La Condesa de las Playas

El día que llegué aquí, estaba soleado, el tiempo quemaba la piel como lluvia de cohetes. No sabía ni en dónde estaba, pero sí para qué estaba. En aquel tiempo se me hacía fácil; era muy joven. “Aquí se viene a trabajar y todo trabajo es honrado”. A lo mejor solo me andaban manipulando.

Las paredes te estrechaban el cuerpo, incapacitándote los pensamientos hasta que llegabas a la habitación, tornándote el cuerpo de luces en medio de ojos brillosos y lujuriosos. “Aquí se viene a trabajar”, pero yo era una chamaca.

El primero que se animó, se me figuró como un pez, con su olor a río sucio, el agua de su sudor y sus ojos viscos de pasión. Fue su acercamiento lo que hizo que los demás cayeran en cuenta de que ese era un festín; y que yo era la entrada. Esas habitaciones eran las playas saladas de Acapulco, llenas de lágrimas de inocencia arrebatada.

Aquí me quedé; me zambullí en esas aguas, me convertí en sirena, atraigo hombres con mi voz; pero no me buscan a mí, quieren a las perlas que traigo conmigo para saciar su precoz apetito.

Brisa Abril Sosa Ortega
Preparatoria 8

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Valentina Limón Rizo
Preparatoria 8