Caos

Dioses ineptos, han olvidado por lo que están aquí, para lo que nacieron. Deberían ser la luz de la humanidad, guiarla por el buen camino, velar por ella, vivir por ella; en cambio sólo le brindan codicia, envidia, rencor, arrogancia, egoísmo y crueldad. Condenaron a Pandora, pero son ustedes la viva imagen de los males que atormentan al mundo, no merecen ser alabados, no merecen nada.

Peccatum | Luisa Fernanda Sánchez García. Preparatoria Regional de El Salto.


Serán condenados al olvido, despojados de sus virtudes,
vivirán entre sus semejantes, sin alterar el curso de la vida
misma y, cada vez que sucumban por su propio linaje, resurgirán
con candidez, sin el privilegio de la alusión, es así como
buscarán la perfección.



Sólo recuerdo cómo las ninfas
cubrían mi cuerpo con seda ¿en
manos de quién? ¿Cuántas veces?
Dudas que nadie tiene permitido
saber, lo único que no sale de mi
cabeza es la voz de aquella mujer,
sentenciándonos a un pecado que ni
siquiera recuerdo.

Valentina Odett brambila Aguayo

Preparatoria Regional de Etzatlán

módulo San Marcos

Atrapado

La oscuridad comienza a ocultarme del resto. Hace días que no logro ver la luz del atardecer… sólo hay una tonta bombilla palpitando y generando un calor insoportable en mi ser. A lo lejos hay un espejo empañado, lleno de pequeñas letras ilegibles. No paro de pensar en que quizá hoy es él día en que se marche la sombra que me aprisiona en este pequeño cuarto con paredes llenas de números que no logro distinguir…
Despierto, miro cómo mi cuerpo se desvanece poco a poco con el tiempo. Ha llegado la hora de levantarme y cruzar la puerta. Comienzo a moverme lentamente con las pocas fuerzas que tengo, pero algo toma mi pie… escucho aquella voz en mi mente, sin poder moverme… tiran de mí para nunca volver.

Carlos Alberto Montero Ortiz

Preparatoria Regional de Tala

Por entro | Braulio Gutiérrez Ayón. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga

Bucle de monotonía existencial

Observas tus propios pensamientos mientras los ojos apuntan a la ventana del cuarto blanco en un segundo piso, al que llaman “aula”. Confundes el ruido idiota de las conversaciones efímeras con el silencio de las divagaciones mentales.
Volteas por instinto a la cara imbécil de tu amigo que te taladra con tu nombre desde que olvidaste que es “el nombre” te corresponde. Asientes con la cabeza como si comprendieras que lo que sale de su boca no es sólo aire.
Te das cuenta de que garabateaste el ensayo final con la pluma que hace un momento masticabas.
Intentas recordar cuándo sacaste la pluma de tu boca.
Sumerges los pies en una laguna mental.
Por casualidad, ves en el fondo al profesor que entra por la puerta. Detrás de él un mulo —su lamebotas predilecto— carga con proyector, portafolio, listas, cuadernos, libros.
Desciendes la vista, que cae en la mochila. Le siguen tus manos. Buscas la libreta de la materia. Sólo encuentras los cuadernos rancios de hace dos días.
Regresas tu postura a su sitio. Te resignas a los cinco puntos menos que te depara el destino. Tus pupilas naufragan en el horizonte de cabellos chinos, secos y enredados dehippie sentado enfrente que te tapa el pizarrón.
Sopesas su existencia, la tuya.
Tomas las plumas marcadas por la ansiedad dental, el ensayo vandalizado y demás basura escolar. Guardas todo en cualquier parte de la mochila. Te la cuelgas. Los pies te mueven hacia la puerta de acero y enclaustre. Miras el patio con el mismo anhelo con el que observas a la chica que suele pasar por el fresco de la ventana.
El profesor cuestiona tu travesía. El aire disemina esa voz mosquera que intenta volar en tus oídos. Sigues tu camino. Cruzas el sendero. Dejas tu mochila tirada en el pasillo. Subes al barandal color azul-libertad. Permaneces ignorante de la carrera del profesor empeñado por frustrar tu intento de autoinmolación. Te dejas caer a los brazos maternales del patio.
Un instante.
Sobrevives.
Miras un rostro horrorizado, que pertenece a una amiga de la chica sobre la que acabas de caer, ¡esa!, ¡la que suele pasar por el paisaje del ventanal! Tu mejilla mojada, por la sangre que se encauza sobre sus cortos y —ahora— pelirrojos cabellos.
Desdeñas a la horda de mosquitos oportunistas que comienzan a rodearlos. A ti, a ella: a ti sobre ella. Todos quieren chupar de la pestilente escena. Como no hay escapatoria, te rindes. ¿Cuántas veces lo has intentado esta semana? Les das gusto, te entregas. Y regresas. Regresas al bucle de monotonía existencial.

Esteban A. Velázquez

Preparatoria 8

Ilumina el camino hacia tu vida | Karla Michelle Dávila Vázquez. Preparatoria Regional e Tlajomulco de Zúñiga.

El juego

El primer asesinato nunca lo olvidamos, me lo dijo mientras tomaba mi mano. Él fue mi primer amor y mi último respiro.
 

Jorge Alberto Carmona Hernández

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga


La última cena

El primer asesinato nunca lo olvidamos, me lo dijo mientras tomaba mi mano. Él fue mi primer amor y mi último respiro.

Hilda Saraí Gómez García

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

Historia de terror

Estaba aterrado cuando lo primero que vi fue una puerta de mi casa que estaba abierta, y el problema es que yo tuviera una manía por mantener todas las puestas cerradas, el problema es que esa puerta nunca antes estuvo ahí.
 

 

Ana Carolina Escobedo González

Preparatoria 19

Olvido de vuelo

Cuatro paredes. Ansiedad. Gritos internos. Sollozos de soledad.
Llegó el día. Se abren las puertas. Mis alas se extienden… Demonios, lo que faltaba: ¿cómo se vuela?
 

Lourdes Montsserrat Rodríguez González

Preparatoria 19

Receta de mamá

Doctor, doctor…mi hijo no reacciona, le juro que le di sus medicamentos tal como se los receté.

Carlos Alberto Montero Ortiz

Preparatoria Regional de Tala

Un caso más

Riachuelo de dolor |Juliana Marlene Andrade Valle. Preparatoria Regional de El Salto.

Ella dijo no. Ella dijo no. Ella dijo no. Él dijo que sí y la forzó. Ahora ella ya no puede decir nada.

Valeria rubí González Orizaba

Escuela Vocacional

La última pieza

Lo estuve buscando por todos lados sacando todo de los cajones, revolviendo ropa sucia con limpia, hasta que lo encontré. Quién iba a pensar que estaba tumbado en el fondo del armario empolvado “desgastándose”.
Tenía que ponérmelo para esta ocasión, para volver a sentir cómo se sentía usarlo de nuevo, sentir esa calidez que rodeaba todo mi cuerpo me hacía sentir como persona normal. Salgo de casa usando todo lo que necesitaba: corbata, zapatos voleados y brillantes, esmoquin limpio y planchado, pero sobre todo la única pieza que no encontraba y estaba en el fondo del armario: mi alma.
 
 

 

Cynthia Hernández Mendoza

Preparatoria 6

Sé que todo estará bien… pero no esta noche | Angie Gabrielle Lupercio García. Preparatoria Regional de El Salto.

Dalias

Caminó con un gran ramo de dalias, dispuesta a dárselo a la persona que más amaba. Al llegar paró frente a la tumba de quien fue la mujer que la crio.

Uniforme

Inspirado en la película Mulán

Ella usa uniforme fingiendo ser hombre y él se enamoró de ese soldado antes de saber que en realidad es mujer.

Daniela Itzel Esparza Huerta

Preparatoria 19

Recordatorio

Otra madrugada más, me vuelve a levantar el llanto de un bebé. Cada vez que suena, se vuelve más fuerte, tanto que penetra las paredes del cuarto, es demasiado tétrico, pero lo que me desconcierta es cuando la madre va y arrulla al niño, porque me hace recordar que yo soy el muerto.


Juan Ricardo Emmanuel Ramírez García
Preparatoria 19

Dimensión oculta

Tardé en dormirme, por la pintura del hombre sonriente… Hasta que me di cuenta que no era un cuadro sino un espejo.
 

 


María Leonor García López
Preparatoria Regional de Colotlán

La vida por delante

Doce años para recibirse. Tenía que celebrarlo.
—Estaría iniciando la maestría.
—Es una pena —dijo mientras colocaba el expediente junto a los de otras mujeres desaparecidas.
 

Andrea Jazmín Valenzuela Morales

Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

Desde la antigüedad, la poesía…


Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:
soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible adonde entraba
(y no lo hará jamás, nunca, dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.

José Emilio Pacheco


La poesía es un género que se ha cultivado desde la antigüedad. Ya en Las mil y una noches, los personajes, motivados en expresar su estado emocional más profundo, recurrían a recitar versos para conmover a quien los escuchaba. Ejemplo de ello sucede en la noche 35, cuando Alí-Nur entrega como regalo a Dulce-Amiga, su hermosa esposa, al califa, Harún Al-Raschid, disfrazado de pescador; pero antes de despedirse le recita amargamente estas dos estrofas: “¿Vas a huir de mí, ¡oh, sangre pura de mi corazón!, cuando tu sitio está en este corazón herido, entre mi pecho y mis entrañas?/ ¡Ah! ¡Te suplico, oh, tú, el clemente sin límites, que reúnas a los que se separaron! ¡Qué repartas, oh, generoso, los beneficios entre los hombres!”.
Ha transcurrido mucho tiempo y el ser humano sigue encontrando en la poesía la forma más emotiva de expresarse, particularmente los jóvenes. Ellos buscan un nuevo lenguaje, más rico, subjetivo y polisémico. Inventan la palabra, la liman, la tallan, la acarician y la depositan en el corazón de los lectores.
Los poemas que leeremos en este número de Vaivén hacen un recorrido por la soledad, la ausencia y la tristeza, elementos propios de una juventud en busca de sí mismos y de una felicidad inalcanzable. Pero hay otros que son cantos nostálgicos a la naturaleza, a las estrellas y a los espacios habitados por fantasmas. Y para quienes gustan de las vanguardias, un poema al estilo estridentista que nos recuerda “Prisma”, del poeta veracruzano, Manuel Maples Arce.
Invitamos al lector a unirse y contagiarse de susurros, voces y lamentos, de jóvenes creadores de nuevas realidades; éstas, muchas veces, próximas a ellos mismos. Invitamos a tocar sus poemas, en algunas ocasiones sentirás texturas suaves y tersas que te envolverán en cálidos sueños; en otras, apenas te rozarán y sentirás el fuego, el dolor, el desvanecimiento.


Pedro Lomelí Hernández*

* Licenciado en Letras por la Universidad de Guadalajara y maestro en Educación por Tercer Milenio. En la actualidad imparte clases de Habilidad verbal y Estilo y corrección en la Preparatoria de Tonalá.
 

Versos de polvo de estrellas y tinta


El primero por mi madre, por ser quien sostiene mi templo
El segundo por mi abuela y su estantería de libros viejos
El tercero por mi pareja, que me sana con consejos
Y el cuarto por mí mismo que me obligó a apuntar lejos
 


Escribiendo frases que te marcan pa’ poder llegar al alma
escribo las indicaciones para guiarme cuando parta.
Siempre soy esclavo de las frases que digo y me considero un mendigo
aun sabiendo que el rey es la carta más alta.
 


Me gusta la escritura pero no si las censuran
Fan del pensamiento y del cielo pero no si están nublado
Tomo cristales con las manos porque siento que son sueños
y me identifico con ellos, rotos y desordenados.
 


Mi poesía no habla de ocasos, ni bellezas ni fracasos
ni de plantas, ni de aves, ni tropiezos, ni balazos
No me considero un poeta, sólo soy un garabato
que un día conoció un cometa y ahora escribe en su regazo.
 


Aunque ni siquiera escribo, sólo le doy forma al alma
para poder protegerme por si llegan los fantasmas
regando polvo de estrella por si mi mente se estrella
saber que en algún lugar quedan mis cartas.
 


Yo, más que un artista, me considero un artesano
por tomar un diccionario y darle forma con las manos,
por jugar con las palabras como si fueran pelotas
y hacer que reboten y resbalen como en el vidrio las gotas.
 


Ahora me oculto de mí mismo, escribiendo a escondidas
una mano sobre mi pecho y otra en mi papel con tinta
Después de tantos gritos mi alma yacía dolida
tomando mi pluma cual suicida a una cuchilla.
 


Digo lo que es necesario porque aquí nadie hace caso
a soñadores, locos y niños nunca nadie los escucha
quien presume de buen criterio y nunca tomar un bando
en cada discusión dirá salir ganando.
 


Escribo mi última estrofa sobre educación moral
con el profesor Reflexión hay mil lecciones por tomar
Cuando aceptes que tu vida vale igual que las demás
estarás dejando el nido de una vida artificial.
 
 


César Daniel González Girón
Preparatoria 9

Inesperada partida


Quién diría que tendría que buscarte,
ya que no esperaba tu ausencia,
pero sólo me queda esperarte
porque me aferré a tu presencia.

 
Al paso del tiempo aún siento dolor
pero no fue más que una impresión
porque al recordar tu singular olor
me inunda la vida de gran decepción.


Sin darme cuenta te di mi vida
Ya tu partida quedó en mi recuerdo
mas no en mi recuerdo quedó tu partida;
y hoy sólo espero nuestro reencuentro.


No dejo de recordar tu huida…
¡En mí solo hay desesperación!
Suelo pensar que es una gran mentira
Al final solo es mi ilusión.
 


¿Qué no puedo aceptar tu partida,
aunque haga el mayor de mis intentos?
¡Basta…! Que observen sólo mi herida…
¡cómo florece mi sufrimiento!

Y aquellas cosas que hicimos juntas
se anidan firmes en mis recuerdos;
no necesito de su ayuda,
sólo que broten mis sentimientos.
 


¡Y si… en vida nos diste un gran amor,
y eso ha bastado para ser alegres;
aún yo siento tu cálido calor,
en cada suspiro, que obliga a quererte!


Es tu ausencia mi cruel caída;
hiciste en vida… más que amarme,
lejos está de ser nuestra despedida,
¡volver a verte…! ¡Espero, madre!
 

 


Martha Elizabeth García Mederos
Preparatoria 22

Hoy me toqué pensando en ti


Pasé mi mano por mi mejilla tal como alguna vez pasaste la tuya;
enredé mis brazos sobre mí mismo lo más que pude.
Entrelacé mis dedos como cuando paseábamos
atrayendo las miradas juiciosas de quienes no entendían nuestra forma de amar.
 
Pese a tocarme como tú lo hiciste, no fue lo mismo:
mi mano no es tan suave ni tan larga como la tuya,
mis brazos no alcanzan ese recóndito lugar en mi espalda como lo hacían los tuyos
mis manos no tienen tu calor ni tu color
ni la precisa fuerza para sujetarme sin aprisionarme
como lo hacían las tuyas.
 
Me toqué pensando en ti
y unas lágrimas furtivas navegaron por mi rostro
siguiendo los trazos de las caricias que hiciste con tus dedos.
Mis fuerzas cesaron
entendí, de nuevo,
que ya
          no estás
                       conmigo.

Owaldo Javier Anguiano Medina

Preparatoria 12

Mente Floreciendo | Issa Apola Sánchez Álvarez. Preparatoria Regional de El Salto.

El juicio de los árboles


Juzgado.
Por según conocerme,
por haber escuchado.
Tachado.
Para siempre,
a causa de mis turbios pensamientos,
desmesurados.
Ellos creyeron conocerme por lo que vieron,
dijeron o escucharon mí,
pero pocos, muy pocos
han podido presenciar mi verdadero yo;
sus voces,
gestos y sonidos,
su suave y ocasional feroz tacto,
los pasos livianos y toscos
que doy en las noches de incesante e incómodo silencio.
Ese que lastima
quema y atormenta a la mente,
que dirige al corazón a un malestar profundo,
ese dolor que pocos conocen,
incómodo y nauseabundo.
 
Y si hablamos de conocedores
quién mejor que las estrellas
o las hojas de los árboles,
sólo hablo con ellas,
sin decir nada,
sólo mirándoles.
 
Hay días que parecen ser mejores,
cuándo todas mis palabras suenan bellas,
acabando el día estoy en mi fresca cama,
sólo contándoles.
Pensando.
Finales buenos me sobran,
para aquellos cuentos que de vez en cuando escuchan,
los árboles ya no me dirigen la mirada,
sólo susurran.
Deseando.
Si no hubiera hecho nada,
no tendría que haber inventado final alguno,
de cientos de cuentos no habría ninguno.
Llorando.
Los árboles comienzan a enojarse conmigo,
sospechan de la veracidad de mis cuentos,
piensan que no son reales,
los finales ya son repetitivos.
Y cómo no ser así
si de esos desenlaces no he vivido nada,
si arruiné todo antes de acabarlo.
Les contaba lo que hubiera querido que pasara,
para que ese clímax de ensueño que viví cuadrara,
pero ahora ellos gritan “por mentiroso vamos a enterrarlo”.
Muriendo.
Que lo inculpen,
señores árboles,
suplica éste enfermo y dañado,
no era mi intención mentirles,
pues no quería llorar a su lado,
porque ustedes me acogían tanto que no quería decirles,
por mi absurda torpeza en el amor soy fracasado.
 
Al siguiente día me encontraron colgado.
una rama me sujetaba fuertemente,
pues ellos me habían perdonado;
escucharon de mí palabras tan hermosas que decidieron
[regalarme otra oportunidad,
que afortunado.
 
Lastimosamente,
señores árboles,
les he mentido de nuevo,
creyeron escuchar por primera vez un final verdadero,
pero a eso vengo en esta ocasión,
escribiré un cuento con inicio y final bueno,
si las cosas parecen ir mal
seguiré hasta que lo vea completo,
sus hojas escucharán algo increíble la próxima vez
que me vean venir,
se los prometo.
Naciendo…

David Eliud Ávila Núñez

Preparatoria 19

Kilometraje el adiós


Es nefasto, el no poder hacer nada al sentir
que el kilometraje aumenta en mi pecho,
con tan solo mirar su inquebrantable
sonrisa. Desearía decírselo todo,
forjar un recuerdo único, uno
que no pueda olvidarse
aun teniendo
Alzheimer.

Ataraxia


I
Cuando el mar se sosiega,
las olas se apaciguan
y nuestros latidos retumban.
Cuando la marea sube,
los cristales del rostro resplandecen
y el viento acaricia sus etéreos labios.
 
II
Cuando la marea baja,
los cristales comienzan a despertar,
al parecer…
un sueño puede ser la ataraxia
de una vida entre suspiros.
 
III
El sol termina de sellar a la luna.

El camino | Ximena Janeth Meza Márquez. Preparatoria Regional de El Salto.

Dalia


Eres primavera,
aun cuando los sépalos
de tu rostro comienzan a agrietarse,
incluso cuando otros piensen lo contrario
y sientas que tu mundo se vuelve pequeño.
Siempre serás inmarcesible,
la flor más bella desde el péndulo del ser,
hasta el exterior de tus inefables pétalos.
 

Carlos Alberto Montero Ortiz

Preparatoria Regional de Tala

Movimiento y cambio

Sistema Londres | Moisés Cuauhtémoc López Ruvalcaba. Preparatoria de Tonalá.


El día de hoy ha muerto un hombre en el pueblo
y al final del día habrá nacido más de un niño,
hoy 1 300 niños han entrado al jardín de niños
mañana 1 300 se habrán graduado de la universidad.
El aire moverá la hoja,
la hoja la comerá el gusano,
el gusano se convertirá en crisálida
y la crisálida liberará a una mariposa.
Hoy te daré un melifluo beso
a la luz de una mangata
y mañana te gritaré rencorosamente
bajo el ardiente sol de mediodía.
Por la noche extrañaremos nuestra soledad
al despertar nos buscaremos sin razón alguna,
y por fin aquí llega de nuevo el alba
anunciando que es tiempo de un nuevo cambio.
 

 


Jared de Jesús Flores Segura
Preparatoria Regional de Chapala
 

Jazz biodigital


Saltos led de mentes exaltadas
acordes invisibles,
elegantes, hechos cromo
 
Reflejos oscuros de un metro
melenas sintéticas
alrededor, spam ciber potenciado
 
Apartamentos mudos
prismas mecanizados
barnizados por modernidad
 
Ropaje de calculadora
ondulante, una vértebra
hecha mercurio y tinta china
 
Negrura de primera clase
luciendo líneas de sensación lucificada.

Sueños de un niño | Josselin Vianey Pulido Romo. Preparatoria Regional de El Salto.

Recuerdos wixárikas


Camino rosa para los niños
violas entre milpas susurrantes
zacate debajo de elote
añejo por los ladridos, los rezos,
 el fluido entre tizne, transfigurado a licor
lenguas oriundas
tejidas con color “salvaje nacimiento”
penuria agraria de etnia hecha fiestas.
 


Diego Morán Díaz
Preparatoria 9