Siempre me he sentido solo,
desde que el tiempo me permitió entender.
No sé si es elección o condena,
si me gusta o solo me he rendido.
La soledad no es un susurro,
es un grito que nadie responde,
una sombra que se adhiere a la piel,
como un veneno que no mata, pero tampoco deja vivir.
Estar solo te hace cosas.
Te rompe en lugares donde nadie mira,
te carcome lento,
como el óxido devorando el metal,
como la lluvia helada en un cuerpo sin abrigo.
Me siento mierda,
amargado y enojado con el mundo,
con los rostros ajenos que no me ven,
con los recuerdos que no me dejan ir.
Y simplemente sigo.
No porque quiera,
sino porque el vacío me sostiene,
como una cuerda atada al cuello
que no aprieta lo suficiente.
Joel Anguiano Tinajero
Preparatoria 8

Tania Odalys Alondra Noriega Ramos
Módulo San Agustín de la Preparatoria Regional de Tlajomulco de Zúñiga