¿Te ha pasado que cuando piensas en la muerte, no sabes qué debes pensar?
A mí me pasa, cada vez que pienso en la muerte, no sé qué es lo que debo creer, mi mente se limita a las cosas que todos dicen, aquellas costumbres que se han heredado. Vine aquí en busca de una respuesta, una que tal vez también estás buscando tú. Quiero compartir mi experiencia con el mundo, quiero que las personas puedan escapar al menos un minuto para poder escucharme. Debo decir algo importante.
Para que puedas entender esta historia, lo primero que necesitas saber es la razón por la que se está contando, es decir; ¿Cuál es la manera correcta de abandonar tu mundo? Debes, también, saber por qué quieres entenderlo, yo vine aquí para expresar todo lo que siento, para desahogarme y también para poder dar un consejo, pero… ¿A qué has venido tú? Debes analizar muy bien la pregunta, te debes devanar los sesos, tienes que creer que quieres hacerlo y convencerte de que lo harás.
La mayoría de los que vengan en busca de esta historia quizá sea para tener más ideas sobre cómo terminar con su vida y, debo decirte, que estás en el lugar correcto; siéntate, ponte cómodo, prepara algo de comer y busca un lugar tranquilo para analizar. A mí me gustan los árboles, no hay nada como recostarse bajo su sombra a leer o simplemente a relajarse, pero lo importante ahora es que te sientas feliz; piensa en tu lugar favorito y quédate ahí a disfrutar el relato.
También querrás saber quién soy yo y porqué quiero ayudarte, ¿no? Tienes razón, fui algo descortés, debo presentarme. Voy a tratar de no ser tan abyecta; soy aquello que proviene de tu imaginación y de la imaginación de otras personas. También existo en las profundidades, en la oscuridad, en el vacío y, a veces, también en el infierno. Puedes llamarme Flaca. Me encomendaron un trabajo, uno del que ya no puedo escapar y, no porque me obliguen, sino porque lo amo. Me dedico a pasear el alma de aquellos que abandonan la vida, les doy un último recorrido antes de llegar al exilio y trato de que se sientan bien para seguir avanzando. Quiero ayudarte no sólo a ti, también quiero ayudarme a mí; ni yo me conozco, quiero saber quién soy, y cuál es mi verdadero propósito. Me gustaría entenderme y así, cuando descubra quién soy, tal vez pueda decírtelo, podría enseñarte lo que es la muerte de verdad y no lo que te han dicho. Quiero que entiendas lo que hago, no por mitos, sino por hechos.
Hoy estoy en la cúspide de mi sabiduría. El tiempo y el destino se han asegurado de dármela, estoy eternamente agradecida por ello; también por eso estoy aquí, no quise ser egoísta con los regalos que me han brindado y los quiero compartir con todos los que puedan escucharme.
Creo que ahora sí, ha quedado un poco más claro el objetivo de este intermedio en el juego de la vida. Entonces, puedo comenzar a relatar la cuestión por la que hemos venido.
Tal vez no es algo tan relevante, pero es importante que lo tomes siempre en cuenta; todos mueren, algunos más rápido que otros, unos de manera lenta, otros por enfermedades crónicas y degenerativas; habrá quien muera por una tontería como sobredosis o conducir en estado de ebriedad. Nadie sabe cómo ni cuándo morirá, tal vez la causa de muerte sea desconocida y dirán: “fue cosa del destino”.
Al principio no entenderás nada, pero irás aprendiendo. Sí, algunas veces caes al piso, pero lo importante es saber cómo levantarse y cuándo superarlo (a esto le llamamos tiempo). Si todos siguieran los consejos que les brindan grandes sabios, podrían tener una mejor calidad de vida, pero se niegan a dejarlos entrar. Es algo que detesto de la raza humana, no sabe apreciar lo que le brindan, es demasiado terca, sólo sabe consentirse a sí misma, sabe sacrificar animales inocentes para comer, los bosques para «vivir» y a otros humanos por algo que le hace bien sólo a uno (a quien sacrifica a los demás), no sabe compartir, y lo peor: ¡NO SABE VIVIR!
Habíamos dicho que ésta historia es para saber cómo terminar con tu vida, pero primero debes saber cómo vivirla. Una buena vida según muchos de tus expertos es una en la que se hayan realizado todos los sueños que se querían tener en la misma, claro que es importante, pero para vivir de verdad se necesita mucho más que eso, no sólo debes ser feliz, algunas veces te sentirás derrotado o triste, es parte también de la vida; no siempre podrás tener lo que deseas, ni ser feliz, pero siempre tendrás vida. Para saber cómo terminar con tu vida, no sólo te tienes que lanzar de un edificio o jalar un gatillo, también debes tomar en cuenta si de verdad vale la pena, si no hay otra salida. Yo creo que siempre hay otra salida, por ejemplo, en una casa; si las puertas están cerradas quizá una ventana no, pero si también están cerradas, existirá un balcón y sábanas o tal vez una escalera, probablemente la casa este hecha de tejas que puedas romper, podrías cavar un túnel debajo, saltar, o sólo esconderte y esperar a que lo malo se haya ido, siempre es mejor escapar, pero hay que buscar la opción más segura…
Antes mencioné algo sobre morir algún día, ahora sabrás por qué: aceptar y resignarse a la muerte ¡es el primer paso para ¡vivir! Digo esto porque he escuchado decir a muchos humanos que tienen miedo de morir, de no saber qué pasará después de cerrar los ojos para siempre. Tienen muchas teorías que se basan en el tema; desde un cielo y un infierno, que el alma vaga por el mundo, que jamás despertarás, o hasta la reencarnación. Entonces, debes saber que no necesitas pensar en ninguna de éstas cosas, sólo se necesita interpretar, creer y aceptar; quiero decir, aunque lo supieran, no podrían hacer nada para evitarlo, el destino y el tiempo no se equivocan. Tampoco yo.
¡Listo!, ya te puedo hablar de cómo quitarte la vida: pensando principalmente en el suicidio (la única manera de muerte que puede decidirse y la única forma de vida a la que se le puede regalar más tiempo). Debes reconocer todo lo que has vivido y decidir si has hecho lo que te hubiera gustado hacer. Piensa si ha valido la pena, de lo contrario, no estás listo para irte, necesitas más tiempo para hacer lo que desees y, la mejor parte, puedes decidir si quieres hacerlo. Ahora, si quieres una segunda opinión, una en la que no tengas que decidir y sólo debas seguir órdenes: no lo hagas, disfruta la vida, haz lo que quieras con ella; finalmente, es tu vida y, de cualquier modo, vas a morir, no vale la pena morir sufriendo, esa es la peor manera.
Tal vez otra persona vino a buscar una solución diferente a la del suicidio, quizá hay alguien que vino en busca de consuelo por una pérdida importante o habrá quién sólo busque entretenimiento, pero igual creo tener una respuesta para ustedes: La mejor manera de morir es haber vivido en serio, con caídas y grandes triunfos, con sueños cumplidos, con un alto concepto de identidad propia, viajes importantes, gracia, haber tenido lo que siempre se quiso, encontrado soluciones y haber sido perdonados, pero también haber conseguido una gran sabiduría para perdonar, lo más importante, con un abrazo de aceptación y bienvenida a la muerte. La única manera de abandonar la vida es muriendo, pero si no conoces la vida, nunca sabrás lo que es la muerte.
Aún no he encontrado al cien por ciento lo que vine a buscar, pero creo que estoy un paso adelante, y espero que también tú. No sé muy bien quién soy ni quién fui, pero creo saber qué es lo que quiero ser; seré una consejera y amiga, un alma libre y atenta, también un guía y una nueva pensadora… quizá no sea suficiente lo que estoy ofreciendo, pero, estoy aquí y no voy a rendirme antes de encontrar lo que vine a buscar.
Y tú… ¿ya sabes quién es la muerte?
Juliana Belén Villafaña Silva
Preparatoria 9