No hay compuesto
que disuelva como el tiempo.
Polvo, mar de arena,
olas altas
chocan en el pasado.
En el centro
un nenúfar rojo,
sus raíces acuosas son ríos
manantiales de mi querer.
Desmesurado fulgor vibró
con el trinar melódico
sin aviso, cayó la noche.
Nos fuimos sin decir adiós,
reunimos miradas silenciosas.
Se nota la tristeza
la lluvia en el mar,
la arena en lugar del agua,
tu aliento en lugar de tu cuerpo,
tu olvido en vez de un beso.
Héctor Miguel González Machuca
Escuela preparatoria 12
Publicado en la edición Núm. 12