El ingenio filosófico

Algunos de los que hemos decidido tener en la filosofía tanto la fuente de trabajo, entretenimiento y forma de vida, estarán de acuerdo conmigo en que a veces envidiamos la valentía intelectual con la que nuestros alumnos son capaces de defender filosóficamente un punto de vista. Nos muestran que con una idea bien fundamentada e ingenio argumentativo se obtiene un texto interesante de leer. Basta sólo que como lectores estemos dispuestos a dialogar con los escritos, y pensar problemas de suma importancia. Espero poder trasmitir la emoción que me causó leer los ensayos aquí publicados. Invito al lector a prepararse a filosofar y preparar sus mejores argumentos para la discusión.
En “Eutanasia como libertad”, Cristian Daniel identifica una contradicción que nos determina en nuestra libertad, a saber, la manera en la que nos educan. Por lo tanto, debemos cambiar el discurso educativo. Si esto se cumple, entonces, podríamos notar que la muerte es quizá el suceso más importante de la vida y, así, Daniel sostiene que la eutanasia es la mayor expresión de libertad. En otro ensayo, “Paridad de género en la educación”, Andrea Leticia nos ofrece un panorama general del problema de las diferencias y consecuencias de las diferencias de género. La tesis que Andrea defiende aquí es que, por medio de la educación, podemos cambiar el paradigma que determina nuestra manera de entender los géneros a partir de las habilidades y no hacerlos pelear como si de una competencia se tratase.
También encontramos en “La eutanasia, ‘derecho a no morir’”, que Stephanie Rivera sostiene que cuando pensamos en el fenómeno de la eutanasia como problema, parece que inevitablemente llegamos al punto de estar a favor o en contra; propone que, si ese es lo que pasa necesariamente, entonces, debemos entender el problema para tenerlo claro y así poder discutir sobre ello. Por último, en “Equidad, ¿por qué?”, Karla Jiménez habla sobre el problema de la equidad de género realizando distinciones filosóficas sobre cómo abordar el problema, dentro de las cuales destaco el concepto de “sociedad discapacitada; hace referencia a la incapacidad social de entender la equidad de derechos. La tesis que defiende Karla es contundente: lo primordial a buscar no es la equidad de género, sino la equidad social, si conseguimos esta última, inevitablemente tendremos la de género.

Dorian Hernández Vázquez*


 
* Licenciado en filosofía y maestro en estudios filosóficos por la Universidad de Guadalajara, es profesor en la Preparatoria de Tonalá desde 2015. Imparte las asignaturas de filosofía y ética, así como la de comprensión de la ciencia.
 

Eutanasia como libertad

Cristian Daniel Fonseca Flores

Preparatoria Regional de Atotonilco

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2019

Resumen

Este escrito analiza, argumenta y defiende el tema de la eutanasia y lo plantea como una forma de libertad, incluso como su máxima expresión. En su desarrollo se tocará un tema que en nuestra sociedad se considera tabú: la muerte, y el poder de decisión sobre la misma, abarcando cuestiones interesantes como el cristianismo, revisando tanto los puntos negativos que dejó en la sociedad actual, como también los puntos buenos que ha forjado, y cómo esta visión se nota en el discurso de nuestra sociedad. Todo esto pensando filosóficamente y argumentando ideas que apoyan mi tesis, para entender mejor que en la vida nosotros decidimos quiénes ser, cómo actuar y, más importante, cómo terminarla. Daré mi opinión como cierre general y compartiré mi forma de pensar y mis ideales respecto de la gente que me rodea.

Palabras clave: Muerte, eutanasia, dios, discurso, libertad, decisión, sociedad.
 

Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar cambia todo en este mundo.


Mercedes Sosa

La sociedad, en el transcurso del tiempo, se ha visto envuelta en un sinfín de cambios, tanto en su forma de actuar como de pensar. Y podemos darnos cuenta de esto por el solo hecho de que ninguno de nosotros pensamos igual a nuestros padres o abuelos; la sociedad ha cambiado. Siempre hay quienes aportan nuevas perspectivas sobre las ideas y acciones que, aunque al principio parezcan locuras, después se convierten en un nuevo pensamiento, y eso es lo que quiero hacer en este ensayo. Pretendo tocar un tema que por lo general no se nos permite hablar, procurando que sea más normal y deje de ser visto como tabú. Tal tema será la eutanasia. La pregunta guía que utilizaré es la siguiente: ¿tiene el ser humano derecho a decidir su propia muerte?
Ante esto partiré de una idea sartriana que es muy conocida, la cual dice que

“el hombre está condenado a ser libre” .

(Sartre, 2018: 16)

Esto es: la vida del ser humano se hace por las decisiones que toma a lo largo de su vida; sin embargo, en nuestra cultura poco se nos permite analizar y decidir sobre nuestra muerte, pues la consideramos como algo que está fuera de nuestra elección. No obstante, yo considero que la muerte es uno de los sucesos más importantes de nuestra vida —si no es que el más—, pues, como diría el filósofo alemán Martin Heidegger: “somos seres para la muerte” (2016: 274), y por eso creo que también debería ser una opción de la cual podamos decidir. A continuación lo explico mejor. Para esto, continuemos con una cita del filósofo francés Michel Foucault, quien dice:
 


(…) Supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad (2005: 14).


 
Es decir, que en toda sociedad se usa el poder del discurso para inculcar ciertas creencias o costumbres seleccionadas, señalando qué se puede decir y pensar y qué no, por lo tanto dominan las decisiones de las personas.
Así, en nuestra cultura se nos enseña que todo ser humano, al crecer, tiene el derecho a elegir lo que quiera ser, y cómo lo quiera hacer. Eso está bien, y se lo debemos a los derechos humanos, que fueron los que sentaron las bases de la libertad que entendemos hoy en día. Sin embargo, aquí hay una contradicción, porque por un lado se nos dice que somos libres, pero por el otro se nos priva de la libertad de pensar sobre la muerte y, más específico, sobre el momento de nuestro final. Esta contradicción nace de un mismo discurso: las creencias del cristianismo.
El cristianismo decía que todos tenemos derecho a tener nuestras decisiones, pero que todos somos hijos de dios y que él nos dio libre albedrío. Sin embargo, este mismo discurso dice que la vida nos pertenece, pero sólo él (dios) tiene la decisión de cuándo quitárnosla. Ahora bien, nos dice también Foucault que el fundamento de todo discurso es el autor, pero no pensado como una persona, sino como una idea que le da coherencia. Él dice lo siguiente:


 
(…) [Hay que pensar] Al autor no considerado, desde luego, como el individuo que habla y que ha pronunciado o escrito un texto, sino al autor como principio de agrupación del discurso, como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su coherencia. (ibidem: 29-30).
 


Entonces, si seguimos con esta idea, se supone que el autor del discurso es dios. Sin embargo, desde Nietzsche se tiene la idea que dios está muerto (2003: 131), lo que nos permite tomar lo bueno del discurso del cristianismo: que el ser humano es libre, y también poder pensar nuevas cosas, en este caso, la decisión de nuestra muerte.
Con base en esto, y respondiendo a la pregunta inicial, afirmo que el ser humano tiene derecho de elegir su propia muerte, y más cuando las condiciones en las que vive ya no son las óptimas. De ahí que considero a la eutanasia como un derecho.
Antes de definirla quiero comentar los puntos en contra de la eutanasia. Entre los más importantes están los que ya he mencionado, que tienen que ver con las creencias religiosas (centrándonos en el cristianismo y en su discurso), y el otro desde el punto ético de los doctores, que afirma que los doctores están para salvar las vidas y no para quitarlas y, por lo tanto, si realizan una eutanasia no están cumpliendo con su deber. Sin embargo, no podemos juzgar estas acciones como inmorales igual que constatar un hecho, como decir “el edificio tiene 10 pisos”, porque nos basamos en un discurso vigente para para decir si algo es inmoral o no. Por lo tanto, aplica lo que ya he dicho sobre los discursos.
Definiendo la palabra, tenemos que es “intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura” (Real Academia Española, 2019), o también “muerte sin sufrimiento físico” (ibidem). Por razones de extensión no me dedicaré a analizar los dos tipos que existen, porque pienso que atajando su fondo, ambas quedan justificadas. Cuando digo “ambas” me refiero a que usualmente se consideran dos tipos de eutanasia: la activa y la pasiva. La primera es cuando existe la intervención directa de un tercero, y la pasiva es cuando por omisión al paciente se le deja morir.
Como mencioné antes, la muerte es el acontecimiento más importante de nuestra vida, ya que es la cúspide de la misma; por lo tanto, deberíamos poder elegir sobre ella, y por eso desde un principio se debería ver con más naturalidad. Ante esto propongo que nuestra educación, o en términos de Foucault, el discurso en el que nos educamos, debe cambiar. En este caso, lo que propongo que se debe modificar es que hay que entender a la muerte de otra manera, dejar de verla como un tema inmoral y fuera de nuestro entendimiento; educar a nuestros hijos que decidir el momento en el que queremos morir no es algo malo, sino una decisión más de la vida, y que hacerlo nos provee de madurez mental, y más cuando nuestras condiciones físicas nos hacen vivir en sufrimiento y tristeza.
Esto diferencia la eutanasia del suicidio, puesto que la eutanasia decide terminar la vida de una forma pacífica y dialogada con nuestros seres queridos, dejando todo en orden, estado bien con sigo mismo y con los demás, dejando la vida sin remordimiento. Y así, si ya hemos dialogado, no sólo en ese momento, sino desde antes, con nuestra familia, sabremos que, por un lado, si es eutanasia activa, estamos haciendo bien las cosas, y si es pasiva, que nuestros familiares están haciendo bien, y en cualquier caso se evitaría que aquellos que estuvieron involucrados puedan ser acusados de cometer un crimen.
Entonces, la eutanasia es la expresión máxima de la libertad humana, pues al decidir sobre la muerte estamos tomando una decisión sobre la vida. Por eso, dice Sartre:

“en el punto de partida no puede haber otra verdad que esta: pienso, luego soy; esta es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma.” (Sartre, 2018: 24).

Esto significa que no podemos “ser” sin pensar antes, y no podemos pensar completamente sin pensar en nuestra propia muerte; por eso sólo pensando en nuestra propia muerte podemos ser completamente libres.
En este escrito he hablado acerca de que el discurso tiene el poder de estructurar una ideología, diciendo lo que podemos hacer y lo que no, lo que se puede pensar y lo que se puede ser, pero que cuando se deja de tomar en cuenta y su discurso pierde vigencia, podemos pensar libremente cosas que no se podían. Entonces, si podemos decir que dios está muerto, o sea, que un discurso ya no está vigente, por lo tanto la eutanasia debería dejar de ser visto como un tema inmoral y que debería de ser un derecho.
En este sentido hay que decir que somos seres que aprenden, que se adaptan, que pueden orientarse hacia donde nuestra mente nos guíe, es decir, que somos seres libres, pero no lo somos completamente si no empezamos a considerar que la muerte es parte de nuestro ser, que no hay nadie más que nosotros para decidir lo que queremos hacer y, sobre todo, para decidir cómo terminamos con nuestro camino: si lo terminamos pronto o decidimos alargarlo un poco más “hasta que nos llegue la hora”. Lo importante es que nadie nos niegue la decisión, y que muramos felices y en paz con nosotros mismos.

Cristales de verano | Mónica Yaneth Beltrán Díaz. Preparatoria de Tonalá.

Bibliografía

FOUCAULT, M. (2005). El orden del discurso. Buenos Aires: Fábula Tusquets.
HEIDEGGER, M. (2016). El ser y el tiempo. México: Fondo de Cultura Económica.
NIETZSCHE, F. (2003). La Gaya Ciencia. México: Edivisión.
SARTRE, J. P. (2018). El existencialismo es un Humanismo. México: Éxodo.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (2019). Diccionario de la Lengua Española. [Versión 23.2 en línea.] Consultado en: https://del.rae.es
 

 

Paridad de género en la educación

Andrea Leticia Barajas Montes

Preparatoria Regional de Ciudad Guzmán


Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2019
Vivos | Braulio Gutiérrez Ayón. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga.

Resumen

Paridad, igualdad o equidad de género, machismo y feminismo son conceptos que han estado sonando. Eventualmente, se puede recordar que hace cerca de un siglo la mujer no tenía voz ni voto, y ni mencionar siglos anteriores, porque ella, como si de moneda se tratara, estaba aún más devaluada. Hoy en día cada vez se aprueban más leyes en pro de la igualdad de derechos entre ambos sexos; sin embargo, el país todavía no está preparado mentalmente para vivir la igualdad pues, así como existen hombres machistas, también existen mujeres que discriminan a su propio género, el otro extremo que maltrata a su pareja, al igual que hombres que agreden e incluso asesinan mujeres sólo por pertenecer al género femenino. Lo anterior sin duda se debe a la educación que cada persona ha recibido, y para llegar a la equidad primero se debe cambiar la mentalidad.

Palabras clave: Paridad, igualdad, equidad, género, educación, hombre, mujer, mentalidad, discriminación, derechos, oportunidad, costumbres, roles, sociedad.

Durante cientos de miles de generaciones se ha vivido una problemática que afecta a toda la sociedad, puesto que ha venido dañando la integración y la convivencia de las familias; esta problemática es la desigualdad de género a la que las mujeres han sido sometidas.
En el caso de México, el gobierno aparenta una conformación basada en el principio de la paridad de género. Dicen cada día aprobar leyes que favorecen a la equidad, pero, ¿en verdad sucede?, ¿realmente son las mujeres tratadas con igualdad?, ¿es verídica la paridad?, ¿es la sociedad un factor influyente en los roles que debe desempeñar el hombre y la mujer? En México, ¿es necesario alcanzar la paridad de género para el crecimiento y desarrollo de la mujer?
Con este trabajo se pretende defender la neutralidad entre los géneros femenino y masculino, dejar en claro que uno no es más que otro sólo por ser hombre o ser mujer y que, si bien existen habilidades propias de cada sexo, se deben reconocer como tal y no tratar de opacar o entrar en competencia.
Si se buscan escritos del siglo xviii hacia atrás en los que se mencione a la mujer como un ser pensante con las mismas capacidades del hombre, lo más cercano y halagador para el género femenino que se puede encontrar es algo parecido a lo siguiente: Las mujeres

“ni son expertas, ni pueden ni desean serlo en ningún arte, que les falta el ingenio, que los libros salidos de su pluma son todos fríos y bonitos como ellas, que les falta razón para sentir el amor e inteligencia para saber describirlo” (Rousseau, 1758).


Para entonces existía una mínima cantidad de mujeres no analfabetas y una cantidad aún menor de mujeres con profesión, porque se decía que la escuela era sólo para los hombres, y ¿quién lo decía?, por supuesto que ellos; las leyes eran escritas por hombres y para hombres, no les convenía tomar en cuenta a las mujeres:

“Deben aprender muchas cosas, pero sólo las que conviene que sepan” (Rousseau, 1763).


En la actualidad, existe mucha polémica acerca de si las mujeres deben tener los mismos derechos y obligaciones que el hombre y de si son físicamente capaces de lograrlo. Por una parte, debido a su fisiología, sólo las mujeres pueden dar vida y amamantar a su niño en sus primeros meses. Sin embargo, necesitan también del padre para que se pueda dar lo antes mencionado, por lo tanto, los padres deben contribuir al cuidado y crianza de sus hijos.
En el caso del hombre, cuenta con una fisiología apta para desempeñar trabajos pesados, debido a que tiende a desarrollar más músculo en las extremidades que la mujer, pero esto no quiere decir que la mujer no pueda laborar en áreas que requieran intelecto, y que deba quedarse en su casa; al contrario, es necesario tener presentes las habilidades innatas de una mujer en una oficina, en un salón de clases, en un quirófano y en todo lugar; por ejemplo: a la mujer le puede ser difícil el trabajo de albañilería por el esfuerzo que requiere, pero no significa que no le sea posible o no lo deba hacer; sin embargo existe la opción de ser la arquitecta a cargo de la obra así como lo podría ser un hombre.
Si de creatividad y cuidado se trata, la mujer toma el puesto, pues debido a su instinto maternal, siempre está buscando la organización dinámica en todo lo que hace, desde tomar una simple nota, hasta encargarse de un trabajo y tres hijos a la vez, así la mujer adquiere habilidades de liderazgo. Volviendo con el instinto maternal con el que una mujer nace, y que poseerá, aunque nunca sea madre, una mujer siempre va a ser más comprensiva, paciente y calmada, incluso madurará más rápido que el hombre; mientras que éste es más rudo y descuidado. Es obvio que el género define la percepción del mundo; no obstante, existe un factor más importante que define la percepción, que es la educación, crianza y ejemplos recibidos en el desarrollo del individuo.

“Varón pensante, mujer acompañante. Tal distinción es puramente artificial producto de una educación discriminatoria dentro de una sociedad patriarcal” (Wollstonecraft, 1792).


Sin duda, la sociedad mexicana está educada para que las mujeres atiendan a los hombres y para que todo lo que ellos hagan bueno o malo sea bien visto e irreprochable, mientras que la acción de ellas siempre será cuestionada y puesta en duda, los resultados de esta educación son falsos roles a seguir, además de cientos de estereotipos con una mentalidad equívoca. Muestra de ello está en los censos realizados en el año 2018, con motivo de las campañas políticas en todo el municipio de Tamazula de Gordiano, con la intención de generar estadísticas entre los candidatos a la presidencia municipal. De los cinco candidatos, dos eran mujeres; uno de los puntos de la encuesta pedía que el ciudadano describiera si podía o no ser presidente (a) cada uno de los candidatos (as); como era de esperarse, las candidatas sólo tuvieron aproximadamente un 20% de aprobación. Lo impresionante fue que ellas tuvieron más aceptación de los hombres, que dijeron que si su mamá los había sacado adelante con poco recurso, una mujer podía hacerse cargo de un municipio, mientras que la mayoría de las ciudadanas respondieron que la mujer servía para la casa y que no tenía nada que hacer en esas cosas del gobierno. Por supuesto, muchos varones contestaron lo mismo.
En una sociedad con tal percepción del mundo, por más leyes que se aprueben a favor de la equidad y la paridad de género, es imposible que la mujer se pueda desarrollar, primero, porque le enseñaron a que no importa si no va a la escuela, pues al final se va a terminar casando y va a tener hijos. Para eso no se necesita una carrera, es más, ni siquiera el bachillerato. Una niña a la que hacen pensar así, por lo regular abandona los estudios y se convierte en mamá adolescente. Ella a su vez lo transmite a sus hijos y así sucesivamente, esas niñas adultas no son capaces de defender sus derechos porque tal vez no saben que los tienen. De esta manera se crea la perfecta sociedad desigual.
La única forma en la que la mujer pueda crecer y desarrollarse como tal es cambiando la mentalidad y percepción de las personas, para ello es necesario una nueva forma de educar a los niños, pues de esa manera empezarán a crearse generaciones renovadas ideológicamente hablando; dichas generaciones serán capaces de aceptar en cualquier trabajo o actividad a ambos sexos. Por lo tanto, es indispensable la paridad y la deconstrucción de género para poder alcanzar una nueva idea de humanidad; sólo así se evitará la violencia y discriminación por el hecho de ser hombre o mujer.

Bibliografía:


MEDRANO, C. (2019). Vaivén. Consultado en: http://vaiven.sems.udg.mx/
hay-la-obligacion-moral-de-ser-solidarios-con-todo-el-mundo/
ROUSSEAU, J. (1758). Carta a D’Alembert. Ginebra: Tecnos.
— (1763). Emilio, o De la Educación. Ginebra: Alianza.
WOLLSTONECRAFT, M. (1792). Vindicación de los derechos de la mujer. Texas: Taurus.

Equidad, ¿por qué?

Karla Cristina Jiménez Vidal

Preparatoria 15

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2019

Resumen


En este escrito analizaré desde mi punto de vista los motivos de por qué es importante la equidad de género, pues hoy en día, y a pesar de toda la información y acontecimientos surgidos a través de la historia, se puede notar una gran diferencia y discriminación entre hombres y mujeres, de los cuales éstas últimas resultan ser las más aisladas de privilegios laborales e ideológicos. Cabe resaltar que en una sociedad no sólo es necesario hacer valer la equidad hombre-mujer, sino también tomar en cuenta sus ideologías y preferencias sexuales, sus capacidades y creencias, así como sus conocimientos.
En lo que a nosotros respecta, es aportar a una sociedad llena de equidad, justa y exigente a lo que le corresponde, pero también responsable a dar de sí para su bienestar propio y de los demás.

Palabras clave: Feminismo de igualdad, feminismo diferencial, patriarcado, feministas.
 

Históricamente, y de manera constante, hay una distinción en todos los aspectos entre hombres y mujeres, lo cual me lleva a analizar la realidad del mundo en el que vivimos, aunque pocas veces nos damos cuenta, y esto sólo cuando vivimos de cerca o en carne propia un caso o similar. Pareciera que no contamos con la capacidad de hacer equitativos los derechos, obligaciones y por nombrarlo así, los privilegios que debemos gozar por el hecho de ser humanos.
La razón de la equidad es no diferenciar entre hombres y mujeres para alcanzar metas y hacer valer los derechos humanos con los que se supone debemos contar desde el momento en que nacemos. El hecho de ser iguales entre hombres y mujeres claramente no se refiere a un dato biológico, puesto que nos queda más que claro que somos muy distintos entre nosotros. Las personas merecemos tratos sin distinción en nuestros derechos y obligaciones según nuestro género; somos seres pensantes, con razonamiento, como lo define Aristóteles en su teoría “el hombre es un animal político”. Ambos géneros tenemos la capacidad de aportar, pues somos capaces de idear, razonar y pensar nuevas cosas por igual; no es necesario ser hombre para dedicarse a la mecánica automotriz, ni es necesario ser mujer para ser diseñadora de modas.
¿Qué tipo de derechos buscan las mujeres? Antes que nada, es la lucha contra las pocas oportunidades que se le dan en distintos ámbitos, principalmente en el laboral, que es en el que la mayoría de nosotras buscamos destacar para poder llevar una vida digna y que alcance nuestros ideales y para más que eso.
¿Debe tener la mujer los mismos derechos y obligaciones que el hombre? A esta pregunta se podría responder de una manera sencilla; ¿Por qué no los tiene? Realmente pienso que sí los debe tener; sin embargo, no es el caso. Si fuera tan sencillo resolver la falta de equidad ante la sociedad, la lucha que día a día tienen las mujeres prácticamente seria vana.
Desde tiempos remotos se ha visto a la mujer como el sexo débil en cuestión intelectual, pues no se le da importancia a los planes, estrategias o teorías elaboradas por una mujer, pero además está el aspecto físico. Desde la prehistoria se creía debido a que la complexión de una mujer no era suficiente para trabajos que requerían mucha demanda física, pues los hombres naturalmente eran más robustos, grandes y fuertes. Así comenzó la distinción tan marcada por la que hemos pasado por generaciones.
A medida que avanza el tiempo y nos vamos considerando seres capaces de llevar a cabo tareas iguales, nos damos cuenta de que la igualdad entre mujeres y hombres va más allá de un feminismo diferencial. Es importante hacer conciencia desde pequeños que lo que podemos realizar no es por lo que somos exteriormente.
Las mujeres feministas buscan eliminar el patriarcado, denominación que se le da a una sociedad dominada por hombres, o más bien que se deja gobernar por hombres y en las que se le toma como superior entre las mujeres. En algún momento del crecimiento de la sociedad en la cultura mexicana, el patriarcado llegará a ser inexistente, pues hemos notado que ha ido evolucionando el esquema de la familia; ya no sólo el hombre trabaja y mantiene a la familia. Sin embargo,

“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas» (Wollstonecraft, 2004).

Esta frase alude exactamente a lo que se busca en el feminismo de igualdad, ya que, como bien dice, no se busca superioridad, sino una equidad igualitaria para ambas partes, y el objetivo es que mantengan un mismo status.
Cabe señalar que no es necesario resaltar a un género en específico y aunque sabemos que por diferentes culturas es marcada la distinción entre hombres y mujeres lo que se busca con esto es lograr que más mujeres sobresalgan por su trabajo, por su conocimiento y sabiduría, pues muchas veces somos las mismas mujeres quienes nos reprimimos y tememos al éxito por el qué dirán, pues la sociedad nos marca los roles a seguir y, si se rompen, por lo general provoca un “desequilibrio” en algunas de sus partes.
Considero que debido a la naturaleza y a los roles que tenemos que seguir según la sociedad, hemos creado una imagen estereotipada de lo que hace una mujer. Para muchos hombres, las actividades que tenemos las mujeres son llevadas a cabo principalmente en casa, mientras que las actividades destinadas a ellos son generalmente fuera, incluso en cualquier campo, desde un obrero, hasta profesiones extensas, como lo son medicina o ingenierías, y nosotras lo creemos así. Debido a que es lo que nos enseñan, sentimos la responsabilidad de mantenernos en ese rol. Pero también hay que considerar la siguiente frase:

«No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente» (Woolf, 2016),

la cual nos impulsa a hacernos una idea de que tanto hombres como mujeres somos igual de capaces, pues ambos tenemos comunión en algo:

«La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y de atención se debe a todo ser humano, porque el respeto no tiene grados» (Weil, 1956).

Espina marcadas en mi piel | Juliana Marlene Andrade Valle. Preparatoria Regional de El Salto.


La sociedad debería considerar que al decir “equidad social” no es que todos seamos exactamente iguales, sino que se toma la igualdad del ser racional y garantiza las mismas oportunidades a hombres y mujeres, cada uno con sus características, tomando en cuenta situaciones diferentes que tienen como tal.
En conclusión, lo que se debe buscar no sólo es una equidad de género, sino una equidad social en la que se tomen en cuenta las diferentes circunstancias de cada individuo, según sus características, etnia, religión o clase social, esto para formar una sociedad más productiva y con mayor estabilidad en cuanto a economía, seguridad política y bienestar igualitario. Si tanto hombres y mujeres dejáramos de ver el feminismo o el patriarcado como una sola competencia nos daríamos cuenta de que ahí está la base del equilibrio en una sociedad, tendríamos una paz y bienestar ciudadano y una marcha igualitaria en derechos.
El feminismo de igualdad es un proceso en el cual se busca la conciencia de los demás en cuanto al trato de seres humanos como tales. Lo único que debería interesar es el bienestar común e individual. La equidad no es responsabilidad sólo de un sector específico de la sociedad, sino de todos como parte de ésta.


Bibliografía:
 

Anónimo. (2019) “La teoría política de Aristóteles.” Consultado en: https://
www.unprofesor.com/ciencias-sociales/la-teoria-politica-de-aristoteles-522.html
Anónimo. (2019) Real Academia Española. Consultado en: https://www.rae.es/
Cruz, F. (2019). Feminismo diferencial. Consultado en: https://www.academia.edu/13249130/Equidadegenero
Meyer, H., Weil, S. (1956). Oppression et liberté. París: Books Abroad.
Woolf, V. (2016). Una habitación propia. Barcelona: Planeta.
Wollstonecraft, M., Tood, J., Butler, M. (2004). The works of Mary Wollstonecraft. Charlottesville: InteLex Corporation.
 

La eutanasia: «derecho o no a morir»

Stephanie Rivera Curiel

Preparatoria Regional de Ahualulco de Mercado

Participante del Encuentro Filosófico del SEMS 2019

Resumen

El tema de la eutanasia ha sido unos de los más controversiales en todo el mundo, ya que da origen a una gama de posturas cuyas perspectivas cambian dependiendo el punto de cada individuo, desde las religiosas; se dice que Dios es el dueño de la vida y él dispone cuándo se entra y sale de ella o cuando la persona decide que cada individuo gravemente enfermo (en cuyo caso no existe un tratamiento curativo y que es mortal, sea o no a corto plazo) puede decidir cuándo y cómo morir. Sin embargo, se deben de aclarar algunos aspectos, ya que se pueden definir dos puntos: estar en contra o a favor. La eutanasia se divide en diferentes tipos: voluntaria, no voluntaria, involuntaria, pasiva o activa y también se incluye si es correcto o no su aplicación.

Palabras clave: Eutanasia, muerte, vida, voluntario, involuntario, derecho, paciente y consentimiento

¿Qué es la eutanasia? La palabra “eutanasia” se deriva del griego eu, que significa “bueno” y thanatos, que significa “muerte”. Esto quiere decir buena muerte sin sufrimiento.

La eutanasia es el acto que pone fin a la vida de un enfermo terminal a su solicitud o de quienes lo tienen a su cuidado. Puede clasificarse en varios tipos. Por ejemplo, la voluntaria, que es aquella en la que el paciente acepta que se suspendan los tratamientos que le prolongan la vida o solicita que le suministren medicamentos para que se produzca la muerte. O la no voluntaria, cuando la persona no puede elegir por sí misma entre la vida y la muerte; por ejemplo, cuando sufre un accidente que lo vuelve permanentemente incompetente, y no alcanzó a manifestar si la deseaba o no. Es decir, la involuntaria es aquella en que el paciente no otorga su consentimiento.
Por otra parte, existe la eutanasia activa, que es aquella en la que existe una acción positiva a producir la muerte, por ejemplo, pastillas del sueño o administrar una inyección. La eutanasia pasiva es producida por la omisión de los tratamientos, medicamentos o alimentos que prolongan el proceso de morir. Estas son las más usuales para pacientes enfermos incurables y atormentados por el dolor. Se trata de un tema polémico que requiere un análisis profundo. Aunque para muchos sea fácil decir, «cada uno tiene derecho sobre su vida, y, por tanto, puede decidir si terminarla o no».
El respeto a la voluntad del paciente es importante haciendo valer así su derecho a la libertad. Aquí se entra ya en un debate más filosófico, porque se podría cuestionar qué tan libre es el deseo de esa persona de poner fin a su existencia. Lo que actualmente se practica es la “distanasia” o separación de la muerte y prolongación del acto de morir. Cuando al enfermo, mediante sondas, cánulas e instrumentos se le mantiene en un vivir biológico, prácticamente artificial, se está violentando la naturaleza y lo que el hospital hace es lucrar con el sufrimiento del enfermo y de los familiares, si estos pueden sostener el gasto.
En México esto aún no es legal pero recientemente se dio a conocer que el gobierno que encabeza el actual presidente de nuestro país buscará promover el derecho a una muerte digna en todo el país.


El gobierno de López Obrador no tiene la mínima intención de legalizar la eutanasia, sino de ampliar en todo el país la ya existente Ley de Voluntad Anticipada (LVA). No en vano, luego de numerosos debates esta opción de tener “una muerte digna” solamente es legal en pocos países: Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia (El periódico, 2017).


El ser humano tiene derecho de decidir sobre su propia muerte, ya que es dueño de su vida. Si una persona ya no quiere estar en el mundo sufriendo puede tomar sus propias decisiones. Es importante que existan debates para buscar la legalización, pues en muchos casos personas de bajos recursos, así como la tercera edad, padecen enfermedades incurables y terminables, que los mantienen en un gran sufrimiento, alargando su dolor y sufriendo múltiples consecuencias al no ser la eutanasia una práctica legal.
Por otra parte, no debería ser legítimo obligar a vivir a alguien que no quiere hacerlo. Cada uno tiene derecho a elegir por sí mismo qué hacer con su vida y en caso de que la persona no pueda decidir, la decisión les correspondería a las personas más cercanas a ellas. ¿Para qué hacerla sufrir hasta el día de su muerte? Se debe tener consideración por ellos. Son personas que en realidad la requieren y no lo están haciendo para complacer a los demás, lo piden por su bienestar mental y físico. Así como toda persona tiene derecho a la vida, debería de ser válido tener derecho a la muerte. La vida no es una obligación, nadie ni nada te obligó a nacer.
En su libro de Ética, Pedro Chávez Calderón da unos puntos importantes sobre la eutanasia, como que “el enfermo tiene derecho de pedir que se termine con su vida” (Chávez, 2014), que “el mal padecido debe ser incurable” (ibidem) y que “la enfermedad debe producir un sufrimiento progresivamente intenso, por lo mismo, insoportable” (ibidem).
Ponerle fin a la vida no es un tema ligero, es algo que al hacerlo no hay vuelta atrás. No es una decisión momentánea, es algo que se debe de pensar muy bien. Implica un análisis profundo y concientizar sobre las consecuencias que podrían existir. Por esto, la muerte siempre ha sido un miedo inminente que amenaza la vida y todo lo que se tiene certeza de poseer; la eutanasia contribuye a aminorarlo.
Abordar el tema de la eutanasia no ha sido fácil, puesto que muchas de las referencias analizadas han permitido recordar de forma viva experiencias, tanto propias o de familiares próximos, en los momentos en que se ha tenido que enfrentar enfermedades graves y dolorosas de seres muy queridos.
Para muchos es rechazable el privar a cualquier persona de asumir lo más serenamente su proceso de muerte. Por ello, ante un enfermo terminal, con dolor físico o sufrimiento moral, lo más justo es acompañarlo respetando su decisión. Ellos lo que más necesitan es el apoyo de las personas que los rodean para poder afrontar esas difíciles decisiones. El mundo ya no es como antes, ahora todo va evolucionando y no deberían de juzgar a las personas por sus decisiones; al contrario, debería de haber apoyo y entre todos respetar nuestros derechos, no privarles a las personas enfermas sus peticiones.
Ya para finalizar, es conveniente agregar la frase del australiano Bob Dent, quien fue la primera persona en hacer uso de la legislación que permitía la eutanasia: «si usted no está de acuerdo con la eutanasia voluntaria, entonces no la use, pero por favor no me niegue el derecho».
 


Bibliografía:

Chávez, P. (2014) La ética. (Primera edición). México: Patria.
Chávez, P. (2004) Eutanasia ética. México: Grupo Geoimpresores.
Lantigua, I. (2019). “Eutanasia: muerte digna, suicidio asistido, ¿cuál es la diferencia?”. Consultado en: https://www.elmundo.es/sociedad/2015/10/01/560d2c93ca4741da2a8b4579.html
Reyes, M. (2006). “Eutanasia, la muerte dulce.”. Consultado en: https://www.uv.mx/universo/207/infgral/infgral05.htm
Singer, P. (1995). La eutanasia. Compendio de ética. Madrid: Alianza Editorial.
 
Hebras obscuras | María Josefina Ramos Cedillo. Preparatoria Regional de Etzatlán.

Todos estamos hechos de historias

Todos estamos hechos de historias, al llegar la noche. Nos llegan como bombas para construir nuestros sueños; y en silencio, cuando uno cree que todo está sereno, llega la marea y golpea lo más profundo de nuestro ser con preguntas que nosotros mismos fabricamos y que además buscamos responder cuando en paz recordamos el resumen del día.  Entonces avanzan los minutos y, finalmente, nos damos cuenta de que “aunque el mundo propio es el mejor”, siempre persiste el deseo de tener el otro. Por eso escribimos, por eso contamos o leemos.
Cuando tenemos en nuestras manos una novela, escuchamos un cuento o conocemos por primera vez un microrrelato, lo que nos maravilla de ese encuentro es la historia que vivió el personaje, pero sobre todo nos apasiona la idea de suponer aquéllas vivencias o acciones que no están escritas y que, fascinados como lectores, tenemos que descifrar.
Es por eso que este apartado narrativo está construido por una serie de relatos breves contados por manos jóvenes, por la visión fresca y la necesidad que cada uno de estos escritores tiene de poder decir, gritar: escribir. Es así que gracias a las distintas voces que componen armónicamente este número, usted podrá disfrutar de algunas descripciones, espacios exactos y extraños, temporadas, desastres, suertes, circunstancias y, por qué no, emociones.
Ahora, entre “Un beso callado”, “Despedidas”, “Juegos”, “Cuerpos”, “Entre la guerra y el cielo”, vuelvo a usted, querido lector, al que quiere la mejor compañía, al que busca y busca hasta encontrar al otro no necesariamente humano: y entonces las historias. Aquél que prefiera no buscar o encontrar lo dejaré a un lado, le aconsejo disfrutar su soledad en total ausencia y silencio; sin aves, misterio, rimas ni miel, canciones o autos, libros, poesía, cuentos… sin nada.
Insisto: sacúdase, acérquese un café, ¿qué se yo? Tenga a la mano su bebida favorita y acepte que aquí es el lugar indicado para aquellos que sueñan con contar vivencias a veces suyas, a veces nuestras, a veces otras. Dese cuenta que este es el lugar para que usted, que ahora mira incrédulo entre estas líneas, decida recorrer las propuestas que los contadores de las siguientes relatos han construido para que el uno que va en busca del otro  (como un ritmo que tiñe la sensualidad de un tango dispuesto a encontrarse con los pies del que lo baila o, si lo prefiere, como los dedos volátiles del guitarrista que desea poseer a su instrumento) pueda encontrar al personaje perfecto, y que cuando se mire al espejo, pueda decidir parecerse o no, a él, pues al final déjeme insistir, todos estamos hechos de historias.

 Natalia López Madrueño*


* Natalia Madrueño estudió la licenciatura en letras Hispánicas y un máster en Estudios avanzados en Literatura española e hispanoamericana, expedida por la Universitat de Barcelona. Escribe ensayo, cuento y minificción.  Ha publicado en distintas antologías y revistas internacionales como Íkaro, publicada en Costa Rica y España, y en la Antología de minificción mexicana. Pertenece al colectivo de minificción, internacional: MP. Es amante del café, las manos, música, comida y el viento.

Su cuerpo

Determinación | José Adrián Flores Bañuelos. Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga.

Puedo sentirlo cerca, percibir cómo me observa, cómo su mirada está llena de deseo de dañarme para satisfacerse. Logro escuchar la perilla al abrirse. Ruego a Dios, pero lo hago con poca esperanza, pues jamás ha respondido mis súplicas cada que ese monstruo ataca. ¡Está aquí! Me cubro de pies a cabeza con la manta procurando protegerme, que no me vea y se largue, que no me vea y no vuelva. Nunca ha funcionado.


Siento sus asquerosas garras sobre las sábanas, mi cuerpo se estremece como si se tratase de Pennywise; entre más me aterra más dulce le parezco. La sábana se va, me la arranca, como arrancó mi inocencia, mi niñez y mis ganas de vivir. Sé de antemano que no podría defenderme, me empeño en apretar los parpados y fingir que todo es un sueño, una pesadilla de la que pronto, otra vez, he de despertar.


Furtivamente se acerca a mi nuca y estrella su nauseabundo aliento sobre mi piel, siento cómo sus fauces se abren y cierran chasqueando la lengua en intervalos, mi respiración se altera. Quiero que pronto termine.
Me abraza por el tórax y baja lentamente hacia mi cintura, como si estuviera estudiado mi complexión; introduce su mano en mi pantalón y juguetea con mi sexo. Mi miedo no cambia, pero mi cuerpo reacciona ante el estímulo y crea una erección. Su respiración se acelera. Hay movimiento detrás de mí.


En un arrebato, arranca sin piedad mi pijama y mi calzoncillo dejando mis nalgas al viento. Escucho un lengüetazo y una de sus manos húmedas roza mis glúteos e introduce un dedo en mí. El dolor no es tanto como la primera vez, aquélla en la que fluyó la sangre. Ahora siento cómo mete su pene lentamente en mi ano. Me embiste, me tira boca arriba, obligándome a mirarlo a la cara, me fuerza a recibirlo con las piernas abiertas mientras me masturba.


Miro sus ojos cerrados y escucho cómo gime cual hombre lobo exigiendo una sempiterna noche de luna llena. Clavo en su pecho el plateado cuchillo que guardé bajo mi almohada. El movimiento cesa, ambos abrimos los ojos. Le tiro la mirada que tanto exigía y él, incrédulo, destila lágrimas de dolor e impotencia.


Dios mío, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido, por haber matado a uno de tus amados hijos. Sé que eres infinitamente bueno, dame tu santo olvido para no ofenderte más. Bienaventurados los que hablan, aunque sean callados. Bienaventurados los que escuchan, aunque en mi caso no hubo nadie nunca.
Bienaventurados los que no reciben el cuerpo de Cristo.

Oswaldo Javier Anguiano Medina

Preparatoria 12

Mal sueño

La niña soñaba con persecuciones, lágrimas y golpes. Se despertó agitada con sudor en la frente llamando a sus papás, en la oscuridad miró sus muñecas decoradas con pulseras violetas a causa de las esposas. Quizá no eran sueños, eran recuerdos.

Animal

—Sólo míralo, es feo y un completo animal.
—Aunque es bueno cocinando.
—Tienes razón, pero sigue siendo asqueroso— le respondió la mosca a su amiga mientras caminaban sobre las sobras de la cena.

Leilany Zazuet Dávalos

Preparatoria Regional de Tala

Lo bueno de arrepentirse

Llevabas tantas horas llorando, que sus lágrimas se habían acabado y ya no tenía nada más por darle.
Demasiados minutos, que su garganta se había secada junto con algunos pensamientos incoherentes y melancólicos.
Pero ahí estaba, con las manos manchadas por la sangre de su amante.

Natalia Elizabeth Aréchiga Pérez

Preparatoria Regional de Casimiro Castillo

módulo Hermenegildo Galeana

Memoria étnica instrumental

Rasgas esas interesantes cuerdas sujetas al bulboso sitar, tocas de manera abstracta y entonces todo llega hasta ahí: sus dedos, el barullo de las clases, el rayo de sol pulverizando una esquina del patio, bocanadas de una mañana en la sierra, un suéter limpio, muslos quemándose por el pedaleo, ese golpe invisible a la tráquea que llaman dolor. Sin embargo, sigues recargado en la pared de la cantina, respirando el aroma de un desierto desesperado.

Diego Morán Díaz

Preparatoria 9

Tetsuo tenía uno parecido

Diariamente el hombre había estado resistiéndose a la aceptación, gracias a esta lucha, constante e infructuosa, el maestro de recio rostro y abundante bigote, decidió desistir y ver cómo su mente dejaba crecer ese brazo extra que en principio había jurado ignorar.
Todo sucedió un día en el colegio en que trabajaba, cuando sólo las rudas plumas rasgaban el silencio sobre las hojas blancas. Fue en ese espacio de libertad laboral en que físicamente sintió un jaloneo suave y sospechoso alrededor de su brazo izquierdo. Un filamento carnoso sobresalía toscamente de entre todas sus venas, él sabía con horror y maravilla la estrecha relación de esta extensión de músculo, con su soberbia espiritualidad. “Tetsuo tenía uno parecido”, pensó terco y sarcástico frente a la fantástica deformidad.

Necro colmena

Estoy andando, infinitas luces más honestas que la orina en mis pantalones doblan mi sombra encogida y temblorosa.
Agujeros inconscientes y perfectamente tallados de forma rectangular a mi derecha soplan ciegas sensaciones preparándome para el centésimo arco rectangular, en él, un cuerpo espera contra la pared.
El peso de su traje aplasta sus extremidades. Sobre y detrás de todo ese manojo carnoso, manchas secas de sangre han sido extendidas en el frío cemento por las ráfagas invisibles en la profunda nada que se precipita a mi izquierda.
La sangre podrida por el efecto del tiempo se desprende como delgadas placas de pintura seca, la brisa mueve esas laminillas cafés rojizo. La cabeza del bulto ahora es una explosión de color marrón finamente extendida por la pared.
Entonces escucho un zumbido, vibran mis vellos y el aire se me escapa. No he tomado agua en todo el camino a lo largo del pasillo y aun así expulso más orina.
El zumbido se acerca a mi izquierda y ningún paso puede alejarme de las agudas sensaciones de terror que vuelan hacia mí.
La infinita fila de orificios oscuros a mi derecha sigue rozándome con malignidad. Una aguja negra y áspera es disparada desde lejos a la izquierda, prensa mis débiles muslos al granito insensible. Mi grito raspa el zumbido más cercano a mí y el arpón que me sujeta talla la piel alrededor del mismo.
Un rayo amarillo parpadea desde el ponzoñoso ser de color negro que me susurra chirridos con sus brazos y membranas.
Una única mancha de humedad añeja se escurre en la arista entre el techo y la infinita pared, es óxido. El calor dirigido por su rayo aparece en mi rostro y se expande hasta dejarme en blanco.
 

Diego Morán Díaz

Preparatoria 9

Macabro

—Te vi… —Escuchó que le susurraban al oído.
Al instante, Víctor despertó. Estaba completamente empapado en sudor y gotas frías le recorrían la cara. Giró en la cama y observó que su esposa seguía dormida como se supone que debía estarlo. Después miró el reloj, eran las 4:37 a.m., muy pronto. Pensó en seguir durmiendo, pero recordó a su hijo y la tristeza le impidió volver a conciliar el sueño, no había dormido mucho los últimos días y sentía el cansancio sobre sus hombros y sobre sus parpados, pero aun así le fue imposible dormir, por lo que se quedó despierto mirando a la nada.


Su hijo muerto apenas dos días, y tanto su esposa como él, sentían muchísimo el dolor de la pérdida, cayó de las escaleras rompiéndose sus frágiles huesos de un niño de seis años; murió al instante.
Desde ese día Víctor se sentía… Extraño, observado, era como si sintiera la presencia de alguien donde claramente no había persona alguna, se había atrevido a pensar que era el fantasma de su hijo, pero no se atrevía ni siquiera a mencionarlo y cuando ese pensamiento invadía su mente, trataba de que se esfumara con la misma rapidez que llegaba, era algo completamente macabro pensarlo.


Recordó las palabras que escuchó al despertarse, ¿Habrá sido un sueño? —Pensó—. Es lo más seguro. Con tan sólo recordarlas se estremeció.
Escuchó una risita lejana… Parecía como si estuviera a dos casas de distancia, pero a la vez, la sentía tan cerca, como si estuviera dentro de su cabeza… ¡Exacto! El sonido venía de lo más profundo de su mente, era como si él mismo se riera, pero con una demencia tal que haría erizar la piel de hasta el hombre más rudo. Sentía cómo la risa se acercaba rápidamente… No le dio miedo alguno, a fin de cuentas, estaba dentro de su cabeza… Al momento en que la risa llegó, se dio cuenta de que estaba sonriendo, era una sonrisa macabra la que se dibujaba en su rostro, sus pómulos se habían levantado excesivamente y sus labios se habían estirado muchísimo, parecía que la cara se le iba a arrancar, en medio de sus labios completamente separados se asomaban sus dientes, amarillos y muy grandes, los ojos los tenía abiertos como platos, dejando al descubierto sus grandes pupilas de un color negro intenso…

La risa en su cabeza era cada vez más fuerte y mientras más aumentaba, parecía que su sonrisa se hacía más y más grande, tenía la cara completamente entumecida cuando de pronto sonó la alarma.
Eran las 7:00 a. m.
Más de dos horas duró con aquella… “sonrisa” en su cara, y a él le parecieron 30 segundos. Su esposa se sentó en la cama tras un largo bostezo y lo miró.
—¿Cuánto tiempo llevas despierto, cariño? —Le preguntó.
—Un par de minutos —mintió.


Se levantaron y fueron juntos para desayunar. Víctor sentía mareos cada vez que bajaba las escaleras y su esposa, en cambio, parecía que con cada escalón que bajaba, su tristeza aumentaba más y más. Un par de agentes de la policía iría ese día para interrogaciones menores. Resulta que tanto a los médicos como a la policía les parecía muy extraño que su hijo muriera por una caída de escaleras, además había quedado muy magullado y lleno de moretones, y ni hablar de sus huesos que parecía que se los habían triturado. Eran días difíciles y llenos de temor… el día de ayer, mientras estaba en su recámara, vio claramente cómo la puerta del baño se abría sola; mientras se abría parecía que con ella salía una oscuridad inmensa e inimaginable, era como si toda luz existente estuviera siendo tragada al instante, y mientras eso pasaba podía escuchar la risa de un niño adentro…

Y, oh, por dios… Entre tanta oscuridad pudo distinguir cómo salía una mano… Con los dedos torcidos en ángulos que le revolvieron el estómago, estaban desfigurados, rotos, no pudo contenerse y dio uno de los gritos más despavoridos que había llegado a dar en toda su vida, cerró los ojos mientras decía: “¡SU ROSTRO, SU ROSTRO!”. Afortunadamente su esposa llegaba a las 6:00 del trabajo, por lo que no se enteró nunca de lo sucedido, y tampoco quería Víctor que se enterara.


La últimas dos noches había tenido pesadillas espantosas, en ellas veía a su hijo rodar por las escaleras, veía cómo su cráneo rebotaba en cada escalón y escuchaba cómo cada hueso se quebraba, extrañamente estaba sonriendo siempre, tenía una sonrisa que hacía escarmentar a Víctor de una manera escalofriante y cada vez que llegaba al suelo, después de una caída que parecía no tener fin por lo larga que se hacía, siempre decía: “te vi”. Era una escena diferente en una de de esas pesadillas que había tenido, en ella él estaba acostado en su cama, inmóvil completamente, sólo podía girar la cabeza de un lado a otro, pero el cuerpo estaba quieto como una estatua, la noche era muy oscura y se lograba distinguir muy poco en ella, pero lo suficiente para ver cómo la puerta de la habitación estaba abierta y tras ella se veía una oscuridad absoluta, parecía como si la luz ya no pudiese avanzar después del marco de la puerta. De pronto, vio cómo lentamente se iba asomando una cabeza, una pequeña cabeza con el pelo negro como la obsidiana, pero la piel de un color azul muy pálido.

Cuando se asomó por completo, se dio cuenta de que era su hijo, tenía los ojos completamente negros y unas ojeras inhumanas, y comenzó a avanzar hacia él, pero arrastrándose. Se movía como una araña de una manera muy escalofriante, movía primero un pie hacia adelante y luego la mano, luego el otro pie y posteriormente la otra mano. Con cada movimiento se escuchaba cómo le tronaban los huesos para poder hacer esos movimientos escalofriantes, avanzaba lentamente hacia la cama, Víctor estaba gritando, pero parecía que el sonido se le acababa en la punta de la lengua, no podía hacer nada, giró la cabeza para buscar algo o alguien, pero estaba solo su cama y él, y cuando regresó la mirada a su hijo notó que ya no estaba saliendo de la puerta… Lo tenía a tan sólo 10 centímetros de su rostro, lo miraba fijamente con ojos negros y llenos de rabia… Abrió la boca y mostró unos dientes blancos, pero pronto se apagó el color porque de la garganta le comenzó a brotar un líquido rojo tan oscuro que parecía casi negro, le llenó la boca y los dientes y se comenzó a derramar sobre el hombro de Víctor, quien giró la cabeza y comenzó a gritar y a tratar de moverse tan fuertemente que sintió cómo las fuerzas se le acababan del esfuerzo que ejercía, pero no se pudo mover ni un centímetro. Al volver la cabeza ya no había nadie, ya no estaba su hijo, miró la puerta y estaba cerrada. Cerró los ojos para suspirar y al abrirlos escuchó un grito con una voz tan abominable que parecía que procedía del infierno: “¡te vi!” Al instante despertó.


El día de hoy había amanecido muy soleado, el cantar de los pájaros resonaba mientras desayunaban ambos muy cálidos, su esposa había optado para que la interrogación fuera a las 8:30 a. m, por lo que, al terminar, se ducharon y vistieron para la ocasión. En la mente de Víctor resonaba una frase, como un eco: “te vi”, lo estaba volviendo loco, no podía dejar de oírla, y era desesperante… Sentía cómo la locura lo consumía y la desesperación lo estaba llevando a golpearse la cabeza. Tenía unas ganas enormes de sonreír y cada vez que su esposa no lo estaba viendo lo hacía, esbozaba una sonrisa demencial, como aquel que se está convirtiendo en un descerebrado o en un enfermo mental. “Te vi, te vi, te vi”, resonaba en su interior, cada minuto parecía que el volumen aumentaba, lo que lo llevaba de cierta manera a sonreír más y más. Estaba al borde de la locura cuando de pronto tocaron el timbre. Él y su esposa salieron a recibir a los agentes, eran dos hombres vestidos en sacos negros y corbata, llevaban un maletín con una grabadora para capturar la plática y la interrogación que harían. Todos se sentaron en el comedor, cada uno con un vaso de agua frente a ellos. 


—Me parece que debemos empezar por el principio. —Dijo uno de los agentes mientras encendía la grabadora—. ¿Dónde estaban cuando ocurrió el accidente? Tengo entendido por los forenses que la hora de muerte del niño fue a las 16:37 horas.
—Yo estaba trabajando —titubeó la esposa de Víctor. —Y tengo entendido que mi esposo estaba en su habitación cuando el accidente ocurrió.
— ¿Es eso cierto, señor? —le preguntaron.
Víctor no podía ni hablar… Oh, por dios… Ahí estaba de nuevo ese espectro azul… Su hijo… estaba bajando por las escaleras como si fuera una araña… Iba directo a él… “Te vi, te vi, te vi”, lo escuchaba en su interior como gritos atroces que lo hicieron temblar de miedo.
Los agentes voltearon también a la escalera y no vieron nada, rápidamente se ajustaron en sus asientos y se pusieron rectos.
— ¿Señor? ¿Le sucede algo? —dijo uno de ellos con voz nerviosa.
— ¿Mi amor? —preguntó su esposa—. ¿Pasa algo?
Víctor no se movía y se había puesto completamente pálido, su hijo estaba junto a él, situado al lado de su silla, se levantaba lentamente agarrándose de su hombro para ponerse de pie.
“¡Te vi, te vi, te vi!”. El demoniaco sonido era ya un estruendo en su cabeza
¡¿Cómo es posible que no lo escuchen?! —gritó en su mente.
Los agentes se habían puesto ya de pie.
¡Te vi, te vi, te vi! Su hijo estaba por poner su boca en el rostro de Víctor cuando este se levantó de un salto de la silla gritando como loco.
— ¡Fui yo! —gritó—. ¡Yo lo lancé por las malditas escaleras! —. “Te vi, te vi, te vi.”
Gritaban en su cabeza —¡Ya cállate, maldita sea! ¡El maldito bastardo me vio revolcándome con mi amante y me dijo que te lo contaría en cuanto llegaras! —. Apuntó a su esposa con el dedo. —¡Así que no me quedó opción que lanzarlo por las escaleras!
Todos los demás quedaron en un silencio profundo y con tensión.
Víctor comenzó a reír como loco y se le dibujó una sonrisa en la cara tan macabra que incluso su esposa tuvo que apartar la vista.
— ¡El bastardo no se moría, así que tuve que lanzarlo varias veces hasta que dejó de respirar! ¡Ja, ja, ja! —Las risas brotaron de su boca como fuertes relámpagos mientras se comenzaba a mover de un lado a otro como loco— Fui yo, fui yo, fui yo.
“¡Te vi, te vi, te vi!”. Los gritos de su cabeza impedían completamente que pudiera escuchar cualquier otra cosa del exterior.
Ya no era él quien actuaba, pero por sus ojos sólo pudo ver cómo en un movimiento rápido tomaba un cuchillo de la cocina y de un tajo y eficaz se rajaba el cuello con un corte que era imposible que sobreviviera. Cuando estuvo tirado en el suelo vio cómo su hijo acercaba su rostro al suyo mientras se agachaba y se le recostaba en el pecho.


—Te vi, padre —dijo la voz de su hijo.
—Me viste, hijo —dijo Víctor para sus adentros.
Le fue imposible evitar hacer una sonrisa, una tan macabra que ni siquiera se le acercaron para socorrerlo, con la boca llena de sangre, su cara manchada de rojo y del cuello corriéndole un río de aguas rojas esbozó su última sonrisa mientras escuchaba cómo la voz en su cabeza iba disminuyendo.
—Te vi… —Dijo una última vez aquella voz antes de desaparecer.

Ulises Campos Vázquez

Preparatoria Regional de Atotonilco

Arte abstracto

El color rojo sobresale en aquel lienzo liso y tenue. Ligeros trazos de izquierda a derecha comienzan a darte forma a aquella obra de arte.
Un par de toques más y estará lista. La navaja cae al piso y la tela de mi manga vuelve a su lugar, tres botones más son la clave para ocultar aquella pieza única… no puedo mostrarlo; los demás no comprenden mi arte.


María Estela Zúñiga Medina
Preparatoria Regional de Amatitán, módulo Arenal

Una dulce ausencia de miradas | Luisa Fernanda Sánchez García. Preparatoria Regional de El Salto.

La despedida

Me dirigí a la habitación de mis padres
mientras ellos dormían, salí del cuarto llorando
y sigilosamente me subí a una silla.



Perla Vanesa Cárdenas González
Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

Asesina angular

Jura que había querido parar; jura que hubiese preferido nunca escuchar sus gritos de agonía y jamás haber sido mirada de esa forma. Jura que no es un monstruo, que nunca quiso arrebatarle la vida,

que prefería desintegrarse a seguir golpeándola.
Pero todos lo sabemos. Aunque fuese tomada, la piedra había asesinado sin piedad a esa mujer.

Andrea Ixchel Baltazar Díaz
Preparatoria de San José del Valle de Tlajomulco de Zúñiga

La vuelta al mundo en 80 segundos

Se les informa que para el próximo salto es obligatorio mantenerse en su asiento y abrochar las bandas de fuerza a su cuerpo, en cinco segundos orbitaremos un nuevo sistema solar —dijo por bocina el sistema inteligente que comandaba la nave.
Después de las indicaciones, la cuenta regresiva se iluminó en la pantalla 5… 4… 3… 2… 1. En menos de un suspiro la nave flotaba en un espacio contaminado.
—Este es uno de los nuevos descubrimientos, sean ustedes bienvenidos al sistema 1-013, aunque la mayoría de estos planetas no hay ni hubo vida presente, en un planeta atmosférico se desarrolló un sistema de vida peculiar, quienes causaron toda esta basura mecánica-espacial.
La nave avanzó entre escombros y piezas metálicas narrando con su voz computarizada el ambiente deprimente que flotaba tras las ventanillas de la nave.
—Un sistema de vida evolutivo, dispuesto a dar todo por conocimiento. Llenos de soberbia y falta de conciencia, hicieron de su mundo un caos. Los gases destrozaron su atmósfera no antes que una guerra de intereses matara a la mayoría de los habitantes. Crearon estados y sistemas decadentes donde se obligaron a sufrir. Se llevaron a su propia extinción.
—¿Cómo se llama el planeta? —pregunté mientras girábamos alrededor de él.
—Ellos lo llamaron Tierra.

Benjamín Álvarez Yépez

Preparatoria 11

Suaves caricias | Sergio Toscano Aceves. Preparatoria Regional de El Salto.

Miró por el ojo de la cerradura

Miró por el ojo de la cerradura en busca de su verdad, en busca de su ser. Y es que hace tanto tiempo que no reflexionaba sobre sí mismo. Su vida no había sido para nada lo que imaginaba. En este último año en especial había dejado de lado sus deseos y metas en la vida por demostrar que era digno y ¿qué había conseguido? Nada más que una miseria que lo perseguía.  Al mirar por el ojo de la cerradura, vio desprenderse sus sueños y sus anhelos, la desgracia lo invadió. Y es que había cambiado tanto. ¿En qué momento había dejado de ser ese chico amable con sed de aprender y se había convertido en lo que estaba enfrente?
Miró por el ojo de la cerradura y vio su ser interior, se vio a sí mismo y decidió empezar a luchar por volver a ser él, por recuperarse.

Érick Michel Chávez Núñez

Preparatoria 19

Traición

Nuevamente estás en la cuerda floja por alguien que busca cualquier pretexto para empujarte.

Fernanda Monserrat García Flores

Preparatoria Regional de Casimiro Castillo

Feelings | Jenifeer Micheel Valez González. Preparatoria Regional de El Salto.

“Tempitsolistli Chikuakoli” (Beso callado)

Y entonces la besé.
La conocí hace un mes. Gracias al producto del intercambio de miradas en el metro. Esa misma sonrisa de sus ojos me dieron el valor para invitarla a una cita.
Al anochecer nos encontrábamos bebiendo y conversando en un bar; una semana después dábamos una caminata por la plaza; dos semanas después conocí a sus padres y el siguiente viernes estábamos solos en mi habitación.
En ese momento el silencio fue cómplice, ya que sus manos recorrían de una manera ansiosa mi espalda y entonces… la besé. Acto seguido: la navaja en mi mano atravesaba
su abdomen mientras de su cuerpo salía un ligero pujido y acto seguido, se repitió la acción seis veces más, mientras yo sumaba otra víctima a mi record.
 

 

Jared de Jesús Flores Segura

Preparatoria Regional de Chapala

El reflejo de la verdad

Los espejos son cristales que reflejan la imagen capturada por el rebote de luz, de ese modo al colocarte frente a uno podrás ver tu reflejo como si fuera otra persona.


Nika Ivanov llevaba tiempo queriendo un espejo para su habitación, pero siempre había pensado que sería una mala idea, ya que sentía que no sólo podía reflejar luz. Ella sentía que un espejo en un cuarto podría ser peligroso. Para ella un espejo podría reflejar algún espíritu o incluso robar el suyo; de cierta manera los espejos le daban algo de terror. A pesar de eso, Nika quiso tomar ese riesgo, de esa manera compró un espejo plano y alargado que reflejaba bien su figura.


El primer día estaba emocionada por su nuevo espejo. Lo colocó frente a su cama al no saber bien dónde colocarlo. Todo iba bien, una, dos y tres semanas pasaron antes de que comenzara un problema para la joven, pues con el tiempo se le comenzó a dificultar dormir. Dormía más tarde de lo normal y a veces no y terminaba rendida en el tren de regreso a casa siendo despertada por un extraño o por el llanto de un bebé.
Mientras más pasaba el tiempo las cosas se ponían más extrañas. La pobre joven sentía una presencia de vez en cuando, incluso llegaba a escuchar su nombre a lo lejos, como si alguien le llamase, a veces pensaba en que se estaba volviendo orate y que tendría que visitar a un especialista, con alguna de esas personas que escuchan los problemas de los demás o con los que medican a los que han perdido un tornillo y corren por los pasillos queriendo cazar dragones como Don Quijote.


Al pasar del tiempo esto no cesaba, al contrario, crecía más y más, de poco en poco. Nika comenzaba a ver de reojo algunas sombras o personas y al voltear no había nadie, y ni hablar de las voces dentro de su cabeza. A veces se encontraba en un lugar público y comenzaba a decir en voz alta que se debía guardar silencio haciendo que la gente rumorara sobre su falta de cordura, pero la verdad es que para ella se estaba volviendo algo inefable de explicar su situación actual. La chica había estado pasando por una circunstancia algo extraña, a veces al despertar sentía que alguien jugaba con su cabello, tomaba una de sus manos o se recostaba a su lado, además ella sentía como si alguien más estuviera en su casa, las cosas a veces se caían de su lugar o se movían de un lugar a otro y en ocasiones se podía escuchar como el bufido del gato venía de otra habitación y al revisar se encontraba el felino solo. Nika llegó a pensar en duendes traviesos queriendo molestarla y otras veces pensaba en fantasmas. Hubo días en los que pensó en llamar a un exorcista. Todo se tornó más extraño un día cuando al despertar y tras estirarse un poco se quedó sentada en la cama con la mirada fija al espejo, en el cual su reflejo (o lo que parecía serlo) le sonreía de una manera extraña. No podía creer lo que estaba viendo, fue una sensación que inundó todo su cuerpo y en cuanto pudo cerró sus ojos un momento y al abrirlos aquel reflejo era normal de nuevo.


Estos sucesos la comenzaban a poner nerviosa y a su vez la inquietaban provocando que no se concretara bien y estuviera atónita la mayor parte del día, ya no estaba rindiendo igual que antes y esto daría a consecuencia problemas en su trabajo y círculo social. Sus amistades ya habían notado que se estaba poniendo en un estado algo grave y algunos de ellos le sugirieron ir a visitar a un psicólogo, pero ella siempre se negaba, incluso su madre, quien recientemente había ido a visitarla, le recomendó ir a un psiquiatra. Ella siempre se negaba o decía que iría después para dejar el tema de lado, cabe destacar que no les mencionó nada de lo que estaba pasando a ninguno de ellos y lo poco que mencionaba realmente no era de mucha ayuda, ya que decía cosas como: «No es nada, tal vez de otro mundo, pero nada que no pueda controlar». «Es como una pesadilla, pero al final las pesadillas terminan». «Quizás mañana me veas luchando con algún molino».


Las noches se sentían largas, sólo se ponía audífonos y reproducía música a un volumen alto para no prestar atención a los sonidos que se producían en la casa, podían ser sonidos ligeros como algún objeto pequeño que se dejó caer o de igual manera un sonido algo aberrante. Nika ya estaba muy paranoica con todo este tema.


Como era de esperarse, la falta de sueño empezaba a obligar al cerebro a desactivar ciertas funciones, Nika cada vez era más impulsiva y lenta en su toma de decisiones, de igual manera dañaba otras partes y causaba pérdida de concentración y un empeoramiento general en la memoria. Esto sólo le generó más problemas, pues el bajo desempeño que daba en el trabajo dio por consecuencia que terminaran despidiéndola. Ahora, sin trabajo, tenía más por qué preocuparse. Se mantenía absorta en quién sabe qué cosa.


A veces deliraba un poco y en ocasiones ella charlaba con su reflejo, sorprendentemente algunas por no decir varias veces, su reflejo le contestaba. Y en uno de esos brotes de locura, Nika vio cómo su reflejo le insinuaba acercarse con cierta seña del dedo, simplemente se levantó de la cama acercándose con pasos lentos pero decididos a ir tras el reflejo, y al estar frente a frente con su propio reflejo, extendió su brazo derecho y lo introdujo de poco en poco en el espejo plano, el cual parecía más una entrada a otra habitación. Primero fue su brazo, su pierna y finalmente entró por completo en aquel espejo. Se adentró a lo desconocido.


Desde aquel día se corren muchos rumores sobre lo que realmente sucedió, algunos dicen que falleció en su casa, otros dicen que termino chiflada y otras historias cuentan que se fue a Europa con un hombre adinerado. Sea cual sea la verdad es un hecho que la pobre señorita Ivanov tenía uno que otro tornillo suelto.

Jazmín Alexandra Castro García

Preparatoria 10

¿Qué ves cuando no eres tu? | María Josefina Ramos Cedillo. Preparatoria Regional de Etzatlán.

Entre la guerra y el cielo

¡Clock! Puede ser piélago. ¡Clock! Puede ser jamaica.
 
Mi corazón encanece a los 16 latidos, kilómetros y kilómetros de pecados.

Parecí prostituirme, agregarle ceros a mi alma y así me cobijara el rey de la tierra en llamas.
Trepo a la superficie al paso de los gritos continuos desplomándose al lago del sufrimiento eterno. Trepo a la superficie a medida de un milímetro de alteración en este sol negro.
Puedo sentir mi espíritu no querer extinguirse. Espera un poco más por este cuerpo perdido, que se encuentra con piedras atadas a los pies, con apuñaladas emocionales en la garganta, viviendo en círculos repetitivos.
Mis dos ventanas afligidas contemplan en sueños que se aproxima un gran trago de jugo de limón, un escenario agrietándose; percibo mi presente con burlas, esclavitud y ausencia de piedad; siento el manoseo de un cielo sollozando.
Silencio. Abrí paulatinamente mis ventanas: esta atmósfera me he familiar, es siete veces menos densa.
Al parecer hay un grano de azúcar en el salero que me guía a fracturar cariños, ejecutar capullos y emerger enfermedades mortales. Juzgo poseer la certidumbre de que mis actos son a ciegas.
Mi habitación parpadea, es lo único que subsiste; sus migajas de incandescencia consideran reconfortarme; sin embargo, obstruyen su luz un segundo y brota de mi espalda púas colosales. Mis pupilas son conquistadas por el rey de los pigmentos, los huesos colapsando y la sangre ansiosa por explorar se exprime por cualquier abertura. Empero desobstruyen su luz provocando escuchar plegarias esquizofrénicas.
Estoy bastante cochambrosa. Cinco mililitros menos de vida: este ambiente es frígido. Unos actos en ignorancia, unas palabras torcidas me incitan a poner plomo en mi cerebro y me pregunto: ¿por qué yo?
Una gota de piélago, una gota de jamaica se unifican resonando como un vidrio menospreciado, siento ser un papel calcinado; consumar en cenizas, pues grandes o pequeñas obras tiene el poder de gobernar dando brotes malignos.
Grito una voz en mi interior. Padre celestial, padre limpio, imploro me duches en fuego, atemoriza esta milla oscura, nútreme de agua siete veces hasta convertirme en una pasa. En gratitud el rastro de piedras en el sendero me hablará de ti y con ellas edificaré mi hogar cálido.
Inmortaliza el amor de los de mi sangre, acicala mi presencia con palomas blancas en tierras bravías.
El sol está a noventa y tres millones de millas de distancia, y no puedo mirarlo, pero me inclino ante su existencia permitiendo me traspase con su rayo transparente, ceñiré con adoración todos los domingos.
Fe, no permitas que la neblina opaque tu rostro, pues esta noche necesito de tu permanencia; pretendo seas mi sostén hacia el altar, pues ahí se encuentra el pan y el vino esperando mi trago y poder resurgir. Los ángeles tocan melodías mientras rocían agua anormal y me cantan oraciones de paz con arpas divinas.
Ruego la permanencia eterna de tres hombres enfrente de esta moneda, que uno gire y proclame que limpiará mi sangre, me exhiba la salida a todos mis juicios.

Frida Fernanda Romero Aguilar

Preparatoria 9

Materia Cómico | Jenifeer Micheel Valdez González. Preparatoria Regional de El Salto.