundos repletos de significación. Trazamos caprichosamente universos en los que se entretejen variadas tramas literarias en las que toda alma sensible puede recrearse. Llena de vida lo que a simple vista carece de ella, lo aciago lo torna atractivo, dota de crudeza la miel; lo impensable, lo imaginado, lo cotidiano, todo la hace reaccionar y lo convierte en arte. La revisión de los textos participantes fue una grata experiencia que nos trasladó hacia ríos desbordados de creatividad en los que convergieron múltiples modos de expresión. Se trabajó la palabra y se mostró estéticamente un mensaje. Los textos formaron un mosaico vivo, lozano del talento creativo e inspirador de sus autores.

Alma Yazmín López Magaña*


*Estudió las licenciaturas de Filosofía, en la UdeG, y Español en la Escuela Normal Superior de Jalisco. Realizó la maestría en Comunicación en el Departamento de Estudios de la Comunicación Social del CUCSH. Es maestra de tiempo completo en la Preparatoria de Tonalá Norte en donde además coordina distintos concursos relacionados con la lengua española y hace difusión de la lectura a través de una sala llamada “Sorbos literarios”.