Los cuarenta hijos que le tejen telarañas
debajo de los ojos,
tienen pensamientos de un negro-gris.
Se asemejan a las hormigas ensangrentadas pegadas en la suela de cansancio
de don Ausencio.
Para las doce del día,
hoy yacían en los párpados del padre con el impulso de abrirles.
Cansados, cerrados a la vida, abiertos a la muerte.
Patricia Guzmán Franco
Preparatoria Tonalá norte