Abril Alejandra Casillas Ramírez
Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga
Al principio fue angustiante. Pataleé un poco, moví los brazos un tanto más, pero no pasó nada. Me cansé más rápido de lo que imaginé. Abrí los ojos, vi la luz del techo siendo opacada por la turbulenta agua. Había silencio, nadie gritaba; todo estaba tan tranquilo que, de pronto, la anterior angustia se convirtió en paz. Con singular alegría acepté lo que aquello significaba. Solo bastaba respirar para ya no volver a sentirme tan vacía y, al mismo tiempo, tan atiborrada de problemas. Dejé de luchar, porque en realidad no quería salir. Y justo cuando mis pulmones se preparaban para expandirse, los temblorosos brazos de mi padre me sacaron del agua ya teñida de carmesí. Aún se lo recrimino.
Bichos peyoteados | Amada Catalina Rodríguez Arizmendi. Prepa 5