Carlos Ortiz Mercado. Módulo Mezquitic de la Preparatoria Regional de Huejuquilla el Alto
Gato gris cual ceniza,
con mirada suave y tibia,
errante de tejados,
secreto de noche y día.
Tus ojos, verde esmeralda,
Aclaradores de penumbra,
ventanas de serenidad,
testigos de noches tranquilas.
En tu andar, un murmullo,
el cantar de los días,
secretos en cada paso,
serenidad en cada rima.
Te observo desde mi ventana,
tú, felino, mi alegría,
compañero de sueños,
guardián de mi poesía.
En tu pelaje, el universo,
en tu ronroneo, la vida,
gato gris cual ceniza,
mi sombra, mi compañía.
Eres sombra en la madrugada,
silencio en la gritería,
cazador de sueños rotos,
maestro de la armonía.
Te deslizas por los sueños,
te desvaneces en la alegría,
tú, fiel guardián de secretos,
amo de la fantasía.
Gato gris, cauteloso,
espíritu libre, corazón errante,
en tu mirada observo el paraíso,
en tu presencia, lo importante
Contingencia mutante Jesús Andrés García González Preparatoria Regional de Tlajomulco de ZúñigaNoche del dragón Jesús Andrés García González Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga
Usualmente es cuando uso mis lindos
vestidos, que llegan un poco arriba de la rodilla
Los hombres me miran.
Ven mis piernas con deseo.
Mi maestro de matemáticas no es la
excepción.
¿Cielo, cuánta pena de cárcel hay para
alguien que hostiga?
Hoy me siento sucia.
Observo mis manos y están temblando.
¿Habré pecado?
¿Cielo, estoy haciendo mal?
Devuelvo mi vista al frente, hace mucho
sol hoy.
El sol abraza mi sucio cuerpo.
¿Por qué el sol abraza a todos por
igual?
Estoy al lado del carro del profesor de
matemáticas.
Todo ese tiempo he estado sobre él.
Hoy otro día más he traído un vestido.
Un hermoso vestido blanco.
Me levanto de estar sobre el profesor y
me despido con un gesto de mano.
Estoy fresca y siento que el sol no me
quema.
Estoy cubierta de su amarillo
resplandor.
La gente de mi alrededor me mira con
asco y se aleja de mí.
Todo mi entorno se vuelve gris.
¿Acaso nunca han visto una chica con
vestido blanco?
Comienzo a llorar.
Mis lágrimas al pasar por mi cara se
convierten en color escarlata.
Volteo a ver el camino que he seguido.
Todo está lleno de pequeñas gotas
escarlata.
Intento acomodar mi vestido y está
húmedo.
Ya no es totalmente blanco.
El ambiente gris se pinta azul y rojo, rojo
y azul.
Me miro en el reflejo de un cristal.
Ni viéndome sonreír, sentí culpa.
La risa cura el alma, reírme me hizo
sentir mejor y también hizo que la policía me detuviera.
¿Matar a mi profesor fue malo?
¿Pero no es malo que él me haya
tocado?
¡Amo la justicia de este mundo tan banal y asqueroso!
Corona en el reflejo. Ana Lizbet Mercado Loza. Preparatoria Regional de El Salto.La belleza de su ser. Elizabeth Yazmin Luna Santiago. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga.
Irma Guadalupe Bautista Delgado* *Licenciada en psicología y maestra en filosofía por la Universidad de Guadalajara. Es docente de bachillerato y participo con poesía en el libro “En la búsqueda del abba”. Dirigió la revista y el taller de literatura “Toquidos a la puerta” en el centro cultural mixcoacalli.
Las palabras se han ido instalando como huéspedes de remotas ciudades, vienen en tranvía, por la carretera y entre los pies de los que corren. Han llegado hasta aquí, hemos de seguirlas, de vaciarlas, pasarlas de una en una hasta que formen largos collares que podamos colgar en la noche bajo las lámparas, de árbol a árbol. Siéntate aquí y conocerás los insectos que viven bajo las pieles, escucharás los regaños que sacudieron el alma de los chicos que van aprendiendo a vivir, a entender esto detrás de los miedos; esos miedos que se acurrucan cuando la música favorita no es compatible con los deseos. ¿Quieres que te diga cuántas gotas caen en la madrugada cuando el alma se encuentra perdida?, ¿quieres que tomemos el camino que nos arrojó al olvido?
Aquí hay voces de seres de todos los mundos, debes hojear con lupa, necesitarás quitarte de los ojos la retina donde se fuga la calma, esa que sobre la vista empaña la sinceridad de la locura. ¿Nadie te ha dicho que los chicos han venido a dejar los aguijones prestados?, que las chicas vienen con los cabellos teñidos buscando abrazos escondidos dentro de los cocos. Leé, deletrea, juega con el azar, que el destino nos pagó la cena por adelantado; te invito en otoño al pie de la playa a contemplar las fuerzas que se nos han escapado entre la rabia.
Puedes elegir en este espacio si vas en barco o en patineta, las bicicletas son más cómodas cuando entre horarios escolares los chicos se enamoran. Ellos se han animado a pedirle a cupido la flecha de lo incierto, se han atrevido a alzar la voz por aquellos que han muerto y que no conocieron; a ellos les debemos éste escenario de magos, poetas y arlequines. ¡Adelante, adelante!, toma un número al azar y las palabras te guiarán hasta tu asiento. Puedes tomar fotos, alzar un copa o llorar, los poetas de este sitio te reservan espejos que brillan a multicolor silencio.
Rompo en llanto mantenerme es muy complicado, día, tarde, medio día, noche, intervalos, compases, claves. Cada nota siguiente más tensión. El círculo de C# me ahorca. La punta de mi arco es como una pistola que intrépidamente apunta al lado derecho de mi cabeza. Esté tocará el último disparo con el ff más súbito del mundo, para que luego el imprevisto pp de mi cuerpo caer contra el suelo sea la dominante que me deje yacer. Será extraño escuchar las corcheas intensas de las ambulancias que junto con llantos intercalando en negras y blancas del público, llegarán a un terrorífico y desgarrante destiempo.
Brillo | Pamela Abigail Romo Raymundo | Preparatoria Regional de San Juan de los Lagos
El color blanco, un trozo de papel, la textura del mismo, líneas; no hay espacio para que mis ojos las perciban a todas ellas. No hay más, no tengo nada que no sea; una pluma, una piedra y un papel para plasmar lo que soy, lo que siento. Al final somos un conjunto de piel y huesos entregados a la tierra, a los granos de arena que podemos tocar, que las palmas de nuestras manos y pies pueden tener. Soy todo y nada, existo o simplemente no, estamos a una decisión, equilibrados en la cuerda, una cuerda de hilo delgado que corre el riesgo de soltarse, de soltarme.
Esa es mi cabeza, la que me ilusiona o decepciona, la que me insista a volar y correr la que me toma, me estruja y me avienta lejos, al abandono, a la intemperie, donde lo único que tengo son mis alas en migajas que forman parte de lo que fui, de lo que un día existió. No más sombras, hay ausencia de luz; no más luz, hay ausencia de luna; nada nos ilumina, nada se asoma, nada nos conforma, ya nada somos en la memoria.
Una ilustración, una letra, una palabra, un enunciado que… ¿Formará parte de alguien más? ¿Mi existencia será la de alguien más? No quiero, no puedo, ya no es mi turno. ¿Será el de alguien más? ¿Serán nuestras memorias las de alguien más? Es que no sé si mi conjunto de piel y huesos a alguien más lo haga sentir, si lo puedan beber o si logre estremecer. ¿Será acaso el soplo de mi sangre es el que te haga sentir que estoy ahí?