La riqueza que aporta la inspiración conquistada por la poesía permite
las reflexiones más legítimas del ser. Sus funciones son orgánicas, se alcanzan
por medio de la escritura creativa en contextos mezclados. Entre luces y
sombras, propone en las ausencias o encuentros diferentes voces que nacen dan y
profundidad a nuevos contenidos.
La revista Vaivén en cada número lanza propuestas
que retan las expectativas de lo establecido por su novedad, obligan a nuestros
lectores a renunciar a definiciones preestablecidas a través de rimas íntimas
que muestran la introspección llena de
magia y musicalidad, más exacta del universo juvenil.
De la misma forma, los mejores escritores de la
historia en la literatura han definido a la poesía como un arte mayor de la voz
escrita, pues muestra la realidad más allá de las metáforas, emociones o
pasiones; comunica la visión esencial del mundo y de aquellas cosas que parecen
pequeñas; le da gran sentido a la vida; consiente poner en perspectiva nuestros
afectos, con imágenes emotivas y vitales. Como lo define Jorge Luis Borges:
“Poesía es la expresión de la belleza por medio de palabras artísticamente
entretejidas”. Esta definición podría valer para un diccionario o para un libro
de texto, pero a nosotros nos parece poco convincente. Hay algo mucho más
importante: algo que nos animaría no sólo a seguir ensayando la poesía, sino a
disfrutarla y a sentir que lo sabemos todo sobre ella (Rubiano Vargas, 2006).
Asimismo nuestros jóvenes escritores incursionan en
la poesía con el vitalismo que les caracteriza, algo que fue evidente, porque
potencializan sus perspectivas para desentrañar la esencialidad de las palabras
plasmando sentimientos, elevándolos a un significado universal, humano y con
una riqueza armoniosa en su lengua nativa.
Es entonces que los nombres, las sensaciones, los
momentos cotidianos, sus filias o fobias se vuelven trascendentales. La definición del amor
parece como recién nacida, algo muy elocuente. En ese sentido, es porque algunos
sueños se alcanzan tempranamente ante la poesía y todo se convierte en un
acontecimiento de resignificación ante la vida, la muerte, el heroísmo, el
sacrificio o la fugacidad de los sentimientos.
De esa forma coinciden con los grandes escritores
en cuestiones expresadas desde la antigüedad, con Safo, Bécquer, Paz, García
Lorca, Sabines, Storni o Mistral. Estudiantes de bachillerato han encontrado en
el género lírico un camino infinito hacia la frase corta con profundidad o la
prosa poética llena de sentimientos derramados llenos de símbolos, que nos
superan, desesperan, colman, acercan o distancian.
En este número, Vaivén da oportunidad de publicar a
estudiantes del Sistema de Educación Media Superior, con sus propuestas
producidas en aulas, talleres literarios o cursos de escritura creativa,
inmortalizando así en tinta y papel, apegos, secretos, sucesos importantes
relacionadas con otras expresiones artísticas, donde incluso la pintura puede
ser un tema alterno para permitir recursos ilimitados de imágenes viajeras en el
tiempo y espacio.
Adriana Sotelo Villegas*
* Poeta y docente en la Universidad de Guadalajara, imparte clases de filosofía desde hace 28 años. Ha publicado en revistas literarias y científicas de historia.